Capitulo 7: Una noche de conflictos.

169 36 21
                                    

— ¡Demonios!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Demonios!

Con el puño cerrado, golpeó el piso con toda la fuera que le quedaba mientras el sudor caía en gotas sobre el piso. Sus dientes se apretaron tan fuerte que rechinaron por la fricción. Había caído de rodillas al piso por el cansancio, sus piernas no estaban al nivel de su motivación.

Había adaptado una rutina ridículamente forzosa, llevando sus piernas y brazos al límite cada día, sintiendo que sus músculos en cualquier momento podrían explotar de lo mucho que los estaba trabajando. Pero, pese a todo ese trabajo físico, no sentía ningún cambio.

— No estoy mejorando... — Murmuró para sí mismo, quedándose sin ideas para el entrenamiento. Simplemente estaba dando vueltas en círculos. — Quizás... quizás tenía razón...

Sin imaginárselo, una fuerte patada en el rostro lo estrelló contra la pared, sintiendo que había faltado poco para perder el conocimiento.

— ¿Eres el Baji que conozco? — Esa pregunta había sido difícil de asimilar pensando que acababa de patearlo en la cara. Baji frunció las cejas muy confundido contigo. — Por qué no lo pareces.

— ¿De qué hablas, imbécil? — Le contestó, colocándose de pie como podía mientras se acariciaba la quijada. Había sido una patada bastante seria. — ¿Por qué me golpeaste?

— Porque sigues diciendo cosas que me molestan. — Manjiro se acercó a él, manteniendo una distancia prudente. Odiaba que lo mirara desde arriba. — ¿Quién tiene razón, y por qué la tiene?

— Eso no te interesa... es un asunto personal. — Suspiró pesado, escupiendo bastante enojado la sangre acumulada en su boca. Hace bastante que no sentía ese sabor metálico. — Métete en tus asuntos, Mikey.

— No me apetece. — Sonrió sin gracia, subiendo la manga de su camiseta. Baji no entendía que estaba haciendo. — Te propongo algo.

— Mikey, no estoy para tus tonteri-

— Dame un golpe.

— ¿Te volviste loco?

— No. Tú sí. — Mikey comenzó a estirar las piernas, aflojando las muñecas. — Sí logras darme un golpe, te ayudaré a entrenar.

— ... — Keisuke alzó una de sus cejas, no era un mal trato. — ¿Y si no lo logro y termino conviriéndome en tu saco de boxeo?

— Me dirás qué te pasa, y porqué de la nada tu vida amorosa de la que te jactabas a cambiado de un día para otro. — Ya no le gustó el juego de su amigo.

El tenía confianza en sus habilidades, lo suficiente para ser uno de los más fuertes en la zona junto a Mikey y Draken. No era imposible acertar un golpe en esa cara. Pero estando de esa forma, cansado, adolorido y con sus músculos desgarrados estaba en desventaja. Mikey vio sus dudas, por lo que, a su favor, añadió algo más.

¡Voy a recuperarte, Baji!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora