CAPÍTULO TREINTA Y UNO: «Racismo»

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Sophie Vera

Las palabras de mi padre me hacen cerrar los ojos muerta de la vergüenza, pero sin decir nada.

- Es el novio de Sophie, se llama Alexander y es muy buen chico. -responde mi hermana por mí.

- ¿El novio de Sophie es negro? -pregunta en tono amenazante mi madre.

- Alexander no es negro, es moreno, no es lo mismo. -defiendo.

- Si comparas tu tono de piel con el suyo es cuatro tonos más oscuro por lo tanto es negro. ¿Qué haces con alguien que seguramente se muera de hambre y no con un americano de tu misma tonalidad de piel? Debería darte asco tocarle siquiera.

Las palabras de mi padre hacen que Alexander suelte un jadeo sorprendido y a mí se me llenen los ojos de lágrimas imaginando lo mal que debe sentirse.

- ¿De dónde es? ¿Dónde ha nacido?

- En Venezuela. -respondo bajando la cabeza.

- ¡Lo que faltaba! ¿No has pensado que puede estar contigo para ganar unos papeles americanos, Sophie? ¿De verdad tan idiota eres? -habla mi padre.

- Señor, con todo el respeto... -comienza a hablar Alexander acercándose y apoyando una mano en mi hombro.

- ¡No toques a mi hija!

Mi novio quita lentamente su mano tratando de mantener la calma. Quiero llorar.

- Señor...

- ¡No quiero que te dirijas a mí! ¡Das asco y quiero que te olvides de mi hija y salgas de su casa! -exclama al borde de la locura.

Alexander me mira esperando que le defienda, pero me noto paralizada por lo que me quedo en silencio haciendo que él bufé y se marche con un portazo sin escuchar a mi hermana quien trataba de hacer que se quedase.

- Quiero que dejes a esa escoria y encuentres un novio decente. Sino olvídate de que tienes padres, Sophie. -determina mi madre.

Finalizan la llamada y me derrumbo soltando sollozos que me hacen temblar. Me siento en el suelo abrazando mis piernas y llorando sin consuelo pensando en como debe sentirse Alexander en donde que se haya ido.

Carolina se acerca a mí abrazándome en el suelo y pidiéndome disculpas una y otra vez.

- Pensaba que habrían superado su racismo, Sophie, lo siento muchísimo.

- Tengo que buscar a Alexander, mi relación no va a ser arruinada por papá y mamá. -dicto.

- Mamá dijo...

- No voy a dejar que mi vida se base en lo que ellos quieran, soy mayor y sé lo que realmente quiero en mi vida y ese es Alexander. -me levanto del suelo.

- Estoy muy orgullosa de quién eres a día de hoy y aunque no estoy muy presente quiero que sepas que te quiero muchísimo. -dice abrazándome ya de pie.

Siento sus besos en mi cabeza y le beso la mejilla cuando me permite hacerlo.

- Lo sé, yo también te quiero muchísimo a ti.

- Ahora ve a buscar a tu negro. -bromea mi hermana soltándome por completo.

- ¡Carolina! -la regaño.

Se carcajea y yo salgo con mi teléfono en la mano llamando a Alexander, pero no responde las llamadas. Deambulo por las calles pensando que podré encontrarle y voy a su casa finalmente al rendirme. Toco el timbre y Santi me abre con una sonrisa en sus labios.

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