Cap. 7: Cerca.

215 7 0
                                    

Capítulo 7, lo logré :D ahora sí, corto acá y mañana la sigo. Espero que les venga gustando, no se, algo (? Y si, la historia realmente se me está haciendo más larga de lo que pensaba, pero bueno. 


Me desperté temprano, por un ruido en mi habitación. Sin moverme mucho miré y vi que era un empleado del hotel que entraba, dejando una bandeja con un desayuno en una mesita y salía. "Qué buen servicio" pensé, antes de levantarme, cosa que hice en cuanto el empleado se fue. Al acercarme a la bandeja, vi que había una notita pegada. "Para que empieces bien el día. –L.B." decía, y entonces me di cuenta de que el desayuno así no estaba incluido, pero que Biglia lo había pagado. Se iba a fundir ese hombre si seguía así.

Volví a asomarme a mirar por la ventana, a ver si encontraba a Lío. La habitación en la que (supuestamente) estaba él tenía las cortinas cerradas, así que no logré saber si realmente estaba ahí. Estaba por volver a concentrarme en el desayuno, cuando escuché una voz muy familiar. Miré hacia abajo y vi que, en el patio vacío, estaban hablando Biglia y Lavezzi. Empecé a prestar atención, a ver qué lograba escuchar.

-¿Sos joda, Lucas? –preguntaba el Pocho, parecía estar enojado.

-En serio, boludo... Yo... -el otro intentaba defenderse.

-¡Vos nada! ¡Sé racional! ¡Pensá un poco! –interrumpía el 22.

-No me entendés, Ezequiel, yo... Hacía años que no me sentía así –Lucas explicaba.

-Me importa un carajo como te sientas, chabón. ¡No podés hacer eso, está mal! Tu familia... -Lavezzi seguía enojado.

-Ellos pueden entender. Todo el mundo puede entender, el único problema es él –Biglia parecía más calmado, hasta bajoneado.

-¿Lionel?

-Sí, ella lo ama, y yo tenía que arreglarle encuentros, pero ¿entendés que Lionel no la quiere? A él ni le importa, cuando le dije de que se encuentren él simplemente dijo que no, y ayer se lo volví a pedir y aceptó re de mala gana... -el 6 se notaba más triste.

-¿Y? –el 22 no entendía.

-¡Cómo que "y", boludo! ¿Y si una vez que lo conoce me manda al carajo? ¿Qué voy a hacer, eh? –Biglia empezaba a desesperarse.

-No sé, vos te metiste en eso... Pero, si Lionel está así como vos decís, ella sola se va a dar cuenta, dejala –ahora Lavezzi hasta parecía indiferente.

-¿Vos decís?

-Sí, de última te vas fijando, algo vas a hacer seguro... Pero disimulá un poco, por dios, sos muy evidente –Ezequiel seguía serio.

-¿Evidente? Ehh... Puede ser... Bueno, voy a hablar con Lionel, con suerte se niega de vuelta –Lucas sonaba nervioso.

-Suerte... -el 22 lo despidió de mala gana.

Rápidamente me acomodé, para que no pareciera que recién me despertaba, y empecé a comer algo del desayuno, una vez que terminé, comencé a dudar sobre qué hacer y cuánto tiempo tendría que estar ahí. No me parecía prudente salir, así que me quedé finalmente viendo tele. Cada tanto me asomaba a mirar por la ventana, a ver si veía a Messi en algún lado, pero sin éxito. No habían pasado ni tres horas desde que me desperté hasta que alguien vino a golpear a mi puerta.

-Ehh... ¿Todo bien? –preguntó Lucas, en cuanto abrí y lo hice pasar.

-Se, aburriéndome un poco... -comenté.

-Uh, perdón, no me di cuenta que... -empezó a explicar, pero lo frené.

-No pasa nada che, era un comentario nomás –le sonreí.

-Ah, bueno –me devolvió la sonrisa-. Emm... –agregó después- Hablé con Lío, me dijo que podría verte mañana, y pensé que lo mejor era que fuese acá mismo...

-Yo tendría que volver a mi casa en algún momento –lo miré, un tanto afligida.

Esto parecía un sueño de esos que uno quiere que no terminen nunca.

-Uh, cierto... -pensó él.

-Puedo irme hoy y volver mañana, ¿no? –dije, con algo de esperanza.

-Sí, si podés volver mañana sería perfecto –respondió él, mirándome fijo.

Otra vez un momento incómodo. Se estaban volviendo cada vez más comunes entre nosotros, al parecer. Miré al suelo, después a los muebles, volví a mirarlo y sonreí levemente.

-A... ¿A qué hora vuelvo? Mañana... -pregunté, medio nerviosa.

-Temprano, si podés... Tipo 9 o 10 –respondió.

-A las 10 a conocer al 10 –me reí de mi propio chiste, malísimo.

Ante ese comentario, Biglia solo dejó escuchar una leve risa, más de compromiso que de gracia.

-Creo que si voy a volver mañana, lo mejor sería que me vaya ahora... -comenté, para decir algo.

-Si querés te... Te llevo hasta la parada de ómnibus –sugirió el 6, sonriendo otra vez.

Tenía esa sonrisa tan extraña, pero que me parecía, en cierto modo, atractiva... "No" me dije a mi misma, "no pienses en eso", pero ya era tarde.

-Como vos quieras, si no te jode... -dije, aunque en realidad sí quería que me llevara.

-No, por favor, vamos, ¿ya estás? –me miró, y agarró mi mochila.

-Sí, supongo... -fue lo único que pude responder.

Bajó el primero al garaje, y después yo, para que no se note que íbamos juntos. Estábamos más o menos por la mitad, cuando vimos a Marcos Rojo salir bajar de un auto. Biglia me empujó, rápidamente atrás del árbol que yo había usado para subir. Como estaba a un costado y tenía un tronco bastante grueso (además de estar rodeado de arbustos) uno podía esconderse bastante. Yo estaba de espaldas al árbol, por lo que giré la cabeza para ver a Rojo. Cuando volví a mirar al frente noté que Lucas estaba más o menos cerca de mí, aunque él seguía mirando a su compañero. De repente, volvió la mirada hacia mí, notando que yo lo miraba a él. Tenía sus manos apoyadas contra el árbol, conmigo ahí entre medio de él y la planta, y encima nos estábamos mirando, fijamente, uno al otro.

Desvié la mirada después de unos segundos, y él, como si nada hubiera pasado, me sacó de ahí y seguimos hasta su auto. En el viaje volvimos a hablar como durante la salida, variando bastante los temas. Finalmente, llegamos a destino.

-Mejor vos andá, te van a reconocer si no... -sugerí.

-¿Segura? No me jode... -empezó, pero lo interrumpí.

-Sí, no pasa nada, vos andá. Nos vemos –saludé, sonriendo.

Antes de que bajara del auto, Biglia me agarro una mano y me atrajo hacia él, besándome la frente. Mi respiración se había acelerado, por un momento creí que... "dios mío, ¡¿Qué acaba de pasar?!" pensé.

-Nos vemos mañana –sonrió.

Bajé del auto con mi mochila y me quedé esperando. Recién entonces me di cuenta de que, cuando me había dado la mano, me había dejado un papelito. Lo abrí para verlo, sonriendo.

¿El vegano o el mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora