Situaciones de pareja | SUGUSATO

Punto débil

⚠️ ADVERTENCIA: el siguiente contenido tiene leve mención sexual y escenas eróticas. se recomienda discreción.

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Satoru tiene mucha sensibilidad en su cuello. Suguru adora besar el punto débil de su novio.

El choque de labios resonaba en la habitación de la pareja en esa noche de intensa lluvia, mezclándose en ocasiones con el ruido que hacía el agua al chocar contra la ventana.

Suguru tenía su espalda recargada a la cabecera de la cama. Satoru por su parte se pegaba al pecho de su novio dándole la espalda y girando su cabeza en su dirección para continuar con la sesión de besos. La cual fue subiendo su temperatura cuando Geto inclinó con suavidad a Gojo y giró apenas su cuerpo, haciendo que sus piernas dieran al lado izquierdo del morocho, sus pechos se miraran y sus hombros rozaran.

La diestra de Suguru se deslizó por su nuca y cabellos hasta llegar a su pómulo derecho y sus dedos rozaran apenas con el cuello ajeno, mientras su zurda le apretaba a su cuerpo en busca de más contacto y tratando de romper toda distancia.

Los besos de Geto pronto fueron dejando los labios del albino y fueron bajando por su mentón, parte de su mandíbula e inicio de su cuello. En donde empezó a besar con humedad y dedicación. Escuchando al poco tiempo los suspiros de su novio, los cuales fueron subiendo hasta convertirte en jadeos y luego gemidos.

El rubor se había instalado en todo su rostro, la calentura en su cuerpo fue subiendo al punto de removerse en su lugar. La venda que cubría sus ojos no le permitía ver al otro las pequeñas lágrimas de placer que aparecían en sus zafiros y eran rápidamente absorbidas por la tela.

Gojo empezó a mover sus piernas y sus temblorosas manos fueron a dar al pecho de su pareja, empujándolo sin fuerza y aferrándose a sus ropas. Geto mordió su manzana de Adán provocando un lastimero gemido por parte del pálido. Quién frunció sus cejas y abrió aún más su boca, dejando salir con más libertad sus jadeos junto a un fino hilo de saliva.

— Suguru, por favor. Quítate. Te lo suplico — un hilo de voz fue lo único que logró salir de sus belfos.

— Pero, mi amor — pasó su lengua por la anatomía del chico. — recién empezamos.

Satoru iba a protestar de nuevo, pero la mano que antes acariciaba sus cabellos, mejilla y cuello se interpuso en sus labios. Callando todo tipo de ruido que quisiese salir.

El cuerpo del pálido pronto sufrió las consecuencias del placer. Su cuello no era lo único que recibía atención con urgencia, su ahora erecto miembro también y era una tortura para el chico. Su novio movía su mano con rapidez al punto de hacer sentir al alto su orgasmo para después detenerse y presionar con fuerza la punta, evitando que pudiera sentir su liberación y recibiendo lastimeros gemidos ahogados como respuesta. Mantuvo ese ritmo un poco más hasta que sintió que su novio estaba por perder la cabeza.

Quitó la mano de su boca y bajo sus pantalones lo suficiente para poder mover su zurda con más facilidad. Remplazó la vendrá negra del chico por sus dedos y retomó sus acciones, esta vez sin detenerse. Gojo se retorcía con fuerza en el regazo de su novio, sus piernas pataleaban y temblaban ocasionalmente, su pecho subía y bajaba con fuerza. Su cuerpo saltaba varias veces por el inmenso placer que estaba sintiendo.

— Necesito, por favor — gemía sin control. — Suguru, Suguru.

Esto solo intensivo al mencionado a acelerar los movimientos de su mano. Cuando su orgasmo estuvo tan cerca al punto de poder rozarlo con la yema de sus dedos, ambas manos fueron a dar al antebrazo del morocho, rasguñando su piel con fuerza y empujándole débilmente. Gimiendo alto cuando por fin esa ola de placer lo golpeó con tan rudeza que los espasmos chocaron con su cuerpo, haciéndolo cerrar sus piernas y doblarlas en su dirección mientras sus cejas se fruncían y sus lágrimas manchaban la mano del moreno.

El resto de orgasmos que le siguieron a ese fueron cada vez más intensos gracias a la estimulación que Geto le brindaba a su punto débil.

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