Sueños

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Colin caminaba impaciente por su habitación, habían quedado en verse ese mismo día para conversar de lo que había pasado, pero aún no había rastros de ella. Volvió a mirar su teléfono, no había ni un solo mensaje.

- Maldición Pen... -susurró con molestia tomando asiento en su sofá, sin embargo, apenas lo había hecho golpearon su puerta - Hola -dijo fingiendo, sin mucho éxito, desinterés ante la recién llegada.

- Hola -respondió la mujer- lamento la demora.

- No hay problema, acabo de levantarme -mintió.

- Colin... - comenzó a decir la pelirroja, pero el hombre no parecía escuchar, estaba completamente embelesado en la forma como se movían sus labios al hablar... ¿cómo no había notado antes lo deseables que eran? - ¿Colin? ¿Me estás escuchando?

- E-eh, no realmente... aún tengo una resaca enorme -se disculpó.

- Entonces ¿por qué tenías tanta urgencia de hablar? -preguntó la pelirroja inocentemente. Colin la observó por un momento, su cabello suelto, mojado y ondulado caía libremente por su espalda, traía un vestido rosa con botones hasta la rodilla y por su mente solo pasaron las ideas más locas de cómo desabotonarlo rápidamente.

- Pensé que... era necesario que habláramos de lo que pasó ayer... - dijo acercándose a ella. Penélope retrocedió instintivamente quedando apresada entre Colin y la puerta.

- Colin... -susurró débilmente. Como le gustaba cuando susurraba su nombre de esa manera.

- O mejor dicho... que termináramos lo que habíamos comenzado -agregó, acariciando el rostro de la joven- ¿no te parece?

- Es en lo único que he pensado... -se sinceró la pelirroja. Colin parecía hipnotizado por sus labios.

- En lo único que he pensado es en tus labios - susurró, tocándolos suavemente con la yema de sus dedos- en tu cuerpo -agregó- en volver a besarte y...

Nuevamente de forma sincronizada ambos acortaron la distancia y comenzaron a besarse, Colin no perdió tiempo y la acercó más a su cuerpo. Penelope jugueteaba y acariciaba su cabello.

- Colin -logró susurrar la pelirroja cuando el Bridgerton dejó su boca para descender por su cuello- oh, Colin...

- Me encanta tu aroma -dijo Colin, besando con pasión su cuello y tratando de impregnarse de ese delicioso aroma, mientras una mano acariciaba su espalda y con la otra uno de sus senos. Maravillado descubrió que no lograba atraparlo todo en sus manos, tiró uno de los botones y el escote se hizo más profundo, no perdió tiempo y comenzó a besarlo- me encantas... Pen.

Pen...

Penelope...

Y luego el sonido de una ¿cafetera? comenzó a escucharse más fuerte que sus palabras y los gemidos de ella.

Sin duda el golpe de la caída lo hizo despertar de una vez. Por culpa de Gregory, Colin había dormido en el sofá, mismo sofá donde horas atrás él y Penelope se habían besado por primera vez. Mientras en estaba en el suelo trató de enfocar, pero el mundo le daba vueltas.

- Buenos días princesa -dijo Gregory con una mirada pícara.

- ¿Gregory?

- ¿Café?

A duras penas Colin se sentó en el suelo y recibió el café recién hecho de hermano, le hubiese agradecido, pero el joven no dejaba de mirarlo de forma divertida.

- ¿Qué? -preguntó de mala gana.

- Lamento mucho haber ocupado tu cama anoche hermano... pero por, sobre todo, lamento haberte despertado ahora.

El precio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora