El inicio de todo

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Soy una chica fiel creyente de la teoría sobre que todos jugamos un papel fundamental en este mundo y siempre en esta vida estamos destinados a encontrarnos con determinadas personas, las cuales nos ayudarí­an a encontrar un objetivo por el cual luchar y darlo todo.

En mi caso pense que sería encontrar a mi verdadera familia, hecho del cual siempre me pregunto y acabo en un callejón sin salida con más dudas que respuestas.  Dedicándome desde mis 14 años cuando me hecharon de casa mis ''padres'', por tener mi primera transformación a lobo, a recorrer todo Estados Unidos conociendo varias manadas. Buscando pistas sobre mi nacimiento sin obtener frutos pero me ayudó a saber todo sobre mi especie, aprender las tradiciones y habilidades de cada manada. Sin contar con un alto nivel de entrenamiento fí­sico.

Todas esas experiencias me permitieron formar lazos de amistad con muchos lobos a lo largo de los años. Ahora por primera vez a mis 20 años tení­a una persona que afirmaba tener información sobre ellos, esa persona no era nadie más que Katherine Pierce o Katerina Petrova como era conocida anteriormente. El dolor de cabeza de muchos y la fascinación de otros, ella era una sobreviviente con una gran astucia y un nivel de manipulación superior.

Todaví­a recuerdo cuando me llamó tres dí­as atrás afirmando tener respuestas y que las compartiría por una simple ayuda. No dude ni un segundo en aceptar reunirnos para saber sus condiciones, aunque un poco dudosa. Confiar en personas como ella era un tanto suicida, pues sus palabras no valen y te traicionarían a la primera de cambio para salvar su propio pellejo.

Hoy era el dí­a del encuentro, después de empacar todas mis cosas del cuarto de hotel decidí caminar hacia el espejo de la habitación para evaluar el atuendo que habí­a seleccionado :

Opté por una licra negra ajustada que delineaba mi figura a la perfección, un crop tod rosado sandí­a con un escote redondo, las mangas estilo deportivo y unas botas sin tacón de color cenizo, el mismo que mi maleta, me pareció una buena opción: era cómodo por lo que me permitiría ­mover mi cuerpo sin problema en caso de que tuviera que pelear o huir, nunca se sabe con esa vampiresa, por algo le trajo tantos problemas a los originales.

Todo iba sobre ruedas hasta que comenzó un terrible dolor de cabeza. Sentí­a que mi cuerpo se estaba quemando por dentro, todo paso muy rápido pero fue  nítido a la vez. Imágenes donde yo estaba en circunstancias que no había ­vivido y con personas desconocidas a las cuales parecí­a querer y respetar.

En ese momento fue la primera vez que me me sentí débil pues esas imágenes iban cargadas de sentimientos y significados que una vez concluidas me dejaron congelada mirando fijamente mi reflejo, apreciando como las lágrimas se deslizaban por mi rostro en contra de mi voluntad.

Me sentía desorientada, si este fenómeno que cabo de experimentar es real, definitivamente no tomará ese camino.

Las interrogantes y teorías en mi cabeza fueron cortadas por la alarma de mi célular avisándome que era hora de encontrarme con Katherine en el bar Sol, pero depués de lo vivido ya no estaba segura de nada, además ya sabí­a todo de su familia, pero, la ayuda de una vampira de 500 años puede ser útil en un futuro.

Sin dar más vueltas al asunto agarre mi maleta y me puse en marcha hasta el sitio de la reunión.

La verdad quedaba relativamente cerca del hostal donde me hospedaba, el lugar era sencillo pero tení­a su encanto inspirado en una cafeterí­a de los años 90's. Al poner un pie en el local aprecie que estaba prácticamente vacío y no habí­a vampiros alrededor.

''Eso es una buena señal'', pensé en mi mente, pero claro esto ya lo [viví] y fue igual, solo que luego de cumplir con mi parte del trato mandó a sus vampiros a matarme.

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