El buen escudero -COMPLETO-

Capítulo 30

"No hay duda al respecto, mis señores", la voz de Varys tiembla ligeramente mientras se presenta al Pequeño Consejo. "Los ejércitos del señor Tywin marchan sobre las Tierras del Río. Y creo que es seguro asumir que marcha con ellos, y no a la capital para responder a la convocatoria de Lord Stark."

"Malditas ellos!" Renly golpea su puño sobre la mesa. "Esto significa guerra!"

"Confío en que Lord Tully ha fortificado sus tierras?" Ser Barristan Selmy hace muecas en su asiento en la cabecera de la mesa. Sus sesiones de entrenamiento nocturnas con Ser Arys han visto mejorar sus habilidades con la espada, pero lo dejan cansado y magullado durante el día.

"El señor Tully estará muerto pronto, dentro de la quincena, tal vez", responde Varys. "Su hijo Edmure ha convocado sus pancartas. Pero las tierras Tully ya están en guerra. Lord Stark aún no ha logrado detener a Ser Gregor y sus bandidos."

"Entonces Lord Tywin y todos los que toman las armas a su lado deben ser declarados enemigos de la corona!" Renly se levanta, y en ese momento, Barristan piensa que se ve mucho como un rey. O, al menos, como alguien que se considera un rey. "Todos los señores leales deben convocar sus pancartas a la vez para sofocar esta rebelión."

"Seguramente no necesito recordarles la gran deuda que la corona le debe a la Casa Lannister?" Petyr Baelish finalmente habla.

"Qué pasa, Littlefinger, si llaman a nuestra deuda?" Renly se ríe. "Ya estaremos en guerra! Quizás la primera guerra que ahorrará el dinero de la corona. Sí, creo que el perdón de la deuda real es un pequeño precio a pagar cuando el león dorado es llevado a responder por sus crímenes."

"Buenos señores!" Pycelle levanta la voz, aparentemente un esfuerzo extenuante para el anciano, enviándolo a un ataque violento de piratería. Barristan señala a Renly rodando los ojos y Littlefinger suprimiendo una sonrisa ante las dificultades del Gran Maestre. "Este es un asunto grave. No podemos actuar precipitadamente. Su gracia el rey Robert no está con nosotros. Y este es el padre de su esposa, nieto de sus herederos que ha tomado las armas."

"Quién ha roto la paz del rey!" Renly le grita de nuevo, pero, sorprendentemente, Pycelle por una vez no rehuye.

"No rompió Catelyn Stark la paz del rey secuestrando al hijo de un Gran Señor?"

"De quién estás, Gran Maestre?" Renly pregunta, enojado. El joven señor ha comenzado a caminar, como un ciervo acorralado. "Los hombres de Tywin Lannister han cometido crímenes abominables. En lugar de responder al decreto de la Mano y venir a nosotros, ha tomado las armas. Debe ser llevado ante la justicia. Pero haces un buen punto. La reina es una Lannister. La mitad de los hombres armados en esta ciudad son Lannisters. Las fuerzas de Tyrell deberían estar aquí dentro de una semana, pero debemos tomar medidas ahora. Su gracia, mi hermano, a menudo advertía que King's Landing se había convertido en una guarida de león. Todos podríamos estar en riesgo." Se detiene y se vuelve hacia Barristan. "Déjame llevar a una docena de hombres leales a sostener a Cersei en sus aposentos. Sus hombres no se atreverán a moverse contra nosotros mientras esté bajo custodia."

"La reina sigue siendo la reina, Lord Renly", se encuentra Barristan, con más confianza de la que ha podido reunir en algún momento. Una mano cae para descansar sobre su espada enfundada. "No pondrás una mano sobre ella."

Renly está desarmado, pero por un momento, parece listo para atacar al Lord Comandante con solo sus propias manos. Su rostro se vuelve rojo de furia, mientras una tormenta se prepara en sus ojos azul oscuro. Finalmente, se da vuelta y sale de la habitación.

"No vengas a llorarme si te despiertas en plena noche con garras de león en la garganta!" grita mientras sale corriendo, casi pisoteando a un acólito aterrorizado y vestido de gris que se arrastra apresuradamente al asiento de Pycelle antes de que las puertas se cierren detrás del Señor del Fin de la Tormenta. No se hace más sonido, la cámara permanece en silencio salvo el estampado de los pasos de Renly en el pasillo más allá y las vagas murmullas de Pycelle mientras examina la misiva recién entregada.