𝐕𝐈

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Capítulo VI

Pilar  se dejó caer en el sofá de la habitación mientras tenía una taza de té en la mesita de al lado, sus manos temblaban mientras sostenía su teléfono. El mensaje había llegado hace una hora, pero la insertidumbre aún no la abandonaba. "Jared está en la cárcel", decía. Sin más detalles, sin más explicaciones, así que Allan salió hacia la comisaría para averiguar qué había sucedido con su amigo y cuando finalmente él llegó a la habitación, abrió la puerta con las manos temblorosas y se encontró con Pilar sentada en la sala, esperándolo.

—Allan —susurró Pilar, apenas lo vio—. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Si estaba en prisión?

Allan se sentó junto a ella con una expresión seria, pero calmada. Sus ojos buscaron los de pilar, intentando transmitirle tranquilidad.

—Sí, Pilar —respondió, su voz firme pero suave—. Estuvo en la cárcel. Pero ya pagué la fianza.

—¿Pero qué fue lo que hizo? —preguntó, la desesperación aún latente en su tono.

Allan suspiró, pasó una mano por su largo cabello rubio en un gesto de cansancio.

—Tuvo una pelea con Zoe. Al parecer ella le reclamaba lo que había sucedido y el la quiso echar a la calle, ella no se dejó y todo se salió de control. Entonces la policía intervino porque los vieron discutir pensaron que la situación era más grave de lo que realmente era. Jared nunca quiso hacerle daño, pero en el calor del momento, las cosas se descontrolaron.

Pilar se llevó una mano a la boca, sus ojos se llenaron de lágrimas sin poder creer lo que estaba escuchando. Cadia día que pasaba y cada situación que se presentaba solo le mostraba más quien relamente era el hombre del que ella se había enamorado matando poco a poco el cariño que sentía por él.

—Dios mío... —murmuró decepcionada—. ¿Ella está bien?

Allan asintió lentamente.

—Sí, está bien. Ella misma aclaró las cosas con la policía, pero de igual forma se lo llevaron.

En ese momento el teléfono de Allan sonó y al ver la pantalla se dio cuenta que Zoe lo estaba llamando y Pilar no tardó en darse cuenta de esto también.

—Es ella, voy a contestar.

—Ponlo en alta voz.

Allan contesto el teléfono diciendo:

—Hola Zoe.

—Allan, disculpa si te molesta a estas horas pero tenía que decirle a alguien que tú amigo está en prisión.

—Sí ya me enteré de hecho vengo de allá, ya pague la fianza.

—Debiste de haberlo dejado ahi encerrado.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Me culpa de haber arruinado su aventura con esa estúpida niña ilusa ¿Puedes creerlo? Y me pidió que me fuera a Ámsterdam asegurándome de que él iría a vivir un tiempo conmigo allá, pero lo descubrí intentado buscarla; seguramente para meterla de nuevo en mi casa.

—Eso es muy penoso de verdad —dijo Allan mientras observaba como Pilar se derrumba en llanto al oír aquellas palabras —Zoe yo no sabía que ustedes seguían juntos y de verdad lamento que él haya hecho esto así que de verdad lo siento por ti, pero ahora debo irme hablamos en otro momento adiós.

Allan colgó el teléfono, de inmediato lo soltó y corrió tras Pilar quien no tardó en aferrarse a él completamente devastada dejando sus lágrimas impregnadas en el pecho de Allan

—Lo. Lo lamento de verdad —Él acarició los cabellos castaños de Pilar buscando la forma de darle consuelo tras su lloro.

Las lágrimas caían libremente por el rostro de Pilar y sus sollozos sacudían su cuerpo, mientras él la envolvía en un abrazo cálido y protector para lograr que ella buscara tener algo de calma.

𝘔𝘈𝘚𝘊𝘈𝘙𝘈𝘚 & 𝘙𝘖𝘚𝘈𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora