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Algunos de sus amigos estaban en la sala de espera impacientes de saber por qué se estaban tardando tanto en anunciar el nacimiento de la pequeña.

Marilú estaba sentada en la sala de espera mientras platicaba con Lance y ambos estaban nerviosos por saber que sucediendo.

—Orale ¿y este intento de Alfredo Adame por qué viene hacia nosotros?— pregunto George que también estaba con ellos. Los esposos de ambos jóvenes se encontraban cuidando de los pequeños.

Marilú se puso de pie molesta al ver de quién se trataba y se dirigió con pasos firmes pero agresivos hacia el.

—¿No le basto con todo lo que dijo en casa de Sophie y el haberle provocando el parto a mi hijo?

—Yo, señora...

—Ahorrese sus palabras. Si realmente quiere pedir disculpas cambie tanto para su hijo y sus nietos. No le pido que le tenga cariño a mi hijo ni a mí pero si le pido que le tenga el respeto que se merece Sergio por ser el esposo de su hijo y el padre de sus nietos.— Marilú lo veía con una mirada fuerte y Jos se veía intimidado —Perdonese a usted mismo y si realmente le gusta ese hombre que Sophie menciono cambie también para el por qué si sigue con esa actitud lo va a hartar y decida ser usted mismo y ser feliz por qué se está amargado y está amargando la vida de los demás.

La madre de Sergio termino dándole una cachetada que sonó en toda la sala de espera.

Jos no dijo nada y aunque la mujer tenía más cosas que decirle decidió quedarse callada. El hombre entendió que ahorita no tenía vela en ese entierro después de lo que hizo y decidió que mejor en otra ocasión hablaba con Max o mejor esperaba a que el decidiera hablar. Tomaría algunos de los consejos de la señora Mendoza y aunque no podía remediar el daño y difícilmente cambiaría decidió dejar por la paz lo que alguna vez fue su familia.

—Eso doña, es usted la gran señora como diría Dios la tenga en su santa gloria mi Jenni Rivera— dijo Lance leyendo la revista TV notas que estaba ahí

—Eso doña, es usted la gran señora como diría Dios la tenga en su santa gloria mi Jenni Rivera— dijo Lance leyendo la revista TV notas que estaba ahí

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—Mira, se parece a ese señor cagado.— dijo George.

—Ese señor cagado es el padre de Max— dijo Lance y George se le quedó viendo asombrado.

—No mames.

—Ey.

Dentro de la sala de parto las cosas iban un poquito complicadas ya que estaba siendo más doloroso el parto.

—Vamos a tener que ponerle oxígeno— dijo Memo mientras trabajaba.

—Ay, con la ilusión que me daba ponerle Michelle— dijo Max suspirando resignado mientras Sergio gritaba y pujaba.

—No, tarado. Le vamos a tener que poner oxígeno a Sergio— dijo la enfermera que ayudaba al doctor —Vamos a tener que hacerle cesárea de emergencia, viene enredada en el cordón umbilical.

F1 a la mexicana libro 2 (Chestappen & multishipp) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora