Cuando Flo al fin consigue su pasantía de ingeniería en Red Bull Racing, tiene la cabeza llena de expectativas sobre lo que sería su primer año en la fórmula 1, pero lo que no se espera es que le dejen a cargo al arrogante Max Verstappen, quien esco...
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- ¿Qué... qué acaba de pasar?
El tono de voz de Nico era bajo, pero cargado de una tensión que me daba escalofríos. Su mirada no era de enojo, sino de decepción, y eso era mil veces peor.
Intenté articular una respuesta, pero las palabras no salían. Podía sentir el roce de la camisa de Max en mi piel, y la maldita imagen de su abdomen seguía perfectamente incrustada en mi cabeza.
Era demasiado difícil explicar algo que ni yo misma lograba procesar aún.
- Yo... yo no sé...
Él inhaló con fuerza, pasando una mano por su cabello, pero no dejaba de mirarme con esos ojitos de perro mojado que me hacían sentir como el peor ser humano del mundo. Y lo peor es que no entendía por qué. No había hecho nada malo, ¿o sí?
¿O era que pensar en lo violentamente atractivo que Max se veía sin camisa, o lo increíblemente bien que me sentí al llevarla sobre mi piel, era lo que realmente me hacía sentir culpable?
- Fue una equivocación.- Dije apresurada, intentando llenar el vacío incómodo que nos cubría.
Me observó como si le hubiera contado un mal chiste.
- ¿Una equivocación? ¿Encerrarte con Max en el baño de hombres fue una equivocación?
El frío del pasillo pareció intensificarse, o tal vez fue el peso de su insinuación lo que me hizo poner los pelos de punta.
Mi rostro se tensó al intentar negar esa idea con todos mis sentidos.
- ¿Qué? No... yo no me encerré con Max en el baño, fue un error.- Intenté explicarme de la mejor manera que podía, pero su expresión indescifrable me detuvo por unos segundos.- Él derramó vino en mi blusa, y necesitaba limpiarla...- Mi voz temblaba, como si estuviera contando una mentira, aunque bien sabía que no era así.
- Estaba demasiado ansiosa por llegar a un baño rápido y me confundí.- Tragué saliva con fuerza y desvié la mirada antes de continuar.- Era el baño de hombres, y él estaba ahí... en un cubículo.
¿Pero por qué tenía que sonar tan raro cuando lo decía en voz alta?
- Cuando salió, intentó abrir la puerta pero estaba trancada...- Terminé diciendo en un susurro, como si al bajar el volumen pudiera disminuir lo extraño que sonaba todo esto.
- ¿Fuiste a limpiar tu blusa?- Preguntó, con los ojos entrecerrados y un tono que me heló todas las articulaciones.
Yo asentí rápidamente, aunque la forma en que me miraba hacía que mis palabras parecieran más una confesión que una explicación.
- ¿Y qué haces con su camisa puesta?- Su tono fue más lento, cargado de un significado que no necesitaba ser dicho en voz alta. La pregunta flotó en el aire. Lo decía de una manera incriminatoria, que me hacía sentir horrible.
