LOGAN
Cuatro días después, me encuentro recostado en uno de los cómodos sillones de las terrazas de Aether. La brisa marina acaricia mi rostro, y el sol comienza su descenso, pintando el cielo de tonos dorados y rosados que se reflejan en el circuito. Después del frenético caos de la nueva clasificatoria, este instante de calma es un respiro vital. Mañana saldré en la primera posición nuevamente, y si logro un cuarto primer lugar consecutivo, subiré al segundo puesto en la tabla de posiciones para el campeonato de pilotos. La anticipación y los nervios se entrelazan en mi interior.
Mis ojos recorren el entorno, captando la imagen de Nicki en la terraza contigua. Ella está animadamente sumida en una conversación con su padre. La risa contagiosa entre ambos llena el aire, una melodía que contrasta con la soledad que siento al observarlos. La complicidad entre ellos despierta en mí una mezcla de envidia y anhelo, una opresión en mi pecho al contemplar una relación que siempre anhelé pero nunca tuve.
Cierro los ojos por un momento, la brisa marina se convierte en un bálsamo para mi tormento interno. El recuerdo de un padre distante y crítico se proyecta en mi mente, una sombra de golpes y palabras crueles. Mi trasero aún recuerda los cinturones y el dolor físico se suma a una herida emocional que nunca sanó completamente. Sus críticas constantes y su ausencia afectaron cada aspecto de mi vida.
—¿Por qué tuviste que enfermarte y dejarme con este monstruo que se hace llamar padre? —susurro al cielo, buscando una respuesta que nunca llega.
De repente, la voz de Nicki me saca de mis pensamientos. Me sorprende verla acercarse.
—¿Estás bien? —pregunta con una mezcla de preocupación y curiosidad.
La distancia que había sentido entre nosotros desde el incómodo encuentro con Aitana parece haberse acentuado. Ahora, ella evita nuestras interacciones, como si el solo hecho de verme le resultara incómodo. En las reuniones desde que llegamos a España, se ha mostrado más distante y fría, un contraste marcado con la cercanía que compartíamos antes.
—¿Estás bien? —pregunta con una mezcla de preocupación y curiosidad.
La cercanía de Nicki me sorprende. Después del incómodo encuentro con Aitana, todo cambió entre nosotros nuevamente. Parece que ahora evita encontrarse conmigo, inventando excusas para no coincidir. En las reuniones desde que el equipo llegó a España, ha estado más distante y borde.
Es extraño cómo las cosas han cambiado tanto en menos de dos semanas. Desde Mónaco, hemos estado llevándonos bien, muy bien. Hemos compartido risas, confidencias e incluso unos cuantos besos, muchos besos para ser exacto. Es como si nos hubiéramos reconciliado de alguna manera, aunque ninguno de los dos lo haya admitido abiertamente. Sin embargo, ahora siento que ese progreso se está desvaneciendo, y estoy seguro de que tiene algo que ver con la presencia de Aitana.
La observo con atención: su cabello recogido en una coleta alta, un top negro que acentúa sus curvas, y jeans que combinan un aire desenfadado con una sensualidad sutil. Se ve increíblemente guapa, y no puedo evitar que un pequeño suspiro se escape de mis labios.
—Sí, solo estoy aquí —digo, encogiéndome de hombros.
Ella mira el asiento vacío a mi lado, su timidez evidente. —¿Puedo sentarme?
—Claro, siéntate —respondo, moviéndome para darle espacio.
Mientras se acomoda, un silencio cómodo se establece entre nosotros. Mi mirada no se aparta de ella; la luz del atardecer acaricia su rostro, iluminando cada rasgo con una suavidad casi mágica. La forma en que el viento juega con sus mechones de cabello añade una calidad etérea a su presencia.
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Curvas Peligrosas [Finalizada]
RomanceNicki y Logan se consideran mutuamente las personas más insoportables. Sin embargo, su relación da un giro radical cuando comienzan a trabajar juntos en un proyecto que los obliga a pasar una gran cantidad de tiempo en estrecha colaboración. A medid...