Cap. 3: Abrazo.

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Y bueno, acá está el cap 3. Estamos a full ehh (? me quedó un poco mas largo que los demás, creo. No se, vofi. Bueno, espero que les guste, y si es así compartanlo con sus amigos y voten y hagan esas cosas que la gente buena suele hacer, saludos =)


-Supuse que ibas a venir –dijo, una vez que entré.

Me había sorprendido bastante y creo que esa sorpresa se notó en mi cara, porque antes de que pudiera preguntarle algo, el número 6 explicó:

-Garay me despertó hace un rato, se iba, y no pude volver a dormir. Además, supuse que ibas a volver porque, una vez que te dije el número de la habitación de Lionel, me di cuenta de que daba...

-...A un patio interno –lo interrumpí-. No puedo entrar por afuera, y... -me quedé pensando un segundo, hasta que me cayó la ficha de lo que Biglia había dicho. Asustada, pregunté- ¿Garay se fue? ¿Y...?

-No, Messi no se fue. Muy pocos son los que se fueron, la mayoría nos quedamos una semana, o dos por ahí. Sí, Lío incluido, y también yo –comentó.

Aliviada, suspiré y sin darme cuenta me senté en una cama, la que estaba más alejada de la puerta del pasillo. Él se sentó también al lado mío.

-Entonces, si no puedo entrar por afuera, ¿cómo hago...? –no pude terminar.

-Y, por acá por el pasillo no podés, no puede verte nadie –respondió Biglia, pensando.

-Podés decirle a Lío que venga él para acá, ¿no? –comenté, de manera bastante inocente.

-Ja, si claro –rió sarcásticamente- "Lío, vení a mi pieza que te muestro algo", eso queda tan bien... Además los otros son todos chusmas, se asomarían a mirar, sería todo un quilombo... No, eso descartalo.

Me quedé pensando sin decir nada, buscando otro modo. No podía creerlo, estaba ahí yo hablando con Lucas Biglia, tan cerca de conocer a Messi de una vez, y sin embargo no se podía. Parecía joda.

-Aunque... -dijo él de repente, rompiendo el silencio- si logro hablar a solas con Lío, aunque sea un ratito, podría arreglarte algún encuentro fuera del hotel, así no es tan riesgoso.

-¿En serio? ¿Podés...? –no sé cómo no me contuve para no gritar de la emoción, de repente tenía esperanzas de nuevo.

Impulsivamente, lo abracé ahí donde estaba. Después de unos segundos me di cuenta de lo que estaba haciendo, y lo solté, sonrojándome un poco creo.

-Ehh, perdón, es que la emoción... -empecé a explicar, pero me interrumpió callándome.

-Shh –dijo, serio de repente, haciendo el gesto de "callate" con el dedo.

Me quedé en silencio, y al toque escuchamos pasos que se acercaban. El pánico me dominó otra vez, no sabía qué hacer, no tenía tiempo de salir por la ventana, empecé a desesperarme. Miré a Biglia, y él al instante entendió.

-Escondete... ¡Abajo de la cama, rápido! –señaló, mientras agarraba su celular.

Hice lo que decía, y alcancé a desaparecer justo cuando alguien golpeó la puerta, pero antes de que Lucas pudiera responder algo, la abrieron.

-¿Che, Principito, venís a...? –preguntó alguien, que creo que era Lavezzi. Se quedó callado un segundo y después agregó-. Uh, perdón.

-A ver, esperame un segundito que vino el Pocho... Sí, bueno... A ver, esperá –dijo el número 6. Después de eso, y un poco más bajo, le dijo al otro- ¿Qué?

-Ah, no, era para ver si desayunabas ahora o tipo diez con los demás... -respondió este.

-Si son varios ahora voy... Bancame que termino de hablar y te busco, ¿sí?

-Sí, sí, dale. No hay drama, búscame –terminó por decir el otro tipo, antes de cerrar la puerta e irse.

Hubo unos segundos de silencio, mientras esperábamos para asegurarnos de que nadie entraría de nuevo.

-Listo, podés salir –me dijo Biglia entonces.

Cuando salí vi que tenía el celular en la mano: había fingido que estaba hablando con alguien para que el otro no sospechara.

-¿Era Lavezzi? –le pregunté.

-Sí, el Pocho, siempre entrando así nomás, no aprende nunca –comentó él, a modo de respuesta.

-Wow... -dije, después de unos segundos, mirando el piso. Levanté la mirada y, cuando vi en la cara del jugador que no entendía a qué venía mi comentario, agregué-. Digo, ayer era una persona con una vida normal y aburrida, y hoy... Estoy acá, con Lucas Biglia, escondiéndome de Lavezzi... Qué loco, ¿no?

-Sí, que se yo... Para mí está bueno de vez en cuando que la gente se olvide de que soy "famoso". Empieza a ser un poco molesto cuando nadie te trata como si fueras una persona, y además te critican –en la voz de Biglia se notaba que estaba un poco amargado.

-Pero... ¿Y los otros jugadores? ¿Y tu familia? –pregunté.

-Ellos... No, no es lo mismo. Es raro de explicar...

-Bueno, qué se yo... Creo que siempre hay modos de ver las cosas; y todo puede pasar, mirame a mí sino, jaja –reí, mirándolo. Se notaba que se había puesto mal, sin embargo él también rió con ese último comentario.

-Sí, tenés razón, el hecho de que estés acá demuestra que todo se puede dar... -Se produjo un silencio un tanto incómodo, que él mismo rompió-. Entonces, te consigo un encuentro con Lío...

-Ay, sí, por favor –dije en tono casi de súplica-. Y, ¿puede ser pasado mañana? Porque no estuve en mi casa, y bueno, para aclarar las cosas... ¿Sí?

-Voy a tratar. Vos tendrías que venir, entonces, pasado mañana; bastante temprano, así te aviso, pero... -no lo dejé terminar.

-¡Gracias! –impulsivamente, volví a abrazarlo mientras decía esto.

Sin embargo, esta vez él no se quedó duro como las anteriores: ahora me devolvió el abrazo, de una manera bastante cálida y cordial, no me lo esperaba.

-Si así me abrazás a mí, a Lío lo vas a matar –comentó, de repente.

-Ah, no, no es que vos no... O sea... -me alejé un poco, pero mirando al piso. No sabía cómo responder a eso-. Nah –dije, finalmente- a vos también te admiro.

-¿En serio? ¿No te parece que soy un mal jugador? ¿Qué no hago nada, como opina el resto de la gente? –preguntó él.

-No, simplemente no se te dieron las cosas, pero creo que sos bueno... Y, también, me parecés lindo –respondí entre risas.

-Bueno... -dijo Biglia, después de otro silencio incómodo.

-Me tengo que ir, supongo –terminé la frase.

-Entonces, pasado mañana te digo qué onda con Lío... Espero que tengas suerte, es medio ortiva a veces –rió.

-Bueno, espero que sí... ¿A las 10 vengo? Más o menos...

-Perfecto. Entonces, nos vemos... -sonrió.

-Otra vez, muchas gracias por tu ayuda –dije, mientras abría la ventana.

Me di vuelta para saludarlo, pero entonces él me abrazó a mí. Cordialmente, lo saludé con un beso en la mejilla antes de volver a darme vuelta y salir.

¿El vegano o el mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora