XIII- Línea de sucesión

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Salí de la casa sin llevarme nada a la boca después de una noche horrible en dirección al bosque para entrenar hasta que fuesen las dos, hora de la reunión. Es lo que hacía siempre que no podía controlar mis sentimientos. Tiré árboles, los desplacé, los partí y corrí, corrí hasta que ya no sabía dónde estaba. Era tan injusto... Limpié mis mejillas de las lágrimas violetas del esfuerzo para dar paso a las cristalinas, que resbalaban por ellas debido a mi frustración.

A mí también me había empezado a importar Connor, pero odiaba que intentara destruir todo por protegerse a sí mismo. No me tragaba el cuento de protegerme de él. Se había asustado por lo que podía ser, no por lo que era; pero, ¿por qué? Yo no quería que me importase, fue él el que me enseñó lo que guardaba debajo de la coraza; y eso que solo fue un poco.

Una vez me recompuse, volví a la casa con los ojos hinchados y la nariz roja. Todo un cuadro. Pasé de almorzar y subí las escaleras para seguir hasta el final del pasillo. Allí había una puerta como todas las demás, pero esta no guardaba camas ni baños, sino una gran mesa con bastantes sillas, una para cada uno.

Miré a mi alrededor y vi a gran parte de los integrantes del refugio ya sentados, compartiendo conversaciones triviales. Divisé a mis amigas, que me hacían señas para comunicarme que me habían guardado un sitio. Connor estaba sentado al lado de Liv, que estaba sentada al lado de Maeve; así que se encontraba lo suficientemente lejos de mí. Genial.

—Hunter —Lo llamé, acercándome a él—. Disculpa a mi hermano. Ya sabes cómo está. En cuanto acabemos, iré a informarlo.

—Descuida, grandullona.

—Me vuelves a llamar así y te lanzo por la ventana.

—La fiera vuelve a salir.

Entendía que Alex no se hubiese presentado, nunca se sabe cuándo su fuego decidirá hacer acto de presencia. Me senté al lado de mis amigas sin dedicarle una mirada a Connor, a pesar de notar sus ojos en la nuca; lo cual me causó una agradable sensación en el estómago. Estudié la sala y me fijé en que gran parte de los ryains miraban mal a mis amigas, pues supongo que Hunter les habrá prohibido hablar con total libertad sobre sus poderes en esta reunión. Me hizo pensar en que en algún momento tendría que hablar con ellas: si Alex hablaba con Olivia y yo con Mavis, sería muchísimo más fácil. Hunter me sacó de mis cavilaciones cuando tomó la palabra.

—Muchas gracias por acudir. No esperaba que tanta gente se quisiera meter de nuevo en la boca del lobo. Porque sí, esto es peligroso. Y no solo porque seamos un equipo numeroso vamos a salir airosos de allí.

—Avisamos para que luego no haya sorpresas, pero ir a rescatarlos no tiene por qué ser una tarea de vida o muerte si escuchan bien el plan que tanto nos costó idear y siguen las reglas al pie de la letra —Dijo Letha. El aparente líder era Hunter, pero estoy segura de que ella lo aconsejaba en las sombras.

—Bien, todos sabemos que a nuestros enemigos les encanta infiltrarse entre nosotros —Dijo Hunter, refiriéndose a Adam—, así que hemos pensado que les devolveremos la jugada. Letha se hará pasar por una simple trabajadora para poder llevar a un grupo reducido de personas por el tercer pasillo.

—Para poder caminar a mis anchas por allí, necesito llevar a uno de ustedes —Señaló hacia los ryains— conmigo para que tengamos la situación bajo control. ¿Algún voluntario?

—Yo mismo —Dijo Matt, un chico con el que hablé en la cena.

—Bien, pues después de la reunión te quedarás diez minutos para que Letha te explique bien lo que debes hacer —Sentenció Hunter, a lo que el chico asintió decidido—. Entrarán ellos dos solos, nosotros cubriremos la puerta de rejas negras y la salida trasera, por si ocurre algún inconveniente. Pueden defenderse adecuadamente si es necesario —Dijo, dándonos permiso para utilizar nuestros poderes en la intervención—, pero siempre con cautela de no activar las alarmas.

Bajo la luna llenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora