Nada está bajo control cuando los secretos comienzan a pesar, las verdades buscan la salida y la desconfianza apodera mentes. El pequeño pueblo de Inglaterra jamás debió apoderarse de esos cinco chicos ¿inocentes?
O te quemas vivo o nunca exististe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
I'll be a good girl in hell
Estoy cansada de huir, de que el asesino se haya salido con la suya, pero esta vez yo voy a ser su infierno. Así me cueste la vida, no tengo nada que perder, perdí todo. Pero lucharé con todo mi ser.
Le escribo de nuevo.
Yo: No voy a correr más, es hora de que tú y yo nos encontremos, cara a cara.
Contesta al instante.
Número desconocido: Bien. Tú y yo sabemos que esto terminará en sangre.
Yo: Te veo en la cabaña.
Se lo cuento a Len y caminamos a paso lento hacia allí de regreso.
—¿Estás segura?
—Si, esto se debe acabar.
—Podemos morir.
Me detengo.
—Mira Len, si no estás dispuesto a luchar hasta el final puedes irte.
—No te voy a dejar sola.
—Entonces continuemos.
Seguimos el camino y por fin entramos a esa cabaña. Voy detrás de Len y llegamos hasta la sala. Él prende la luz. Aprovecho en sacar de mi espalda la pistola camuflada que tengo y apunto a la cabeza Len, se voltea y retrocede con el ceño fruncido, confundido.
—¿Qué haces?
Pregunta y no puedo creer que siga inocente.
—Dime la verdad, Len.
—¿Qué hablas?
—No soy idiota. Sé que eres el segundo secuaz del asesino.
Lo descubrí cuando entramos por primera vez a esta misma cabaña y dijo que no encontró nada en el pueblo, pero me fijé que tenía la misma pistola que tengo yo ahora escondida en una mochila que trajo. Me mintió y lo descubrí.
Planeé todo y me llevé su arma, escribí al asesino y cuando me respondió al instante me di cuenta que Len es su secuaz, su informante o lo que sea.
—Nunca confiaste en mí, ¿verdad?
—Deja tu papel de inocente atrás, lo sé todo.
—Bien—alza las manos—. ¿Me vas a matar? Porque esto no le va a gustar.
—Aún no—respondo—. Cuéntame todo.
Se ríe—. No puedo hacer eso, a mí no me corresponde.
—Tan leal. ¿Qué te prometió? Es claro que solo sigues órdenes porque nosotros nunca tuvimos nada que ver contigo.
—Oh, esto va a ser divertido.
Mira detrás mío y volteo para encontrarme al asesino, entra a la sala con pasos lentos. Sigue tapado por lo que no veo quien es.