Capítulo 11: ¡Un festival escolar!

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— Debería dejar de hacer estas cosas

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— Debería dejar de hacer estas cosas...—

Estaba avergonzado, tanto que sus orejas y mejillas se tiñeron de un suave rojo, apretando los puños con los ojos cerrador, conteniendo su felicidad desbordante.

— Habla cuando no tengas esa sonrisa estúpida en la cara. — Uno de sus amigos se mofó, cruzándose de brazos con una sonrisa llena de burla.

— El día que te entreguen este tipo de cosas me entenderás, es tan malditamente linda. — No podía bajar su sonrisa, sus mejillas estaban acalambrándose del tiempo que llevaba mirando el papel entre sus manos. — Realmente me estoy volviendo loco.

— No, loco ya estabas.— Chifuyu negó con la cabeza mientras alzaba los hombros. Todo el mundo sabía que estaba perdido de amor. tanto te gusta, deberías volver con ella. Apostaría mi propia vida a que te dice que sí.

— No puedo... — Su sonrisa desapareció un poco, reemplazándose por una expresión de completa nostalgia. — Tengo cosas que hacer antes de ser feliz con ella.

— Pero- — Lo interrumpió la campana. Era era de comenzar las clases, por lo que todos fueron a sentarse en su sitio.

Baji miró extrañado el asiento vacío en una esquina del salón. Ella no estaba ahí, pero estaban sus cosas y su amiga.

— Buenos días, chicos. — La profesora a cargo entró, seguida de la chica que estaba buscando. — Tengo un anuncio que darles y unas decisiones que tomar. __________, tienes la palabra.

— Sí, profesora, gracias. — Sonrió educadamente, colocándose detrás del escritorio de su docente con unos documentos en las manos.

Ella alzó unos segundos la mirada lo más disimulado que pudo, viendo como Keisuke traía la nota que había dejado en su escritorio esa mañana entre los dedos, sintiendo un mar de vergüenza que tiño todo su rostro. Pensó que sería una buena idea el dejar notitas pequeñas a diario junto un dulce o leche.

El de cabellos negros sueltos notó su mirada al primer segundo, mordiendo sus labios cuando cambió su expresión segura a una avergonzada. Si seguía siendo tan linda no podría contenerse. Quería besarla, quería abrazarla, quería tocarla.

Finalmente se había convertido en lo que odiaba. Un pervertido.

Sus amigos notaron sus miradas cómplices, sintiendo un asco repentino. Eran demasiado obvios y melosos.

Claro, no fueron los únicos. Todos sus compañeros notaron a su delegada y al pandillero más violento de la clase, pero por un claro miedo jamás dirían algo.

Tosió, volviendo a recuperar su antigua expresión, para comunicarse con el resto de sus compañeros.

— Bueno, como saben, casi entramos en invierno, y con ello los examenes finales de año antes de que lleguen las vacaciones de invierno. — Tomó una tiza del pizarrón, comenzando a escribir mientras seguía hablando. — Pero luego de los exámenes, viene algo que tiene la misma importancia, ya que se les permite a los estudiantes un relajó después de las sesiones de estudio... y los clubes junto a las clases... — Los alumnos comenzaron a emocionarse, mientras terminaba de escribir lo último. — Hacen actividades extracurriculares para despedir el semestre escolar, el festival de invierno-.

¡Voy a recuperarte, Baji!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora