Capítulo 1

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Los primeros rayos del sol se filtraban a través de las cortinas de la lujosa habitación de Ethan Thornwood, acariciando su piel bronceada y resaltando los mechones rojizos de su cabello desordenado. Despertó con una sonrisa, estirándose perezosamente entre las sábanas de seda. Anoche había sido otra velada memorable, llena de cuerpos entrelazados y susurros apasionados. Ethan sabía que su atractivo era una herramienta poderosa, y lo usaba sin remordimientos en la vibrante ciudad de Los Ángeles.

Se levantó de la cama, su musculoso cuerpo reflejado en el espejo de cuerpo entero. Sus ojos verdes brillaban con la promesa de otro día lleno de placeres y aventuras. Se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más, y se dirigió al baño. La ducha era un santuario de agua caliente y vapor, lavando los restos de la noche anterior y preparándolo para lo que estaba por venir.

En la cocina, preparó un desayuno rápido: un batido de proteínas y unas tostadas con aguacate. Mientras comía, su teléfono vibró en la encimera. Un mensaje de texto de Ashley, la modelo con la que había salido la semana pasada.

-Buenos días, Ethan. ¿Nos vemos hoy? -El tono coqueto era evidente incluso a través de las palabras escritas.

Ethan sonrió para sí mismo. Tenía una lista interminable de admiradores, tanto hombres como mujeres, y disfrutaba cada minuto de la atención. Respondió con un mensaje igualmente coqueto y se dirigió a su vestidor. Elegir qué ponerse era una tarea cuidadosa; su apariencia debía ser impecable y provocadora. Optó por una camisa blanca ajustada que resaltaba sus músculos y unos jeans desgastados que acentuaban su figura.

En el otro lado de la ciudad, en un pequeño apartamento modesto, Aiden Valenwood ya estaba despierto. Su rutina era un contraste brutal con la vida de Ethan. El despertador había sonado a las cinco de la mañana, y Aiden se había levantado sin quejarse, preparado para enfrentar otro día de trabajo arduo. Su cabello oscuro, siempre perfectamente peinado, y sus ojos azules, llenos de determinación, eran las únicas concesiones a su atractivo natural. Aiden no tenía tiempo para distracciones; cada día era una lucha por mantenerse a flote.

Se preparó un café fuerte y unas tostadas sencillas antes de vestirse con su uniforme de trabajo. Trabajaba en una tienda de antigüedades, un lugar que amaba por su historia y carácter, pero que apenas le permitía llegar a fin de mes. Aiden era meticuloso y dedicado, características que lo hacían destacar incluso en tareas mundanas.

La tienda, ubicada en una calle tranquila, era su refugio. Entre los estantes llenos de libros antiguos, relojes de bolsillo y muebles victorianos, Aiden encontraba una paz que el bullicio de la ciudad no podía ofrecerle. Abrió la tienda a las ocho en punto, saludando a los primeros clientes con una sonrisa amable.

Mientras tanto, Ethan estaba en un gimnasio exclusivo en Beverly Hills. Las miradas seguían su paso, y él las recibía con una mezcla de arrogancia y encanto. Su rutina de ejercicios era intensa, diseñada para mantener su cuerpo en la mejor forma posible. En una esquina del gimnasio, un grupo de mujeres lo observaba con interés evidente, susurrando y riendo entre ellas. Ethan les lanzó una sonrisa que podría derretir el hielo.

-¿Están disfrutando del espectáculo? -susurró mientras levantaba una pesa.

Una de las mujeres, una morena con ojos oscuros y llenos de deseo, se acercó a él.

-No todos los días tenemos el privilegio de ver a alguien como tú en acción.

Ethan dejó la pesa y se acercó a ella, su mirada fija en la de ella.

-Bueno, el placer es todo mío.

La interacción fue breve pero intensa, y Ethan se despidió con una sonrisa seductora antes de continuar su rutina. Su vida estaba llena de momentos así, encuentros efímeros pero emocionantes que mantenían su existencia vibrante y llena de energía.

Al mediodía, Aiden hizo una pausa para almorzar, comiendo un sándwich en la trastienda de la tienda de antigüedades. Los días eran largos y las recompensas pocas, pero cada objeto en la tienda contaba una historia, y eso le daba un sentido de propósito. Mientras mordía su sándwich, su mente vagó hacia su familia, a quienes no había visto en meses. Trabajaba arduamente para enviarles dinero, asegurándose de que tuvieran lo que necesitaban.

De regreso en su apartamento, Ethan se preparaba para una tarde de reuniones. Trabajaba como modelo y ocasionalmente actuaba en comerciales, su atractivo físico siendo su principal carta de presentación. Hoy tenía una sesión de fotos para una marca de ropa de lujo. La sesión fue en una mansión en las colinas, con vistas impresionantes de la ciudad. El fotógrafo, un hombre excéntrico con un ojo para la belleza, lo dirigió con entusiasmo.

-¡Ethan, muéstrame esa pasión! -gritaba el fotógrafo mientras ajustaba las luces.

Ethan posó con confianza, su cuerpo capturando la luz de manera perfecta. Cada clic de la cámara era una celebración de su físico, y él lo disfrutaba plenamente. Al finalizar la sesión, el equipo aplaudió su desempeño, y el fotógrafo le dio una palmada en la espalda.

-Eres un verdadero profesional, Ethan. Estas fotos van a ser espectaculares.

-Gracias. Siempre es un placer trabajar con gente talentosa.

La tarde se transformó en noche, y Ethan se encontró en un club exclusivo, rodeado de amigos y admiradores. Las luces de neón y la música pulsante creaban una atmósfera electrizante. Bebió y bailó, perdiéndose en la euforia del momento. Entre la multitud, su mirada captó a una figura conocida: Ashley, la modelo. Se acercó a ella, sus cuerpos moviéndose al ritmo de la música.

-Esta noche es aún mejor ahora que estás aquí.

Ashley sonrió, sus ojos brillando con deseo.

-¿Tienes planes para después?

Ethan la tomó de la mano, guiándola hacia una esquina más tranquila del club.

-Tal vez podríamos continuar esta fiesta en un lugar más privado.

Mientras Ethan disfrutaba de su vida llena de lujos y placeres, Aiden caminaba de regreso a su apartamento, cansado pero satisfecho. La noche en Los Ángeles era fresca, y él se detuvo un momento para admirar las estrellas. Había una belleza en la simplicidad de su vida, en la dedicación y el esfuerzo diario. Al llegar a casa, se dejó caer en el sofá, encendiendo una pequeña lámpara de lectura. A su lado, un libro antiguo lo esperaba, y Aiden se sumergió en sus páginas, dejando que las historias de tiempos pasados le ofrecieran consuelo.

Esa noche, mientras Ethan y Ashley compartían una pasión fugaz, Aiden soñaba con un futuro mejor, uno en el que sus sacrificios valieran la pena. Dos vidas tan diferentes, unidas solo por la misma ciudad que nunca dormía. Ethan Thornwood, el chico que vivía para el presente, y Aiden Valenwood, el joven que luchaba por un mañana más brillante. Sus caminos aún no se habían cruzado, pero el destino tenía planes para ellos, enredando sus destinos de maneras que ninguno de los dos podía prever.

Con el primer rayo de sol del siguiente día, Los Ángeles despertaría para encontrar a sus habitantes enfrentando nuevas oportunidades y desafíos. Para Ethan y Aiden, la ciudad ofrecería algo más que rutina y placer: una chispa de algo inexplorado y profundo, una conexión que desafiaría sus mundos y los llevaría a cuestionar lo que realmente significa vivir y amar.

¿Sexo o Amor? | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora