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Julián se levantó medio mareado de su asiento en el avión para dirigirse al baño. Quería lavarse los dientes después de una siesta larga, ya estaban prontos a llegar a Francia para los Juegos Olímpicos.

Caminando por el pasillo, no pasó de largo el hecho de que Enzo —tres asientos más atrás que él— se veia muy despierto. Julián se preguntó si el menor había dormido algo en estos días porque las ojeras que tenía demostraban lo contrario. No le iba a preguntar, seguía enojado, así que ignoró sus pensamientos alejando la mirada de él y siguió su camino.

El celular no le paraba de vibrar y sus ganas de apagarlo para siempre se incrementaban. Sabía que era Emilia, antes de dormirse le había comunicado el arreglo con el representante y sospechaba que su novia no iba a estar para nada de acuerdo. Envidiaba un poco a Enzo que, si bien tenía hijos, su relación con su mujer era distante y no se daban ningún tipo de explicaciones, cada quien vivía su vida.

Una vez dentro del baño dejó que el celular sonase y comenzó a hacer lo que tenía que hacer sin prestar atención. Al salir vio que las azafatas les pedían que regresen a sus asientos para aterrizar.

El castaño iba a su lugar pero sintió una mano tirándolo del brazo, causando que se siente en un lugar libre. Obvio que había sido Enzo, el menor lo miraba expectante a su lado.

– ¿Qué?

Juli, me dijeron que te cuente que ahora cuando bajemos van a haber cámaras, más con el quilombo que se armó. – Julián asiente sin cambiar su cara malhumorada.

Si, ¿y?

Nada, que me dijo el representante que estemos juntos y eso... Ya sabés. No sé, podemos abrazarnos o algo así.

Enzo espera una respuesta pero Julián simplemente asiente, se levanta del asiento y se va al que estaba originalmente. No tenía ganas de saber nada con el tema y le molestaba mucho que Enzo se vea tan dispuesto a hacerlo. Claro, había un pequeño detalle, él no sentía cosas por Julián, era una boludez para su amigo actuar esas escenas de afecto frente a miles de personas.

Aunque el castaño estaba enojado y frustrado por toda la situación, tenía sentimientos encontrados ya que sabía que Enzo estaba mal por todo el revuelo que se había armado, además de que le parecía injusto que su amigo cargue con toda la culpa. No pensaba empeorar las cosas así que iba a cumplir con lo hablado, muy a su pesar.

Una vez que bajan del avión y llegan a una parte del aeropuerto lleno de cámaras y reporteros, el castaño busca a Enzo con la mirada para acercarse a él disimuladamente. De todas formas, la gente sabe que ellos dos siempre están juntos así que no sería raro para nadie.

Observa que el morocho todavía no había avanzado mucho ya que todos los periodistas lo estaban rodeando, intentando sacar una conversación. Julián siente bronca al ver lo inhibido que se veía Enzo y como la gente a su alrededor no tenía la intención de dejarlo en paz.

En una acción impulsiva, Julián ingresa a la ronda que rodea a su amigo para agarrarlo de la mano y sacarlo de allí. Siente los flashes en su cara y escucha las diversas preguntas que comienzan a hacerle a él, sin desaprovechar un segundo. Sin embargo, el mayor simplemente camina hacia adelante llevándose a todos por encima y sin reparar en nadie, mientras tira de la mano de Enzo.

Entran en la zona donde el micro los esperaba, seguía habiendo gente pero estaban detrás de unas vallas sin poder acercarse a los jugadores.

Julián suelta a Enzo y se queda quieto mirando hacia el micro, esperando que lo abran y puedan subirse todos. El menor observa su mano, le picaba. Siente la necesidad de hablarle a Julián para distraerse con algo, no podía parar de mover su pierna por los nervios de la situación. Le da la sensación de que cualquier comentario iba a ser rechazado por su amigo considerando su forma cortante de tratarlo. Sin embargo, no pudiendo contener su ansiedad, decide acercarse más al costado del mayor para sentir su compañía. Logra tener su atención al escuchar a Julián hablarle:

consecuencias ; julienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora