16. El despertar de la realidad

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Cueva de los Espectros, 680 aps (Escala de presión abisal)

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Cueva de los Espectros, 680 aps (Escala de presión abisal)

La galería contigua es más grande que la anterior, con algunas rocas medianas en un rincón y un conjunto de estalactitas y estalagmitas sellando justo las dos entradas que anoche marcamos en el mapa como la intersección en la que nos separaríamos. No me olvido de las palabras de Nevan, que se ha pegado a Thago, el más corpulento de todos. A su lado, la diferencia de altura es tan notoria que no puedo evitar plantearme qué atributos tendrá Nevan para estar aquí aun siendo el de menor estatura de todos nosotros y, aparentemente, el más joven de edad.

En la Escuela de Cuervos, los aprendices se entrenan en combate y sobreviven a pruebas físicas durante los primeros cursos hasta que en el tercero deben decantarse por una especialización, pero Nevan ni siquiera parece tener veintiún años, la supuesta edad establecida para graduarse.

—Es aquí —apunta Nadine y da varios golpes fuertes—. No nos queda otra.

—¿Estás segura del método? —inquiere Arvin frunciendo el ceño.

—Necesitamos ganar tiempo, salir de aquí cuanto antes, así que sí. Estoy segura.

Thago y Mei, los geólogos, se miran entre ellos y dan un paso al frente. Posan sus manos en la formación en la pared. Imagino que utilizarán alguna herramienta que lleven consigo en sus mochilas de cuero o la fuerza bruta unida a un ápice de magia, pero no. Los ojos se me abren como platos y los latidos atropellados del corazón se me incrustan en la garganta cuando recitan susurros incoherentes y las estalactitas comienzan a temblar. Qué demonios. Retrocedo un paso. Las estructuras que cuelgan del techo de la cueva van convirtiéndose en pedazos de rocas que se desprenden hasta transformarse en mera arenilla al colisionar contra el suelo.

Magia menor.

Han utilizado magia menor dentro de una cueva en la que estamos encerrados. No soy la única que observa todo cuanto nos rodea con expectación, rezando para que esta insensatez no haya despertado el peligro del que hasta ahora nos habíamos librado. Pero eso no es todo. Puedo ver en las caras de mis compañeros que la situación es peor de lo que esperaban. Porque tal y como nos temíamos durante la discusión en el oasis, hay dos bifurcaciones. Tres caminos en la intersección, si contamos el que hemos estado atravesando y que nos ha hecho avanzar el círculos.

—Como ya lo planeamos, Kowl y yo nos adentraremos en la salida de la izquierda —expone Nadine, atrapándose los mechones malvas tras las orejas—. Arvin, tú investigarás la salida de la derecha con Kalya.

—Así que era cierto que pretendéis que me coma los mocos mientras los «más experimentados», según vosotros, vais a buscar la salida. —El tono ofendido de Dhonos emerge del fondo de la galería resonando en las paredes de la cueva y tensándonos el cuerpo a todos.

—Es buena distracción para un futuro comemierdas.

—¡Arvin, por favor! —le grita Nadine empujándole un hombro.

©Piel de Cuervo (PDC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora