Inmiscuirse en los pasillos más oscuros de su hogar no era buen ingenio. Sentía presencias más allá de lo intangible, un ojo gatuno que lo observaba a toda hora y en cada lugar, incluso entre sus sábanas y a la hora de rezar. No estaba preparado par...
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El zumbido distorsionado de un televisor roto llenaba la habitación oscura, donde la voz de una mujer narraba con una frialdad distante las noticias más recientes.
"...los cuerpos fueron encontrados en un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Los investigadores describen la escena como 'grotesca', con cada cuerpo mostrando signos de tortura..."
La luz azulada del televisor iluminaba tenuemente el espacio, revelando un sillón desgastado, su tapicería rasgada en varios lugares. Frente al sillón, una mesita de noche con un cenicero repleto de colillas de cigarro apestaba a tabaco viejo. Alrededor, en el suelo de madera oscura, botellas de licor se dispersaban de manera caótica, algunas medio llenas, otras vacías y derramadas, añadiendo un hedor agrio al aire estancado.
"...las marcas en las paredes, símbolos pintados con la sangre de las víctimas, sugieren un ritual macabro..."
La cámara de la habitación se movía lentamente, capturando cada detalle: el polvo que flotaba en los rayos de luz que entraban por las rendijas de las persianas, el crujido sordo del suelo bajo el peso de la sombra que caminaba de un lado a otro.
Cerca del televisor, un periódico arrugado descansaba en el suelo, junto a un billete enrollado y unas líneas blancas, puras y tentadoras. La sombra, ansiosa y desesperada, se arrodilló lentamente, sus movimientos llenos de una inquietud casi palpable. Sus manos temblorosas alcanzaron el billete, lo desenrollaron con precisión meticulosa y lo colocaron en la línea inicial de cocaína. Con un profundo suspiro que precedía el inevitable, la sombra inhaló con fuerza, el sonido áspero del sorbo resonando en la habitación, seguido por un siseo de alivio y satisfacción oscura.
"...los nombres de las víctimas han sido revelados. Entre ellos, Rei Kurosaki, de 34 años, y Takeshi Hoshinode 29 años. Nuestras condolencias a las familias afectadas por esta tragedia..."
La sombra se levantó lentamente, tambaleándose mientras la droga hacía su efecto. Se acercó al sillón y recogió una chaqueta de traje que colgaba descuidadamente sobre el respaldo. Los pasos resonaron sordamente sobre las tablas del suelo, cada crujido un recordatorio de la decrepitud de aquel lugar.
Mientras la puerta de la habitación se abría, la luz del televisor iluminó fugazmente el rostro de la sombra: ojos hundidos, mejillas demacradas, una expresión perdida entre el horror y la resignación. Al salir, dejó el televisor encendido, la voz de la mujer continuando su fría letanía.
"...las investigaciones continúan, pero aún no hay pistas claras sobre el autor de estos asesinatos. La ciudad entera espera con ansias respuestas y justicia para las víctimas..."
La puerta se cerró con un suave clic, dejando la habitación en un silencio casi absoluto, roto solo por el zumbido persistente del televisor. La sombra se desvaneció en la oscuridad del pasillo, el eco de sus pasos disminuyendo hasta desaparecer por completo.
