POV Rai
Las luces cálidas del restaurante creaban un ambiente acogedor mientras me encontraba sentada frente a los padres de mi novia. Ellos conversaban animadamente sobre temas triviales y, aunque sonreía y asentía en los momentos adecuados, mi mente estaba a kilómetros de distancia. Seguía estacionada en aquel centro comercial, tratando de negar una y otra vez que tal vez no fue ella a quien vi, que probablemente me confundí, pero sabía que no era así.
—Rai, cuéntanos, ¿Qué tal te va en la academia de baile? —me preguntó directamente mi suegro, con una sonrisa en el rostro.
—Muy bien, la verdad. En unos días tenemos una presentación muy importante —traté de responder lo más natural posible, fingiendo en ese momento.
Siento la mano de mi novia apoyarse sobre la mía, dándome un ligero apretón cálido.
—Lo harás increíble, amor, y yo estaré ahí para apoyarte —dijo mientras me lanzaba una mirada cargada de amor. Le respondí al gesto con una sonrisa.
Los platos comenzaron a llegar a la mesa y la charla continuó de manera más tranquila, pero de pronto, algo en la esquina de mi ojo me llamó la atención. Era una figura, una silueta conocida que se movía entre las mesas del restaurante. Mi corazón se detuvo por un momento, y por un segundo, creí que era ella de nuevo. Alondra.
Parpadeé y aparté la mirada, intentando sacudir esa imagen de mi mente. No podía ser, me repetí a mí misma.
—¿Estás bien, cariño? —me preguntó Alicia, mi novia, notando mi repentina inquietud.
—Sí, solo un poco cansada —respondí, esforzándome por mantener la compostura.
—¿Te parece si te quedas hoy conmigo en casa? Sé que tu entrenamiento ha sido muy duro estos días —dijo, y en su mirada pude notar la preocupación por mí.
Pero, nuevamente, aparece esa figura al fondo. Estaba por pararme cuando la chica voltea, y me doy cuenta de que no es ella, no es Alondra. Siento que el mundo se derrumba una vez más, y la vergüenza se apodera de mí.
—¿Amor, segura que te encuentras bien? —pregunta nuevamente, y ahora siento la mirada fija de mis suegros sobre mí.
—Sí, disculpen, por favor. Solo que el cansancio me tiene un poco desorientada —respondo rápidamente.
—Te entiendo totalmente. Nosotros también tuvimos un día pesado en el trabajo. ¿Les parece si vamos pidiendo la cuenta? —dice mi suegra de forma cálida y, a la vez, con un toque de preocupación en su voz.
Mientras mi suegra pedía la cuenta, intenté concentrarme en la conversación que seguía alrededor de la mesa, pero mi mente no dejaba de divagar. Me preguntaba qué habría pasado si esa figura hubiese sido realmente Alondra. ¿Qué habría hecho? ¿Qué habría dicho?
La cuenta llegó y mis suegros se ofrecieron a pagarla, mientras yo intentaba mantener una sonrisa en el rostro, aunque por dentro sentía que todo se desmoronaba. Nos levantamos de la mesa despidiéndonos de los padres de Alicia y, mientras nos dirigíamos hacia la salida, sentí una extraña sensación de alivio por dejar el restaurante, como si necesitara escapar de ese lugar que, de repente, se había vuelto tan pesado.
Estábamos afuera del restaurante tomadas de la mano, caminado hacia el auto de Alicia.
—Cariño, si estás tan agotada, no tienes que ir mañana a la práctica. Podemos quedarnos en casa y descansar —me sugirió, con una ternura que me hizo sentir aún peor por estar tan distante.
—No te preocupes, amor, estaré bien —respondí, intentando sonar convincente.
Llegamos a donde se encontraba estacionado el auto, y mientras ella buscaba las llaves en su bolso, mis ojos se detuvieron en una figura al otro lado del lugar. El cabello, la postura, incluso la forma en que sostenía el teléfono... todo en ella me recordaba a Alondra. Sentí cómo el pánico se apoderaba de mí, el mismo pánico que me había golpeado antes en el restaurante y hace unas horas en el centro comercial.
Sin pensarlo, empecé a caminar hacia esa persona, cada paso más rápido que el anterior. Mi corazón latía descontroladamente, casi seguro de que esta vez no era una ilusión, de que realmente era ella "Alondra...", susurro, esperando que ella se gire, que me mire a los ojos, que me diga que todo lo que he vivido en los últimos dos años fue solo una pesadilla. Pero cuando la mujer se dio la vuelta y nuestras miradas se cruzaron, la realidad me golpeó nuevamente: no era Alondra, solo otra desconocida que se parecía lo suficiente para atormentarme.
Me detuve en seco, sintiendo cómo la vergüenza y la frustración me invadían. Murmuré una disculpa y regresé. No podía seguir así, no con esta constante incertidumbre que me estaba destrozando por dentro.
Volví sobre mis pasos hacia mi novia, quien me observaba con una mezcla de preocupación y confusión.
—Amor, lo siento mucho, pero creo que necesito estar sola esta noche —le dije, tratando de controlar mi voz mientras la emoción amenazaba con desbordarse—. Estoy sobrepasada por todo el estrés del entrenamiento y no quiero que eso te afecte. Necesito irme a casa.
Ella me miró, visiblemente preocupada, pero asintió, entendiendo mi necesidad de espacio.
—Lo entiendo amor. Solo, ¿Quién era esa mujer? ¿La conoces de algún lugar? — pregunto extrañada y tenia todas las razones para estarlo
—Nadie amor, solo creía que era una vieja amiga y resulto no serlo— mi voz se iba entrecortado cada vez mas necesitaba salir de ahí
Su preocupación era evidente y se notaba que no me creía del todo, pero no insistió más. Le di un beso rápido en los labios y caminé hacia mi auto, sintiendo cómo el peso de todo lo ocurrido en el día caía sobre mí.
Encendí el motor y comencé a conducir hacia casa, tratando de ordenar mis pensamientos. Las luces de la ciudad pasaban borrosas mientras mi mente giraba en torno a esa imagen, a la posibilidad de volverla a ver y, sobre todo una cosa esta clara: Alondra sigue aquí, en mi mente, como una sombra que no puedo ni quiero disipar.
Y hasta aquí el capítulo de hoy. La verdad es que estos últimos días estuve sin inspiración para escribir, hasta que volví a escuchar la canción de Joji, "Glimpse of Us", y todo empezó a fluir a la hora de escribir. Espero que les haya gustado el capitulo.
-Besos a todos en el lugar que lo prefieran 😘. Nos vemos la próxima semana con un nuevo capítulo.-
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¿Aún existe un nosotras?- Railo
RomanceCuenta una antigua leyenda japonesa que todos estamos conectados a nuestra alma gemela mediante un hilo rojo invisible. Este hilo, atado alrededor de nuestros meñiques, se estira y se enreda, pero nunca se rompe, sin importar el tiempo, la distancia...