Cortas historias sobre el SuguSato en diferentes universos. La mayoría de las historias están basados en fanarts, por lo que se les da créditos a sus respectivos artistas.
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Tras el incidente de la misión con el plasma estelar, tanto Satoru como Suguru habían seguido sus caminos individualmente. Geto recuerda ese día como si hubiese pasado unos segundos, los desesperados ojos de Gojo esperando que todo fuese mentira y se quedara a su lado estaban plasmados en su cabeza. Como éste alzaba la mano dispuesto a ejecutarlo por la desesperación que sentía, y al final no lo hizo.
Sabía que los peses gordos habían mandado a ejecutarlo pero nunca encontraban su paradero. Él sabía que no le habían encontrado aún no porque fuese bueno para esconderse, sino porque cierro albino lo evitaba. Pero a pesar de todo eso, Suguru extrañaba tanto a Satoru.
Reconocía que haberse alejado de él había sido muy doloroso, y una decisión muy difícil. Pero fue algo inevitable. La muerte de Riko Amanai le había marcado tanto que inevitablemente cayó en depresión poco a poco y su visión hacia los humanos y hechiceros había cambiado con el paso de los días. Su propósito ahora era eliminar a los no hechiceros para que haya un mundo sin seres débiles, inconscientemente buscando una manera de quitarle peso de encima a Gojo.
Es por eso que, tras años de no ver al hombre que más ha amado en toda su vida, ahora lo tenía en frente suyo. Ambos estaban en cuclillas apoyando sus brazos en sus rodillas, Geto tratando de ocultar parte de su rostro entre sus antebrazos y Gojo viéndole sin expresión. Esperando a que éste dijera algo.
La piel de ambos picaba por tener contacto con el otro por primera vez en tantos años alejados. Estaban tan nerviosos que ningún se atrevía a hablar. Cuando Satoru sintió la presencia de Suguru en la escuela, decidió adelantarse para tener un momento a solas, sintiéndose emocionado y con miedo tras encontrarse con su mejor amigo después de tanto tiempo separados.
Oh, pero el destino había sido muy egoísta con ambos. Obligándolos a separarse cuando lo que sus corazones más deseaban era estar juntos, rompiendo sus propios corazones por las adversidades que el universo les había puesto con fin de romper su vínculo, pero jamás se rompió. Sólo se distanció.
— Suguru... — Gojo fue el primero en hablar. — ¿cómo estás?
Como había extrañado esa voz.
— Satoru — por fin se atrevió a verlo. — Satoru.
— Suguru.
Y por primera vez en años, dejaron que sus corazones fueran los que actuaran. Ambos se lanzaron al otro juntando sus anatomías en un abrazo, sintiendo que podrían romper al otro si se separaban. Por primera vez en tanto tiempo, el corazón de ambos se sintió cálido. Volvió a latir. Volvió a sentirse vivo. Ignorando por un segundo todo lo que ocurría a su alrededor y siendo solo ellos, solo Satoru y Suguru.
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