Capítulo 22.1- Una conspiración galáctica.

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"El universo te guía de maneras misteriosas"

Los brazos de Jo temblaban, como si un frio indescriptible recorriera todo su cuerpo a pesar del cálido planeta en donde se encontraba, ahora el holograma de Esther parecía estar balbuceando, una gran cantidad de pensamientos, de todo tipo, golpeaban la mente del joven, no podía pensar con mucha claridad.

¿Cómo que desapareció?─ Preguntó débilmente.

Su preocupación no era del todo infundada. Desaparecer en la vastedad del universo es casi seguro una sentencia de muerte, dependiendo donde y porqué. A pesar de que ahora se sentía fatal, el joven intentó controlarse un poco, después de todo, Esther sabría más que nadie el último paradero de Bastila.

Esther intentó responderle de la manera más clara posible: ─Repentinamente, después de una misión, Bastila parecía ser otra, no hablaba de otra cosa más que de ir a buscar a su padre, ni siquiera me dio tiempo de detenerla antes de que tomase una nave y se adentrara a territorio imperial Miniknog... los posteriores intentos para contactarla fueron en vano...

El rostro de Esther, aunque ligeramente distorsionado por la imagen holográfica, reflejaban claramente su preocupación, ella no podía evitar sentirse culpable, tal vez de que pudo haber detenido a Bastila, o bien, de haber algo más de espacio en su ya pesada agenda.

Pesadamente, Jo cayó en el asiento del conductor de la nave. Pasando unos segundos como en trance, mirando aparentemente a la nada, o tal vez pensando en el destino de Bastila en el caso de que fuesen verdad las palabras de la Ex–Grand Protector.

─...territorio Minikog...─ Susurró entre labios. Entrar sin autorización en territorio imperial es casi una sentencia de muerte, según el imperio, la vastedad de su territorio hace "casi imposible" garantizar la seguridad de los invasores. La rebelión, por otra parte, asegura que solo son escusas para ocultar las atrocidades que el imperio comete para quienes caen en sus manos, obviamente, el imperio niega rotundamente esas afirmaciones.

─...Mi niño...─ La voz de Esther hacía eco a Jo. ─...No intentes ir por tu cuenta a territorio Miniknog a buscar a Bastila...─

¡No me voy a quedar sentado, sin saber qué fue lo que le ocurrió, o si Bastila está bien!

Lo sé, hijito. Pero por más desesperado que estemos por saber el paradero de nuestra amiga Bastila tendremos primero que acercarnos con el imperio, no ignorarán al Protectorado, tendrán que respondernos rápido, dame 24 horas, pero por ahora espera aquí... por favor, no quiero que sean dos ahora los que desaparezcan por mi culpa...─

La preocupación de Esther hizo conciencia en el joven. Tranquilizado, prometió a Esther que no saldría sin antes avisarle y que esperaría pacientemente lo que el imperio diría al respecto.

El joven salió apesadumbrado de la nave, solo para darse cuenta que habían pasado dos horas y que la joven enfermera Hylotl, quien le había pedido ayuda para encontrar a su compañera y amiga, estaba sentada, esperando... a que un milagro ocurriese.

El rostro de Jo se llenó de vergüenza.

¡Perdóneme, por favor! Estaba en una llamada importante... y pues...

No se preocupe, Jo-sama─ Respondió la joven Hylotl.

Será mejor que nos pongamos manos a la obra─ Respondió Jo, intentando ocultar su vergüenza.

En el camino, la enfermera explicaba a Jo todo lo que sabía de su amiga y de cómo había desaparecido: El hospital, junto con muchas otros alrededor del planeta, mantiene un sistema de envíos por todo el sistema de los ingredientes de la sustancia curativa más efectiva del universo: El Bacta. Y aunque los ingredientes del Bacta sean endémicos del planeta Mon Cala (Planeta en donde se encuentra Jo), los Hylotls se han esforzado para que esta sustancia curativa sea accesible para todos.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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