𝟎𝟒. Oldtown.

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「 𝟎𝟒. Oldtown. 」

CUANDO LLEGARON A OLDTOWN, DAELLA FUE DESPERTADA POR GWAYNE, YA QUE se había quedado dormida en el camino

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CUANDO LLEGARON A OLDTOWN, DAELLA FUE DESPERTADA POR GWAYNE, YA QUE se había quedado dormida en el camino. Sus ojos azules se abrieron con lentitud, tratando de reaccionar, pues se sentía todavía cansada.

—Bienvenida a Oldtown, esposa —él le dijo con una sonrisa ladina, ofreciéndole su mano para ayudarla a bajar del carruaje.

Daella no contestó, pues sus ojos se posaron en el faro, robándole el aliento al notar lo grande que era. Ignorando la mano de Gwayne bajo, sin apartar sus ojos del imponente lugar.

—¿Te gusta? —Gwayne le preguntó al notar cómo veía el lugar, sonriendo y posando sus manos detrás de su espalda, luego de que ella lo ignoró.

—Es muy grande —se limitó a responder, aún con sus ojos en el faro.

—Ahora es tuyo —él susurro, posándose detrás suyo, quedando demasiado cerca.

Pero Daella seguía impresionada, por lo que ni siquiera lo noto.

A pesar de que ya había anochecido, no podía negar la belleza del lugar. El faro era demasiado grande, robándose las miradas de todos aquellos que habían llegado junto al matrimonio.

Entonces se escuchó un rugido, lo que provocó que Daella sonriera emocionada, alzando su cabeza para ver el oscuro cielo.

Ahí estaba la figura de la furia de bronce, su dragón.

—¿Donde estará Vermithor? —preguntó, dirigiendo su mirada a Gwayne, viéndolo por primera vez desde que llegaron—. Quiero que esté en un lugar cómodo y no muy lejos de aquí.

—Yo mismo me encargare de que Vermithor esté bien cuidado —el pelirrojo le prometió, lanzándole una rápida mirada al dragón.

Gwayne y toda su familia los consideraban unas bestias, no le gustaban. Pero ahora debía esforzarse por cuidar a uno de los más viejos, gracias a su esposa.

—Gracias —le agradeció Daella en voz más baja, volviendo la mirada a su dragón, sonriendo con un brillo en los ojos.

Y por un momento Gwayne quiso reír, ¿Cómo era posible que un dragón consiguiera provocarle esas sonrisas a su esposa? Ni siquiera él lo hacía.

Cosas de Targaryen, suponía.

—Entremos —Gwayne le dijo, tomándola del brazo con delicadeza para hacerla caminar—, la cena nos espera.

—Vermithor necesitará unas cuantas ovejas —Daella habló mientras caminaban hacía el faro, aún con su rostro alzado para ver al dragón.

Gwayne se esforzó por mantener su sonrisa—. Esta bien, esposa.

En ese momento el gran dragón aterrizó en el suelo, cerca del faro, sus grandes ojos estaban puestos en su jinete y en el Hightower.

La mirada de Daella se dirigió a su esposo, notando lo tenso que se puso al ver cómo Vermithor estaba ahora en el suelo, cerca de su nuevo hogar.

𝐖𝐈𝐂𝐊𝐄𝐃 𝐆𝐀𝐌𝐄    ✧    Gwayne Hightower.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora