Capítulo 1

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POV Alondra 

Un día nuevo, pero comenzando con el pie izquierdo. ¿Y a qué se debe esto? Simplemente a que soñé una vez más con aquella pelea. Ya han pasado 2 años desde aquel día, aquel día en el que en cada sueño hay una Alondra diciendo tantas cosas que en ese momento no me atreví a decir.

Pero empecemos un poco más calmados. Permítanme presentarme. Soy Alondra. En su momento fui una de las streamers más reconocidas de Latinoamérica en la plataforma Twitch, donde me dedicaba a hacer directos semanales junto a mis amigos Alex y Rai. Estábamos viviendo un sueño literal, tenía todo lo que siempre había soñado, todo por lo que había luchado durante muchos años. Fue mi razón de ser durante muchísimo tiempo. Vivía en una burbuja donde tenía todo tan bien planificado y construido. Claro que hubo momentos difíciles. Una de las reglas de la fama es que trae consigo mucha gente que quiere verte en lo más bajo. Pero todo esto lo podía sobrellevar porque la tenía a ella a mi lado... bueno, sí la tenía.

Rai era mi soporte ante toda la mierda que trajo consigo la fama. Sabía calmarme y, sobre todo, entenderme. Al final del día, siempre éramos ella y yo. Hasta aquel día. Aquella maldita pelea. Aquella pelea que creí que podría tener solución. Hasta el día de hoy tengo un sabor amargo en la boca, un sabor que creo que nunca se irá. Las únicas personas que sabe lo que ocurrió al cien por ciento  aquel día somos ella y yo. Ni siquiera fui capaz de contarle sobre esto a otros amigos y hasta el día de hoy no puedo hablar totalmente de todo lo ocurrido en terapia, ya que a veces se van desbloqueando nuevos recuerdos acerca de ese día.

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Suena mi despertador, indicando que ya es hora de empezar a alistarme; de lo contrario, no llegaré a mi primera clase de la mañana. Estoy cursando mi sexto semestre de Psicología. Desde mi ruptura con Rai, he dejado completamente atrás el tema de los streams. Ya no encontraba sentido en seguir haciéndolo y tampoco tenía la energía necesaria, algo que mi público notaba. Era desgarrador tener que inventar la misma mentira una y otra vez: "Sí, chat, con Rai está todo bien. Decidimos tomar un tiempo separadas por motivos personales, cada una quiere evolucionar de forma diferente, y es mejor para el contenido".

No podía seguir mintiendo así y el chat también lo percibía. Mis energías no eran las mismas. Después de tres meses haciendo directos completamente sola, un día decidí simplemente no encender la cámara. No expliqué por qué a mi comunidad, simplemente desaparecí de las redes. Después de eso, vinieron los peores meses de mi vida. No salía de la "choza", el lugar desde donde transmitía. Empecé a tener hábitos muy malos de alimentación y descuido emocional. Me sentía atrapada en un ciclo de autodestrucción del cual no sabía cómo salir.

Mi familia, especialmente mi primo Yetzie, se convirtió en mi salvavidas. Al verme en ese estado, él no se separó de mi lado. Venía a verme todos los días y poco a poco me convenció de comenzar mi proceso terapéutico. Fue durante esas sesiones que me diagnosticaron Trastorno Obsesivo Compulsivo. La terapia, aunque lenta, me brindó herramientas para manejar mis pensamientos intrusivos y mis bajones emocionales.

Gracias a esta experiencia, también me di cuenta de mi vocación por la Psicología. Necesitaba encontrar una nueva razón para existir, algo más significativo que los streams. Si bien la fama había sido un sueño cumplido, también fue una cárcel emocional. 

¿Aún existe un nosotras?- RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora