𝐗𝐈

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Capítulo XI

Las horas pasaban y el evento de la promoción de "Rostros Fríos" en el hotel estaba en su mejor momento. La música suave y el murmullo de conversaciones llenaban el aire mientras las luces de la ciudad brillaban a lo lejos. Allan y Pilar aún se encontraban en el balcón, disfrutando del fresco aire nocturno y del expectaculo de luces.  Él en un gesto atento, le preguntó:

—¿Te gustaría algo de beber?

Ella sonrió y asintió: —Sí, por favor.

—Te traeré un algo suave —dijo Allan, para dirigirse hacia la barra del hotel.

Mientras él se alejaba, Pilar miraba el horizonte entretenida y ajena al ajetreo del salón. Sin embargo, pudo sentir que a sus espaldas alguien se acercaba hacia ella y no evitó girarse ante la desconocida presencia.

—Hola —saludó Derek con una sonrisa encantadora

—¿Hola?

—¿Pilar no es así?

—Eh sí.

—Vienes como acompañante de Brouwer.

—Sí, vengo con Allan.

—Bueno, ya que te veo sola y no es justo que siendo tan encantadora, te encuentres sin alguien que te acompañe; me preguntaba si te gustaría ir conmigo a mi balcón. Podríamos disfrutar de una bebida tranquila y conversar un poco más.

Pilar sonrió incómoda como lo directa de la propuesta. —Agradezco su proposición, pero Allan no me ha dejado sola. Él solo fue por algo de beber, así que preferiría quedarme aquí a esperarlo —respondió pilar tomando distancia al notar que el hombre parecía estar con el efecto del alcohol encima.

—Vamos, no tienes que esperarlo, seguro se quedará charlando y tratando de engañar a algunas de sus conquistas, porque sí que las tiene. El muy manipulador sabe elegir bien sus víctimas. Mi balcón es el lugar perfecto para relajarnos, pasar un buen rato y alejarnos de él.

Con bebida en mano, Allan se dirigía hacia el balcón donde le esperaba Pilar cuando notó a Derek  que era uno de sus compañeros charlando con ella, así que escondido entre las sombras de las columnas decorativas, observando la escena y estando un poco más cerca, pudo escuchar  la propuesta del tipo. Cada una de sus palabras e intentos por llevarse a Pilar parecía resonar como una amenaza, sintiendo cómo un oleaje de celos se apoderaba de él.

—le agradezco la invitación —dijo ella con voz firme y un poco incómoda—. Pero como dije, estoy con Allan.

Sin permiso, el hombre le extendió la mano y tomó el brazo de Pilar quien se zafó de inmediato de un jalón y con molestia dijo: —¿Oiga que le pasa?

—Vamos, decídete ya —insistió el hombre sin medir sus palabras y actos.

—!Alejate de aquí Dereck! —se apareció Allan ante el hombre amenazándole, lo que ocasionó que esto  llamara la atención de los otros modelos que se encontraban cerca.

—¡Allan! —exclamó el intruso sonriendo con descaro—. Llegaste en muy mal momento.

—¡Derek que estás haciendo! vámonos de aquí —le habló uno de ellos al oído tratando de evitar un enfrentamiento.

—No, tranquilo —habló él con una sonrrisa desafiante observando a Allan que parecía estar muy molestó—. Aquí nada puede pasar. Lo único que estoy esperando es que ella me acepte la invitación al balcón y quizás a mi hotel.

Un fuerte empujón con un gran oleaje de agresividad por parte de Allan fue lo que recibió el hombre mientras exclamaba “!Con mi mujer no te metas¡"

𝘔𝘈𝘚𝘊𝘈𝘙𝘈𝘚 & 𝘙𝘖𝘚𝘈𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora