Nada está bajo control cuando los secretos comienzan a pesar, las verdades buscan la salida y la desconfianza apodera mentes. El pequeño pueblo de Inglaterra jamás debió apoderarse de esos cinco chicos ¿inocentes?
O te quemas vivo o nunca exististe...
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Until the end
Me encuentro con Spencer dentro del coche que habíamos robado hace un par de días. Dejamos la cabaña atrás cuando vimos que Len había dejado una nota que decía que se iba a ir a la ciudad de vuelta, se iba a arriesgar a hacerlo solo, pero tenía que conseguir algo para ayudarnos y que nadie más muera.
Y ahora llovía, es de noche, todo oscuro. Spencer había podido manejar hasta sacar el coche y estacionarnos en la carretera. Por ahora nos quedamos esperando que la lluvia se detuviera. Aseguramos el coche y los cuchillos reposaban en el asiento trasero.
—¿Crees que es extraño que Len se haya ido?
Pregunto. No estaba mejor, solo que al menos podía hablar y no llorar. La muerte de Sarah duele mucho, pero ahora lo que siento es mucho odio y quiero acabar con el asesino.
—No, más bien es estúpido de su parte irse solo.
—Lo sé. Igual espero que consiga algo de ayuda o la salida.
Gira la cabeza y nos vemos. Sus ojos me mantienen tranquila. Se me cruza el pensamiento de perderlo a él también y mi vista se vuelve borrosa. Frunce el ceño.
—¿Qué pasa?
—No quiero perderte—lloro—. Él está acabando con cada uno de nosotros.
Me sostiene las manos.
—No voy a permitir que nos separe, Evie. Haremos esto juntos, solo los dos. Hasta el final.
—¿Hasta que la muerte nos separe?
—Hasta el final.
Nos acercamos al mismo tiempo para besarnos. Un beso intenso, un beso que sabe que esto podría ser nuestro final y no desperdiciaremos ni un segundo juntos.
La lluvia sigue cayendo y eso vuelve el momento intenso. Me guia hasta sentarme en sus piernas, atrapo su rostro con mis manos y sigo besándolo. Muerde mis labios, los chupa, dejo pasar nuestras lenguas para que se acaricien. Sus manos viajaban por mis caderas hasta apretar mi trasero y empujarme más cerca de él sintiendo su erección, gimo ante el contacto.
Abandono su boca para besar su cuello y aprieta con fuerza mis caderas. Me quita de un tirón la camiseta y el brasier. Me apoya contra el timón para que tenga una mayor vista de mis pechos, acerca su boca lamiendo el pezón y me froto contra él. Sigue comiéndome a la vez que me desabrocha el pantalón y mete sus dedos para acariciar mi punto débil.
Un buen rato sigue, pero ya no aguantamos más. Se baja el pantalón hasta las pantorrillas y yo me los saco por completo. Me siento encima y él entra despacio en mí, me muevo acostumbrándome y se siente delicioso. Vuelve a besarme hasta que me agarra de la caderas embistiendo una y otra vez. Gemimos sin parar. Me marca el cuello y salto sintiendo esa ola de excitación en mi vientre.
Nos estremecemos juntos al sentir el orgasmo llegar y me acuesto encima de él. Me envuelve el cuerpo desnudo con sus brazos.
—Te amo tanto, Evie. Te prometo que no voy a dejar que nada te pase.
Me besa la cabeza.
—Te amo, Spencer. Eres lo único hermoso en mi vida.
—Mírame.
Levanto un poco la cabeza para ver sus ojitos azules que tanto amo ver.
—Vamos a salir de esta y quiero que te cases conmigo, Evie.
—¿Qué?
—No me importa nada. Solo quiero disfrutar cada milisegundo contigo, siendo mi esposa.
Comienzo a llorar de felicidad. No lo puedo creer.
—¡Acepto!—chillo.
Lo beso de nuevo. Me alejo y mantiene su hermosa sonrisa en la cara. Me encanta tanto este hombre.
El momento se rompe al escuchar ese sonido de mierda. Vemos el mensaje juntos y nos miramos con miedo.
Número desconocido: ¿Entonces hasta que la muerte los separe? Osea yo.