Capítulo 23

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Después de ese fantástico viaje a Tokio en el parón de verano hemos vuelto al trabajo.

Amo a Lando y su forma de ser.

Es temprano. Son las 6:30 y estoy mirándome en el espejo pensando en si debería volver a la cama.

¿Quién me había dicho a mí que hiciera ejercicio?

Yo he tenido la gran suerte de no engordar demasiado. Había hecho el ejercicio justo y dietas cuando creía oportuno.

Pero después de que el otro día Lando tuviese la magnífica idea de subir por las escaleras a un séptimo piso, había decidido hacer algo con mi vida. No era igual hacer ejercicio que trabajar. No paraba en todo el día pero no era lo mismo.

Incluso me tuve que comprar un chándal para hacer algo.

Creía que iba a morir mientras iba subiendo aquellas escaleras del hotel. Fue horrible.

Camino dejando la pereza a un lado y voy a coger el ascensor.

Paro, debo bajar por las escaleras. Si las bajaba contaría como que había hecho algo de más ejercicio, lo peor era subirlas.

Cuando llego abajo veo a Lando en el gimnasio. Hay otro hombre que parece que va a lo suyo.

Casi babeo. Lando corre en la cinta sin camiseta y con unos pantalones algo holgueros que me hacen pensar cosas pecaminosas.

Recorro su espalda con la mirada. Cada vez tiene más músculos y me hace sentir que ese dios griego era demasiado bueno para ser verdad.

Me pongo a su lado y apoyo los brazos en el brazo de la cinta para poner mi cabeza y observarlo.

Me mira y sonríe. Esa sonrisa suya de lado.

-Habíamos quedado hace un cuarto de hora.

-Déjame, me estoy aclimatando a levantarme para hacer ejercicio. Es algo muy duro psicológicamente hablando.

Baja el volumen para hablarme mientras baja la velocidad de la cinta.

-Algo muy duro era yo anoche.

Le doy un golpe en el brazo sintiendo las mejillas enrojecer.

Lando va bajando el ritmo hasta que para. Veo el rato que lleva corriendo, 20 minutos a una velocidad que ni en mis mejores sueños podría hacer yo.

Se limpia el sudor y bebe de esas bebidas energéticas.

Miro mi botella de agua. ¿Quizás ese mejunje tenía un poder? Debía comprarme alguna de esas bebidas azules para echar a correr.

Lando me da en el trasero con la toalla y le miro seria.

-Vamos, empecemos en la bicicleta.

Me lleva a las bicis. Soy tan torpe que cuando me subo casi no llego a los pedales y se ríe a carcajadas.

-¿De verdad nunca te has subido a una de estas bicis?

-No. Me he subido a mí moto y encima de ti, si es que cuenta para algo.

Si él hace bromas sexuales yo también.

-Uhhh, por supuesto que cuenta para algo eso último.

Me mueve el asiento y ya quedo a la altura perfecta.

Pedaleo y Lando toca para que empiece a notar fuerza. Me pongo los auriculares y los conecto a la máquina.

Tiene YouTube y voy viendo videos mientras Lando hace remo en otra máquina.

Empiezo a sudar y no sé qué programa ha puesto pero cuesta de vez en cuando pedalear algo más. Es difícil.

Cuando llevo 35 minutos viene y baja la intensidad. Esto es otra cosa.

London Boy ~ Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora