Cap. 8: Ayuda.

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Capítulo 8... Ahora no voy a estar tan a full como ayer, al menos por hoy, por ahi mañana sí vuelvo con todo y la termino, no se. Estoy re loco (? Gracias por votar :3 espero que les vaya gustando la historia


En cuanto llegué a mi casa, se vino la tormenta. Era casi el mediodía, y justo estaban mis dos viejos, que no me recibieron muy bien que digamos. Intenté dar explicaciones, pero no me escuchaban. De todos modos, reconocí que estuve mal, pero es que era una oportunidad única, ¿que no podían entender eso? Estuvimos casi una hora dando vueltas sobre lo mismo, yo mantenía firme mi punto y ellos el suyo, así que no llegamos a nada. En cierto punto ya me había cansado de discutir, así que simplemente me fui a encerrar a mí pieza, para calmarme un poco. No me iban a dejar volver a salir, pensé. Lo había arruinado, estaba tan cerca de conocer a Messi y ahora la había cagado. Bien ahí, ehh...

Saqué mi celular para contarles a mis amigos lo que había pasado. Ellos insistieron, después de que terminé mi relato, en que intente hacer que mis viejos entiendan, pero era prácticamente imposible. Tenía que pasar un milagro para que me dejaran ir de nuevo. Pero entonces me preguntaron más detalles sobre mi salida con Biglia, y empecé a recordar. No me di cuenta de que estaba sonriendo, mientras les contaba nimiedades, cosas casi inútiles, pero que sumaban bastante. Decidí mandarles la foto que nos había sacado con la condición de que no la divulgaran, aunque sabía que no harían eso: no eran esa clase de gente.

De la nada, el amigo que antes me había dicho "ojo con el vegano" me habló por mensaje privado, aparte del grupo.

"Te dije, ojo" envió.

"Qué? No entiendo qué querés decir" respondí, extrañada.

"¿No que a vos te gustaba el otro?" preguntó.

"Sí..."

"¿Y entonces? Pobre vegano, che"

"¿Pobre por qué? La pasa bien..." dije, a la defensiva.

"Por como contás las cosas, parece que te tira onda, y vos le estás siguiendo el juego... Fijate" me contestó mi amigo.

"Nah, no creo... Tiene a casi cualquier mina que quiera..." envié yo entonces.

"Y aun así está ahí... Qué se yo, digo"

"Sos raro... Pero bueno, no se... Igual dudo que vuelva a verlo después de lo que pasó, así que" escribí, angustiándome al pensarlo.

"Mal ahí" fue su única respuesta, después de varios minutos.

Entonces, al pensar en eso, me acordé del papel que tenía guardado en el bolsillo, el mismo papel que Biglia me había dado antes de irme. Lo miré, era un número. Lo anoté en el celular, pensando que era un número de teléfono, y no me equivocaba. También ví que ese número estaba vinculado a una cuenta de WhatsApp, pero no tenía ninguna foto de perfil. Dudé un par de minutos, antes de mandar algo.

"¿Sos vos?" pregunté.

"No, el Pipa. Sí, quien más va a ser si no?" respondió la otra persona, casi al instante, y supe quién era.

"¿Y por qué...?" mandé, no necesitaba si quiera terminar la frase para explicarme.

"Por las dudas, no te parece?" preguntó Biglia, a modo de respuesta.

"Ah, menos mal... Che, eso... Se complicó, no creo que pueda ir de nuevo, perdón" dije, no tenía ganas de esperar más tiempo.

"Por?"

"Mis viejos se enojaron por que ayer no volví" tampoco tenía ganas de seguir mintiendo, así que le dije la verdad

"Escribiendo..." aparecía en la pantalla, pero después nuevamente "en línea"; unas tres o cuatro veces, antes de que finalmente él respondiera algo.

"Sí querés podría mandar a alguien a buscarte. Así por ahí no hay problema" fue lo que envió.

"No sé si sirva, pero por ahí vale la pena intentar, ¿no?" respondí, sonriendo sin darme cuenta.

"Sí, vos sos la persona más indicada para decir eso, jaja"

No supe qué responder, pero no me dio tiempo a pensar mucho; después de unos segundos, volvió a mandar otro mensaje.

"Bueno, preparate vos como para venir, yo mando a alguien y vemos si hay suerte"

"Ok... Muchas gracias, Lucas, no sé cómo agradecer todo lo que estás haciendo por mí" le dije, sintiendo compasión por él.

"Nah, no te preocupes, no es nada... Bueno, nos vemos mañana entonces" envió.

"Nos vemos, gracias" respondí, dejando el celular a un costado, otra vez terminé sonriendo sin darme cuenta.

No lo podía creer, este tipo estaba haciendo literalmente de todo por mí, para que yo conozca a Lionel. Era realmente increíble. Me fui a comer algo, ya era bastante tarde, por lo que cuando terminé de comer decidí bañarme y dormir. Además, había quedado en que al otro día madrugaría igual, aunque no pudiese ir a Capital. Tenía que intentarlo, y confiaba en Biglia.

Sonó mi alarma a las 7 a.m. y me desperté bastante nerviosa, mi estómago ya estaba revuelto desde temprano. Me preparé cómo para salir, intentando disimularlo por si mis viejos preguntaban: quería fingir sorpresa si llegaba el enviado de Lucas, para aumentar mis chances de permiso. No me llevó mucho tiempo, para antes de las 8 ya estaba lista y aburriéndome en mi pieza. El tiempo pasaba, y nadie llegaba; para las 8:30 empecé a dudar de si realmente vendría alguien. "No seas tonta, ¿por qué iba a mandar a alguien? ¿Sos joda?" me dije a mi misma, después de un rato. Sin embargo, mi discusión interna fue interrumpida por unos golpes en la puerta.

-Hola, sí, buen día... -escuché una voz MUY familiar.

Salí corriendo de mi pieza, realmente no podía creerlo.

-Sí, perdón, ¿usted es...? –escuché a mi vieja preguntar.

-Ehh, yo soy... -empezó a responder él, pero yo lo interrumpí.

-¿Lucas? –pregunté, llegando muy sorprendida.

-Si... Hola –sonrió el jugador.

-¿Este es...? –me preguntó mi vieja, señalándolo.

-Sí, él es Lucas Biglia mamá, el jugador –expliqué.

-Buen día –saludó él, a ella y a mi viejo que acababa de llegar-. Vengo a buscar a... -agregó después, señalándome.

-¿Qué? –preguntaron mis dos viejos, a unísono.

-Miren, tiene la oportunidad de cumplir el sueño de su vida, que es conocer a Lionel Messi, el mejor del mundo, y ustedes se lo impiden... Una cosa es un castigo, pero interponerse entre una persona y sus sueños ya es algo más grave –Biglia se veía muy serio al hablar-. Es una oportunidad que dudo que se le vuelva a dar, así que por favor, ¿Puedo llevarla? –tenía una cara bastante convincente mientras hablaba.

-Lo veo muy raro a todo esto... -comentó mi viejo.

-Sí... -dijo mi vieja, mirando sospechosamente al jugador de fútbol.

-Ay mamá, ¡por favor! ¡Es vegano! Los veganos son buena gente... -dije, guiñándole el ojo a Biglia.

-Sí, eso es cierto... -mi vieja hablaba para sí misma.

-Serían solo tres o cuatro días, con todos los gastos cubiertos, es como si se hubiese ganado algún sorteo o eso –aclaró el número 6 de la Selección, al ver que mis viejos seguían dudando.

-¿Vos que decís? –preguntó mi vieja a mi viejo.

Ambos se miraron un momento. Los nervios me carcomían, mi mirada iba de ellos a Biglia, y después de vuelta a ellos, esperando su respuesta. A su vez, ellos se miraban entre sí, me miraban a mí y después al jugador, y volvían a empezar. Esa situación habrá durado un par de minutos, pero parecieron horas o años. Noté que Lucas también estaba nervioso, no yo solamente, y eso me ponía más nerviosa aun. Finalmente, después de varios largos minutos, mi viejo abrió la boca para responder.

¿El vegano o el mejor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora