Capítulo 29: Todo o nada

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Elena seguía atada a la silla en la cabina del yate. La tensión en el aire era palpable mientras Alexei, con la botella de vodka ahora vacía a su lado, la miraba fijamente. Su rostro mostraba una mezcla de furia y dolor.

—Vamos, Elena, cuéntame la verdad sobre tu padre —dijo Alexei, su voz cargada de amargura—. ¿Por qué estás realmente aquí?

Elena sabía que no tenía más opción que hablar. Suspiró, intentando mantener la calma.

—Mi padre fue incriminado por un crimen que no cometió. Don Vittorio lo hizo para eliminar a un rival. Desde entonces, he estado buscando la manera de limpiar su nombre y desenmascarar a los verdaderos culpables.

Alexei la miró con desconfianza, pero había algo en sus ojos que mostraba que quería creerle.

—¿Y qué tiene que ver Don Vittorio en todo esto?

—Él es el que orquestó todo. No solo incriminó a mi padre, sino que también manipuló a todos a su alrededor. Me di cuenta de que la única manera de llegar a la verdad era infiltrarme en su círculo —explicó Elena, con sinceridad.

El Plan de Rescate en Marcha

Mientras tanto, Damián y el equipo se acercaban al yate. Habían logrado desactivar las alarmas y el sistema de seguridad con la ayuda de Marcos y Javier. Laura, desde la base, monitoreaba las comunicaciones y les guiaba en cada paso.

—Estamos cerca. Recuerden, cada segundo cuenta. No podemos permitirnos ningún error —dijo Damián, su voz firme.

El Rescate

Damián se movió con sigilo a través del yate, evitando a los guardias. Sabía que debía llegar a Elena antes de que fuera demasiado tarde. Al llegar a la cabina, escuchó la voz de Alexei y se preparó para intervenir.

—Así que, todo esto es por venganza y justicia para tu padre —dijo Alexei, acercándose a Elena—. ¿Y qué pasa con nosotros, Elena? ¿Todo fue una mentira?

—No, Alexei. Mis sentimientos por ti son reales, pero eso no cambia lo que debo hacer —respondió Elena con firmeza.

La expresión de Alexei se tornó más oscura, su frustración y confusión manifestándose en un impulso peligroso. Se acercó aún más a Elena, su respiración pesada y cargada de alcohol.

—No sabes cuánto he confiado en ti, Elena. ¿Cómo pudiste traicionarme así? —dijo, con voz ronca y temblorosa.

—Alexei, por favor, escúchame. No tienes que hacer esto —Elena intentó razonar con él, pero vio la determinación en sus ojos.

Alexei perdió la paciencia, y su mano se movió bruscamente hacia Elena, intentando forzarla a levantarse. En ese momento, Damián irrumpió en la cabina, su arma apuntando directamente a Alexei.

—¡Suéltala ahora mismo! —gritó Damián con una furia contenida.

Alexei se giró, sorprendido y enfurecido. Antes de que pudiera reaccionar, Damián se abalanzó sobre él, iniciando una lucha intensa. Elena aprovechó el caos para liberarse de las ataduras.

La pelea entre Damián y Alexei fue brutal. Ambos luchaban con todas sus fuerzas, sabiendo que sus vidas dependían de ello. En un momento de distracción, Damián logró desarmar a Alexei y lo golpeó con fuerza, dejándolo inconsciente.

—¡Vamos, Elena! Tenemos que salir de aquí —dijo Damián, ayudándola a levantarse.

Escape y Desenlace

Damián y Elena se movieron rápidamente a través del yate, esquivando a los guardias que aún no habían notado el caos en la cabina. Llegaron a la cubierta y saltaron a un bote que el equipo había preparado para su escape.

Mientras se alejaban, Elena miró atrás, viendo cómo el yate se convertía en una silueta distante en el horizonte.

—¿Crees que Alexei...? —comenzó a preguntar Elena.

—No sé. Pero no podemos arriesgarnos a volver. Por ahora, debemos centrarnos en llegar a un lugar seguro —respondió Damián.

Reencuentro en la Casa de Campo

Horas después, llegaron a la casa de campo. Ambos estaban exhaustos, pero aliviados de estar a salvo. Elena se dejó caer en el sofá, su cuerpo aún temblando por la adrenalina. Damián se arrodilló frente a ella, tomando sus manos entre las suyas, sintiendo su calidez y temblor.

—Gracias, Damián. No sé qué habría hecho sin ti —dijo Elena, mirándolo con gratitud y una mezcla de emociones.

Damián la miró, su rostro reflejando una tormenta de sentimientos. Sabía que debía decirle lo que sentía, aunque no tenía planeado hacerlo en ese momento. La adrenalina y el miedo a perderla lo empujaron a hablar.

—Elena, escúchame. No puedo seguir guardándome esto. —Damián respiró hondo, sus ojos llenos de una mezcla de amor y desesperación—. Desde que te conocí, todo ha cambiado para mí. Nunca antes había sentido esto por nadie. Siempre he sido un hombre de relaciones esporádicas, disfrutando de la compañía de muchas mujeres, pero ninguna había dejado una huella tan profunda en mi corazón.

Elena lo miró, sus ojos llenos de sorpresa y emoción. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras escuchaba las palabras que había anhelado escuchar.

—Damián, yo...

—Déjame terminar —la interrumpió suavemente—. Sé que esta situación es peligrosa, pero necesito que sepas que te amo. Y quiero que dejemos la Camorra. Quiero que empecemos una nueva vida juntos, en un lugar donde nadie pueda encontrarnos.

Elena sintió una oleada de emociones. Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras asimilaba las palabras de Damián.

—Yo también te amo, Damián. Pero, ¿cómo haremos eso? ¿Cómo dejaremos todo esto atrás?

Damián apretó sus manos con más fuerza, sintiendo la determinación y el amor que los unía.

—Lo haremos juntos. Planearemos cada detalle y nos aseguraremos de que nadie nos siga. Encontraremos un lugar seguro y empezaremos de nuevo. —Damián la miró con una intensidad que reflejaba su compromiso—. No podría soportar perderte, Elena. Pensar en lo que Alexei podría haberte hecho... me volvía loco. No solo temía que te lastimara físicamente, sino que te dejara marcada para siempre. No puedo permitir que eso suceda. Necesito que estés a salvo.

Elena asintió, sintiendo una esperanza renovada. Se inclinó hacia adelante y lo besó, un beso lleno de amor, gratitud y promesas de un futuro juntos.

—Entonces, hagámoslo. Planeemos nuestra fuga y construyamos la vida que siempre hemos querido —dijo Elena, sus labios aún rozando los de Damián.

—Pero...—comenzó Elena, mientras la sonrisa en su cara se desvanecía y poco a poco se iba alejando de Damián.

—¿Qué ocurre? —preguntó Damián preocupado.

—No podemos irnos así... Debemos hacer justicia por mi padre y por tu hermano, Don Vittorio debe pagar—. Dijo Elena con determinación, recordando la razón de ser de su misión.

El Vals de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora