Una joven escapa de un coma tras hacer un pacto con una entidad misteriosa, empezando su viaje por el mundo de lo paranormal. Pero en su viaje descubrira que sus actos tienen mas consecuencias de las que creia.
Hey girl, hey girl, don't lie to me Tell me where did you sleep lats night In the pines, in the pines, where the sun never shines I would shiver the whole night through
Allison seguía corriendo, sin siquiera pensar hacia donde o por cuanto tiempo seguiría corriendo, solo fue hacia adelante hasta que tropezó fuertemente contra el suelo y sintió tan claro como uno puede decir que el cielo es azul, que su tobillo se había roto.
Grito fuertemente por el dolor agudo que subió por su cuerpo, pero al caer y observar su pierna...no había ni rastro de la herida, como si no hubiera sucedido nada, su tobillo estaba en perfecto estado. Pero algo la inquietaba más que eso, su pierna izquierda había vuelto a la normalidad...pero su pierna derecha seguía siendo la de un ciervo.
Entonces observo sus manos y encontró la misma diferencia, su mano derecha había regresado a la normalidad, pero su mano izquierda, la que había sido incapaz de mover por la profundidad de sus quemaduras, seguía siendo la misma garra de pelaje oscuro que antes.
"¿Que me está pasando?" -Fue el pensamiento que atravesó la mente de Allison, antes de que rápidamente se aproximara a buscar alguna forma de agua en la cual ver su rostro reflejado. Al encontrar un charco cercano, no pudo distinguir del todo su rostro por la oscuridad del ambiente y la turbidez del agua, pero había algo indistinguible en ese reflejo.
Su ojo izquierdo brillaba con el mismo color cerúleo que la criatura de sus sueños, su cuerpo se había convertido en un hibrido bizarro entre animal y humano. Podría sentir un peso desigual en su cabeza, era uno de sus cuernos que solo se encontraba en el lado derecho, saliendo por encima de su cabello el cual estaba enmarañado y lleno de hojas.
"Tengo que estar soñando no puede ser que esto sea real, no es real..." Los pensamientos de Allison una vez más se arremolinaban en su cabeza intentando encontrar una razón lógica a su situación o de plano negarla, pero a pesar de todas las veces que se había pellizcado la mejilla, seguía allí.
Su garganta empezó a cerrarse, su corazón se aceleró y todo su cuerpo sintió como si estuviera cayendo por el espacio, era una sensación de vértigo inconmensurable que le producía ese charco. Pensó en como arreglarlo y empezó a intentar jalar su recien adquirido cuerno, pero eso solo le provoco dolor y frustración.
Paso su mano por el pelaje de lo que ahora era su garra, era un pelaje enmarañado y áspero al tacto. Al mirar a sus alrededores, solo pudo discernir siluetas de árboles y ramas, algunas de esas ramas se confundían con manos en la tenue luz de la luna.
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La brisa la traiciono y sintió como sus huesos le dolían ya que las vendas se habían caído casi por completo en el camino, sintió en uno de sus pies, el que aún era humano, el tacto húmedo y rugoso de la tierra y el césped. El frio cada vez se sentía más y más insoportable y estar vestida únicamente con una bata de hospital no estaba ayudando. Lo único que pudo hacer en ese momento fue sentarse en el frio del césped, abrazar sus rodillas en un intento de calentarse. Y llorar.