4. Apologies.

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Max's Pov:

No lo entiendo. Simplemente no lo entiendo. Nadie, absolutamente nadie, había conseguido irritarme de esta manera. ¿Cómo demonios logra sacarme de quicio con solo abrir la boca? Es como si cada maldita palabra que dice estuviera diseñada para provocarme. Florentine... hasta su nombre me pone de los nervios. ¿Por qué no podía tener un maldito nombre normal? No, tenía que ser algo pretencioso, tan insoportable como ella.

Desde el primer momento en que la vi en la cafetería, supe que sería un problema. Lo leí en sus ojos. Esa mirada desafiante, como si creyera que está por encima de todo. Conozco muy bien su tipo, se hacen las santas, rechazan el dinero, pero disfrutan del juego. Un juego mental que te arrastra hasta la locura. Se creen intocables, superiores. Pero al final, todas son iguales.

¿Quién se cree que es? ¿La madre Teresa? Me pide que sea amable con todos, como si tuviera algún derecho a decirme cómo debo comportarme, y luego se comporta como una desquiciada conmigo. Las reglas no funcionan así. No en mi mundo. Pero con ella... todo parece desmoronarse, y eso me enfurece. Y lo peor es que, por alguna razón que no puedo explicar, su maldito rostro está grabado en mi mente. Es una locura.

Llegué a la oficina de Christian con un propósito claro. Esta chica tiene que irse. No hay otra opción.

Christian me observa desde su escritorio, luchando por no reírse. Como si esto fuera un maldito chiste para él. Pero no lo es. No cuando siento que estoy perdiendo el control.

- Y bien, Max... ¿por qué tanta desesperación por verme? A veces ni siquiera me saludas cuando nos cruzamos, y ahora te has tomado el tiempo de venir a mi oficina. Debe ser algo importante.- Su tono es burlón, y eso solo incrementa mi frustración.

Camino hasta las sillas frente a él y tomo asiento.

- La pasante... no la quiero.- Digo sin rodeos.

Christian me mira con esa maldita expresión divertida, como si estuviera viendo una comedia.

- ¿Sabes que eso no lo decides tú, verdad?- Espeta, claramente entretenido.

- Pues no la quiero trabajando conmigo.- Insisto, esta vez con más firmeza.

- Adivino... ¿no quiso llevarte el café?- Christian suspira y niega con la cabeza. - ¡Ah! Te irritó su acento, o intentó debatirte algo.

Su tono risueño me pone al borde. Esto no es una broma, no cuando siento que esta chica está jugando conmigo de una manera que nadie más se atreve a hacer.

- No, nada de eso. Solo no la quiero cerca.- Mi tono es gélido, decidido. No necesito dar explicaciones.

Christian me observa un momento, y sé que está evaluando la situación. No entiende lo que está pasando por mi cabeza. Ni siquiera yo lo entiendo del todo. Solo sé que su presencia es una distracción. Una que no puedo permitirme.

I can fix him | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora