Bridgerton

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En serio, es difícil congeniar la vida laboral/social con la escritura.

Además tuve un pequeño bloqueo escritor, todo es muy terrible.

Espero les guste.

A hora creo que serán 12 capítulos en total jajaj

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Colin se encontraba en una cafetería, intentando distraerse con una tarta de fresa. El dulce sabor le traía un atisbo de consuelo, pero no podía disfrutarlo completamente; su mente estaba en otro lugar. Había pasado todo el día pegado a las redes sociales, revisando su teléfono con la esperanza de recibir algún mensaje de Penelope. Sin embargo, cada vibración de su móvil terminaba en una nueva decepción al ver que no era la pelirroja quien lo buscaba.

— Esto es ridículo — se quejó Colin en voz baja, dejando el teléfono bruscamente sobre la mesa de la cafetería. El sonido seco del aparato golpeando la superficie resonó un momento, atrapando la mirada curiosa de una pareja en la mesa contigua, pero él no se molestó en levantar la vista.

Suspiró profundamente, intentando liberar un poco de la tensión que se había acumulado en sus hombros durante todo el día. Apretó los labios, repasando mentalmente los últimos momentos que había compartido con Penelope. ¿Había leído demasiado en sus gestos? ¿Había confundido el deseo en sus ojos con algo más duradero, algo más cercano al amor? Colin se llevó una mano al cabello, revolviéndolo con un gesto de frustración. Claro, obviamente no había sido igual para ella como lo había sido para él, por algo huyó esa mañana.

Le dolía pensar que quizá Penelope solo lo había visto como una escapatoria temporal, un consuelo momentáneo para ahuyentar la tristeza que su madre le había causado. Quizá había sido solo una noche más para ella, un simple desahogo sin el peso de las emociones que él había puesto en cada beso, en cada caricia. Colin intentó convencerse de que no importaba, de que podría seguir adelante como siempre lo había hecho, pero en el fondo sabía que esta vez era diferente. Esta vez, el vacío que sentía era un recordatorio constante de lo que más deseaba: a Penelope, no solo como amiga, sino como la mujer que ocupaba cada uno de sus pensamientos...

...

La voz de Alfred Debling se escuchaba a lo lejos, y Penelope intentaba prestar atención, realmente lo intentaba, pero su mente no dejaba de divagar. Se esforzaba una y otra vez por enfocarse en la reunión, pero su pensamiento siempre volvía a Colin: al calor de sus brazos envolviéndola, la firmeza de su abrazo que la hacía sentir segura. Recordaba su voz, suave y baja, susurrándole al oído. Su mente la traía de vuelta al momento en que los dedos de Colin acariciaron su piel con una suavidad inesperada, como si temiera romper algo frágil en ella. Recordaba la forma en que su mirada se oscureció de deseo, pero siempre con una delicadeza que la hizo sentir especial, cuidada. No podía olvidar el ritmo pausado de su respiración entrecortada, la presión de sus labios que comenzaban con una dulzura tímida y se transformaban en una pasión contenida que la encendía por completo.

Era difícil concentrarse en algo más cuando cada fibra de su ser aún vibraba con la memoria de cómo se había sentido su cuerpo sobre ella, encajando perfectamente, como si estuvieran hechos para estar juntos. Las sensaciones de la noche anterior la envolvían por completo, y aunque trataba de centrarse en la reunión, la imagen de Colin y los momentos compartidos eran imposibles de ignorar.

— ¿Qué opinas Penelope? — dijo Alfred de pronto y todas las miradas se posaron en ella.

— Mierda — susurró. — Y-yo, b-bueno... creo... lo siento, no estaba prestando atención — se sinceró.

— ¿Planeando la boda Mrs. Bridgerton? — dijo Cressida con voz socarrona.

— Me duele un poco la cabeza — mintió.

El precio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora