32. La estrategia ha cambiado

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Arcos Perdidos, 1152 aps (Escala de presión abisal)

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Arcos Perdidos, 1152 aps (Escala de presión abisal)

Estoy ausente.

Estoy ausente cuando mis compañeros se reagrupan en el pasillo y celebran que no ha habido ninguna baja o complicación mayor. Cuando Nevan y Vera se anclan a mí para iniciar la subida de los treinta pisos que nos separan de la cumbre y del final. Y cuando las piernas me duelen del esfuerzo y los pulmones me queman por la presión abisal que se empeña en dirigirnos hacia el fondo del abismo y nos recuerda la muerte inminente que significaría dar un paso en falso durante una huida en ascenso.

En la Escuela de Cuervos nunca cuentan cómo se sale del abismo. Esa información se la reservan aquellos que han sobrevivido a una expedición. En este caso, el único que vio con sus propios ojos cómo escapar del abismo es Dhonos. Puede que los Jefes de Tropa también lo sepan para poder dirigir la formación hasta ese punto y que las Informantes lleven encima documentos en kheltza con la información necesaria para huir. Ellas se encargan de transmitir la historia dentro del abismo, aunque no sea del todo objetiva porque la historia solo la cuentan los vencedores.

Los que permanecen sobre los que perecen.

Aquí los vencedores son los que salen a la superficie. Su historia personal y su perspectiva acerca de lo ocurrido en el abismo son las únicas que prevalecen. Las únicas creíbles y alabadas en el Consejo de Expediciones, por falsas que puedan ser. Por eso existen las Informantes, para que nos adentremos a este lugar con la confianza de que existe un camino, unos hechos, una salida, un final. Parpadeo, confusa.

—¿Quién escribió los informes de la anterior expedición? —les pregunto en voz baja a mis aliados.

—Pues... —empieza a decir Vera y veo en su cara cómo la duda crece dentro de ella al percatarse del trasfondo de mi pregunta.

—Dhonos, obviamente —ataja Nevan.

—Pero Dhonos no es Informante —dice Vera frunciendo el ceño.

—No es Informante, es el único superviviente.

—Exacto —contesto echando un ojo a Tyro y Thago, que están a una distancia prudencial detrás de nosotros, distraídos en el dolor de sus piernas—. ¿Y aun así aprobaron su historia?

—Al Consejo de Expediciones no le quedó otra opción que creerlo. —El comentario de Nevan va unido a una miradita de aviso por el rabillo del ojo—. Aunque eso ya lo sabes, Rawen. Nos lo dicen en la Escuela de Cuervos.

De pronto, Vera arruga el ceño y se muerde los labios mientras intenta alcanzar el costado de Nevan para arremeterle un pellizco, pero termina quitándose las gafas para soplarse las hebras pelirrojas que se le han metido en el ojo.

—Estamos los tres en esto, ¿vale? —espeta ella en un hilo de voz casi inaudible, fulminándolo con su mirada castaña—. Ya me he dado cuenta de que Rawen no sabe cosas básicas de historia y de que sus mapas no son los propios de una cartógrafa con honores. No haré preguntas, pero tampoco me trates como si fuera idiota.

©Piel de Cuervo (PDC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora