CAPÍTULO SIETE: «Disculpas»

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Alexander Shirley

Después de cuatro asaltos llenos de gemidos, sudor y placer me encuentro aún acostado en su cama con el cuerpo laxo mirando hacia el techo con la cabeza de Sophie reposando en mi bíceps.

- Al final no estudiamos nada. -murmura ella.

- ¿Cómo que no? -giro el rostro para mirarla con una sonrisa en mis labios-. He estudiado su cuerpo, desde los pies a la cabeza.

- Ese no era el plan de estudio de esta tarde. -ríe siguiendo mi broma.

- ¿Ah, no? ¿Entonces eran sus labios los que tenía que estudiar? Porque también lo hice. -le robo un pequeño beso.

- Era estudiar Biofísica, no el cuerpo del otro.

- Ups... fallo mío. Discúlpeme por eso. -me inclino besándola en condiciones.

Nos divertimos con los labios del otro sin invitar a nuestras lenguas al juego, mis manos se deslizan inconscientemente a su cintura acercándola más a mi cuerpo y las suyas se entrelazan en mi nuca aceptando mi cercanía.

- Son pasadas las doce. -susurra embelesándome con la suavidad de su voz y el delicioso movimiento de sus labios al hablar.

- Lo sé.

- Mañana debemos ir a la universidad. -sigue hablando.

- Lo sé. -repito.

- Tenemos que madrugar.

- Si quiere que me vaya solamente tiene que decirlo, eh. -bromeo saliendo de la ensoñación en la que sus labios me habían introducido.

- No es eso... era para decirte que deberíamos dormirnos. -duda al hablar.

- ¿Qué diferencia hay entre eso y que me vaya a mi casa a precisamente dormir? -cuestiono.

- Que esto también es una cama y se puede dormir muy cómodamente. -acaricia el colchón.

Entiendo la invitación para dormir junto a ella hasta mañana que tengamos la obligación de levantarnos y se me congela la sangre.

No puedo, yo nunca he dormido con una chica que no fuera mi hermana y mucho menos al tener sexo con ellas. Me arriesgo a crear un sentimiento más allá del deseo y me niego a caer en brazos de un amor que probablemente no sea correspondido.

La tentación de aceptar palpita en mí pero esbozo una sonrisa ladeada dándole un pico a sus labios.

- No duermo junto a las chicas con las que me acuesto, Sophie. -niego.

En su rostro se ve el dolor del rechazo que todos sentimos alguna vez y aprieto mis labios.

- Está bien.

- Siempre podemos pasar la noche despiertos divirtiéndonos, así me tendrá aquí días enteros si lo pide. -digo juguetón sin querer arruinar tanto la situación.

Y aunque la habitación ya se haya enfriado igual que su mirada no me doy por vencido.

- Lamento rechazarte, pero yo sí quiero descansar al menos un poco. Me harías un gran favor yéndote para poder dormir. -se aleja de mi cuerpo quitándose mis manos de la cintura y alejando las suyas de mi nuca.

El frío que me azota la piel antes cubierta por sus manos me hace estremecer y observo la ventana confirmando que está cerrada por lo cual no entiendo bien la extraña sensación.

Me levanto al chasquear mi lengua y recojo mi ropa del suelo ocultando mi desnudez poco a poco con ella bajo la atenta mirada de Sophie quien parece querer matarme.

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