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﹒➜ MEDUSAS a la orilla del MAR
#10 ﹒➜ Punto de retorno: Cancelado.

    Mirio había ingresado junto a los médicos y el cuerpo de la muchacha a la sala de emergencias del hospital más cercano a la bahía, la escasez de pacientes hacía que el lugar estuviera casi desierto, y las luces del pasillo, de un blanco pálido...

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Mirio había ingresado junto a los médicos y el cuerpo de la muchacha a la sala de emergencias del hospital más cercano a la bahía, la escasez de pacientes hacía que el lugar estuviera casi desierto, y las luces del pasillo, de un blanco pálido y débil, apenas iluminaban el lugar.

Las luces parpadeaban sobre Tamaki mientras esperaba en silencio, sus ojos fijos en un punto en una pared blanca agrietada.

El sonido del reloj en la sala parecía amplificar el latido pesado de su corazón, cada segundo extendiéndose en una eternidad. Con la urgencia de algo que se le escapaba de las manos, como arena escurriéndose entre los dedos. Todo lo que había pasado en las últimas horas, el horror, la confusión... Todo parecía difuminarse en un frío interminable.

—¡Señorita! ¡Está prohibido correr por los pasillos!

El grito de una enfermera rompió la quietud tensa de la sala. Tamaki levantó la cabeza, parpadeando consternado, y entonces la vio: Nejire, recién despierta, despeinada y jadeante, con la expresión aún marcada por la preocupación y la urgencia.

Parecía tan confusa como él.

—Dios, al fin te encuentro —murmuró ella, todavía sin aliento mientras se apoyaba sus manos en sus rodillas. Sus ojos recorrieron a Tamaki con preocupación—. ¿Qué demonios acaba de suceder? Desperté y estamos estacionados en un hospital. ¿Dónde está Mirio?

_____________
Una hora antes

El mar rugía como un animal despierto, sus olas golpeando las rocas con una fuerza violenta, y Tamaki se encontraba en la orilla, sus pasos inciertos sobre las piedras resbaladizas mientras trataba de procesar lo que veía.

Allí, entre las rocas, yacía el cuerpo sin vida de una joven. La marea parecían desplegar ecos lejanos, empujando suavemente su forma hacia él, como si quisiera ofrecerle alguna revelación enterrada.

Tamaki se acercó con cautela, sus pies hundiéndose en la arena húmeda. La joven parecía congelada en el tiempo, con el cabello oscuro extendido en el agua como tinta que se disuelve en el papel.

No encontraba palabras para describirla.

Había algo en ella que le resultaba perturbadoramente extraño, una fragilidad que parecía esculpida más allá de lo humano. No era simplemente una joven; era algo desconcertante, como una obra de arte que nunca debía haber sido contemplada.

Su piel era de un tono pálido y quebradizo, un matiz tan distante de cualquier vitalidad que la hacía parecer una figura de porcelana abandonada por el tiempo. El vestido blanco, empapado, se pegaba a su cuerpo, moviéndose con el vaivén de las olas, dándole una apariencia fantasmal. Los labios de la joven estaban entreabiertos, secos y congelados en una expresión que no mostraba paz ni dolor, sino una indiferencia profunda y aterradora, como si la muerte la hubiera arrebatado sin que ella siquiera lo notara.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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𝐌𝐄𝐃𝐔𝐒𝐀𝐒 𝐀 𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐈𝐋𝐋𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐌𝐀𝐑 | Tamaki AmajikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora