1 | Marvel: Sr. Presidente

Capítulo 118:Defender la Libertad

"¿Qué te parece ahora?" Logan llegó, con la ropa y el cabello pintados con sangre de varios colores. Había estado recorriendo muchas facciones y matando a los esclavizadores sin piedad.

*WOOSH* Héctor tiró de la silla con telequinesis y tomó asiento, "Hmm . . . No lo sé, Logan, Yondu. El Imperio Kree es muy fuerte. Quizás tenga que formar alianzas. Tal vez pueda ir y hablar con el Emperador Skrull. De todos modos están perdiendo la pelea con los Kree. O tal vez vayan a Asgard. Siento que no me negarán la bienvenida, pero es dudoso que me apoyen en la guerra. Se uniría a mí sólo porque es una pelea".

"Aparte de esto, no se me ocurre nada más. Necesitamos números, soldados, pilotos. Puedo reunirme en torno a una gran armada de buques de guerra, pero ¿Cómo les doy personal? Incluso si los Devastadores aceptaran unirse, eso no sería posible por lo insuficiente".

Héctor intentó pensar en todas las facciones del espacio. El Imperio Nova no se unirá a él ya que estaban en medio de conversaciones de paz con los Kree. Sin embargo, había un puñado de seres poderosos con los que podía contar en la Tierra. Jean tenía el poder de la Fuerza Fénix y podía destruir todo el Imperio Kree, pero hacerlo probablemente le pasaría factura y la convertiría en un Fénix Oscuro. Sin mencionar que lo más probable es que el Imperio Kree tenga sus propios súper soldados, seres parecidos a mutantes y hechiceros.

~Tendré que prolongar esta guerra con los Kree hasta que se formen los Vengadores. Para entonces, Thor podrá reunir más Asgardianos y yo seré más fuerte.~ pensó en silencio.

Hubo silencio entre ellos mientras todos intercambiaban ideas para desarrollar un plan.

"¡N-NOSOTROS LO HAREMOS! . . . ¡Nos convertiremos en sus soldados!"

De la nada, un moraniano se adelantó. Era un hombre que no parecía tan pobre. "Te vi . . . mientras aplastabas la cabeza de ese animal. Gritaste que nos habías comprado la libertad. Pero no está completamente aquí. Los Kree nos traicionaron; trataron de esclavizarnos; mientras cualquiera de los lados viva, pelearemos".

"Sí, ¿Cómo podemos mirarnos a los ojos y enfrentar a los que murieron en el más allá si no luchamos?" Entonces, habló una mujer moraniana. Ella era una ex esclava reproductora que sostenía a dos bebés en sus brazos.

Kul también respondió: "Esto es lo que piensan todos los moranos, señor presidente. Yo, todos nosotros, vi cómo usted nos defendió, incluso negó su propio sindicato. Usted no es como los demás . . . no sabemos quién es, de qué mundo eres o por qué estás haciendo esto, pero yo". Se arrodilló sobre una rodilla y saludó con el puño derecho en la mitad del estómago. "Siempre estaré en deuda con usted. Usted me prometió venganza y me la dio. Ahora lo sigo, señor presidente". 

Los moranianos que estaban allí, unos miles, se arrodillaron uno por uno. Héctor corrió frenéticamente hacia un niño pequeño que iba a arrodillarse y lo ayudó a levantarse. Lo tomó en su brazo y miró a su alrededor a los ojos que lo miraban con esperanza y reverencia como si fuera un faro de luz que los guiara.

Gritó: "¡NO TE ARRODILLAS! ¡NUNCA TE ARRODILLAS! No soy tu Rey ni tu Subyugador. Arrodillarse es entregarte a ti mismo, a tu libre albedrío, y lo desprecio. Así que levántate y escúchame, por favor". 

Kul se levantó al ver la seriedad en los ojos de Héctor. Siguiéndolo, el resto hizo lo mismo. Entonces Héctor continuó: "Soy simplemente un hombre sencillo, un don nadie en este vasto cosmos. Sólo un pequeño ser humano de un planeta muy lejano. Vine a este planeta como parte del trabajo, pero decidí tomarlo como un asunto personal". 

"¿Por qué? Eso se debe a que, para mí, la libertad y la justicia son más importantes que el dinero y el poder. Pero los Kree representan exactamente lo contrario de lo que yo creo. Creen en la destrucción, la esclavitud y la explotación. Por lo tanto, son tanto mis enemigos como los tuyos".