Aquella relación rota injustamente, conserva el sabor amargo de la soledad que le produce la melancolía cada vez que cruzan miradas, cada vez que ella intentaba compartir una conversación, cada vez que un recuerdo generaba lágrimas y arrepentimiento...
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― Ya no quiero ser amigo tuyo, Wakasa. ― Shinichiro suspiró pesadamente, escondiéndose todo lo posible en los arbustos en la entrada de la escuela de su hermano. Por culpa de su amigo parecían acosadores sexuales. ― Deja en paz a tu pobre hermana.
― Para ti es fácil decirlo, como tu hermano menor no es lindo no tienes mis problemas. ―Susurró, sosteniendo con sus manos unas ramas con hojas del arbusto para pasar desapercibido. Ni siquiera se daba cuenta que ninguno de los tres chicos pasaba desapercibido.
Por que Takeomi también estaba ahí, solo que no escondido. Era demasiado viejo para jugar al escondite.
― Amigo, tu hermanita está creciendo, todo lo que te dijo para mí tiene mucho sentido. ― Encendió un cigarro entre sus labios, viendo el cielo extrañamente despejado al estar casi en invierno. ― Además... el chico no es una mala persona.
― Tsk, cállense, no les pedí ningún consejo.― Chasqueó la lengua frustrado. Lo sabía. Sabía mejor que nadie que no podía controlar a su hermana toda su vida. ― Mi madre fue la que insistió en que tenía que venir a disculparme...
No era mentira. Su madre en cuanto a llego a su hogar ese día luego de hablar con su hija, lo reprendió como nunca. Hubieron gritos por ambas partes, amenazas por una, discusiones que duraron hasta que su padre llego del trabajo.
Su padre era muy comprensivo. La personalidad de su hermana salió completamente de él, sin embargo, ese día también se molestó mucho con él, pero no como su madre. Por lo que, tuvieron una charla padre e hijo que lo hizo reflexionar bastante.
Le dejó muy en claro que él no tenía que hacer un papel de padre con la excusa de que la mitad de su vida estuvo trabajando. Admitió su culpa de haberlo dejado tomar un cargo que no le correspondía solamente por su tranquilidad. Pero que no podía tener a su hija en una jaula con tal de que no vuele lejos de él, que era un acto muy egoísta, por más que lo hiciera con intenciones buenas.
― Tu madre estaba muy molesta...― Sin quererlo, Shinichiro había sido testigo de los gritos, ya que ese día fue a su casa para hablar de unos asuntos no tan triviales, pero no tan importantes para quedarse a escuchar como su madre lo reprendía de esa forma.― Dime algo, Wakasa... ― Se apoyó en la pared detrás de él, sabiendo que lo estaba escuchando sin necesidad de que lo mirara. ― ¿Haz visto las notas de tu hermana?
― ... No.
― ¿Haz visto su hoja de vida en la escuela?
― ... No.
― ¿Te haz acercado a su profesor a cargo para preguntar como va su desarrollo?
―... ― Apretó las ramas en sus manos, impotente. ― ...No.
