𝐈𝐕

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Capítulo IV

Pilar subió las escaleras del edificio con el corazón roto y las lágrimas nublando su visión. Cada paso parecía más pesado que el anterior, y los sollozos que intentaba reprimir escapaban en pequeños gemidos. Frente a la puerta del apartamento de Allan, dudó un momento antes de golpear, pero ella necesitaba hablar con alguien y más que eso ella sentía que él podría saber quién era es mujer que había aparecido haciéndose llamar la novia de su supuesto novio, después de todo ellos eran mejores amigos.

Tras dudarlo por unos segundos, Pilar se decidió y tocó la puerta, la cual se abrió casi al instante, y Allan apareció en el umbral. Su expresión pasó de sorpresa a preocupación en un segundo al ver el estado en el que se encontraba Pilar.

—¿Pilar?

—¿Puedo pasar Allan? —sollozó

—Claro que sí, pasa. —Pilar entró en el apartamento y él cerró la puerta a su paso—. ¿Qué te pasó porque estás así? —preguntó él tomándola suavemente por los hombros y guiándola hacia la sala.

Pilar apenas podía hablar de todo lo que sentía que tenía atorado en el pecho y en su garganta. Ella se dejó caer en el sofá, cubriendo su rostro con las manos, y Allan se sentó sobre la mesa de centro justo frente a ella.

—Pilar, ¿dime qué te sucedió? ¿Te hicieron algo?

Ella alzó la vista hacia él, dejando ver sus ojos hinchados y rojos por todo lo que había estado llorando.

—Es Jared...

—¿Le sucedió algo a Jared?

Ella negó con la cabeza sollozando.  —Jared me ha engañado, Allan. Lo descubrí hoy.

Allan parecía sorprendido y confuso al oír las palabras de Pilar, él no estaba entendiendo nada.

—¿Pero cómo?  Es imposible.

—No, no lo es. Pase parte del día y toda la noche con el en su apartamento y está mañana llego una mujer a ese lugar diciendo ser su novia y me dijo que el le había estado haciendo esto a más de una —Ella rompió en llanto.

Sin palabras y completamente contrariado Allan llevó sus manos a los brazos de Pilar para tratar de darle consuelo pero ella se arrojó a su regazo en medio de su doloroso llanto buscando consuelo y él a abrazó con fuerza, permitiéndole desahogar su dolor y mientras la sostenía; él le murmuraba palabras de consuelo, intentando calmar su angustia.

—Lo siento mucho, Pilar. Todo esto es muy extraño y me cuesta creerlo.

Ella se separó de él y mirándolo a los ojos con frialdad lo confrontó diciendo: —¿Tú lo sabías?

—¡No! Yo no sabía nada de esto, ni siquiera se de cuál mujer me estás hablando.

En ese momento el teléfono de Allan sonó y al revisar quien llamaba susurró “Es Jared”

—Por favor no le digas que estoy aquí, por favor. No quiero hablar con él.

Allan asintió y tratando de parecer natural, contestó el teléfono levantándose se la mesa de centro.

—Hola Jared ¿Como estás?

¿Allan dónde estas?

—Estoy de camino a casa de mi hermana ¿Por qué? 

—¡Mierda!

—¿Sucedió algo?

Es, es pilar. Anoche se quedó conmigo y está mañana Zoe llegó sorprendiendome con ella en el apartamento.

𝘔𝘈𝘚𝘊𝘈𝘙𝘈𝘚 & 𝘙𝘖𝘚𝘈𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora