7. Strawberries and vanilla.

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Max's Pov:

Finalmente había llegado a la habitación del hotel, exhausto. No fue un día cualquiera, fue el tipo de día que te deja sin ganas de seguir. Todo en mi cuerpo dolía, y no por el esfuerzo físico, sino por la presión mental que no paraba de golpearme desde la mañana.

Cuatro años en Red Bull y todavía no me molesto en comprar o rentar algo en este maldito país. Inglaterra... Londres... no sé cómo hay gente que ama este lugar. Gris, aburrido, lleno de ruido. ¿Para qué molestarse en establecerse aquí cuando los hoteles son suficientes? Y, bueno, siempre está la casa de Christian si necesito un respiro de verdad. Aún así, las habitaciones de hotel tienen una especie de aislamiento que me viene bien. Aquí nadie me molesta.

Me quité la ropa, dejándola tirada donde cayó. Me puse el pijama y, con un suspiro largo, me dejé caer en la cama, sintiendo el alivio de no tener que enfrentar nada más por hoy. Solo dormir. Al menos hasta que el día de mañana traiga su propia carga de mierda.

Había sido un día tremendamente agotador. Tener que lidiar con el estrés de empezar la temporada era desgastante, mucho más si tenía la presión de mi padre y Christian por detrás. Sumado este nuevo grano en el culo que había aparecido de la nada para hacerme los días aún más complicados, llamado Florentine, quien era mucho más astuta de lo que pensaba, pero que sin embargo hoy, se había quedado sin escapatoria.

Haberme comunicado con Leo para que buscara información de ella había sido una de las ideas más acertadas que he tenido. Me sorprendí cuando me comunicó lo que había encontrado, no lo veía venir. Con su apariencia de chica inocente, ¿quién hubiera imaginado que firmaría un cheque sin fondos? Hay que tener agallas para hacer algo así, considerando que podría ir a la cárcel, claro. Me costó no reírme cuando vi el expediente. Valiente, sí, pero ingenua. Muy ingenua.

Lo que más satisfacción me dió fue ver como esa fachada de astucia que aparentaba tener se desmoronaba por completo al momento en que ponía la evidencia frente a su rostro. Toda esa personalidad engreída que tenía desapareció en un segundo, y en cuanto la vi tambalearse, volví a sentirme normal, porque el control regresaba a mis manos, donde siempre debió estar.

Toda esta situación me carcomía la mente, ocupando más espacio del que debería. ¿Pero es que, cómo no? Esta chica se convirtió en un misterio para mí. Era totalmente indescifrable. Me reviento las neuronas intentando entender su personalidad y no sé realmente el porqué. A pesar de odiarla con cada partícula de mi ser, me llamaba la atención de una manera tan inusual, que me asustaba.

Ahora, que sé que debe llenar su cuenta con cinco mil euros para final de año, me pregunto por qué no aceptó mi oferta hace unos días para mantenerse callada. El dinero le hubiera sobrado y su problema se hubiese solucionado. No entendía esa analogía. No entendía nada de ella. No entendía de dónde sacaba esa habilidad para pararse en frente de mí y desafiarme como si le estuviera hablando a cualquier persona. No entendía como era tan perspicaz, y tampoco entendía porque ocupaba tanto espacio en mi mente.

I can fix him | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora