Capítulo 7

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SIETE

El fin de semana, Harry recogió a Louis y lo llevó a la ciudad para que pudieran comprar algunos zapatos. En concreto, quería que su princesa llevara tacones altos. Para gran mortificación de Louis (mezclada con una abrumadora cantidad de excitación), Harry pidió la ayuda de una dependienta. Así fue como Louis se encontró sentado en un taburete probándose diferentes pares de zapatos de mujer delante de un hombre cuya etiqueta con el nombre decía "John".

"No te olvides de decir gracias", le dijo Harry a Louis cuando estaban en la caja registradora, pagándole a John por los zapatos que habían elegido.

—Gracias —dijo Louis cortésmente.

—Buena chica —aprobó Harry y Louis se sonrojó.

XXX

En casa, Louis se puso un par de zapatos nuevos y se esforzó por aprender a caminar con ellos. A pedido de Harry, le envió algunas fotos.

XXX

Unas noches después, Harry le envió un mensaje a Louis para informarle que pronto le llegaría un regalo. Como si fuera una señal, alguien llamó a la puerta principal y Louis abrió, aceptando el paquete del repartidor. Antes de que tuviera la oportunidad de abrirlo, Harry lo estaba llamando.

—Hola Harry —saludó Louis.

—Hola, preciosa —respondió Harry—. ¿Cómo está mi hermanita hoy?

—Estoy bien —respondió Louis, con un delicioso nudo en el estómago—. Recibí tu paquete. ¿Puedo abrirlo?

—Por supuesto —le animó Harry—. Déjame saber lo que piensas.

Louis dejó el teléfono y puso a Harry en altavoz; luego abrió el paquete con cuidado.

—Oh, Dios mío —jadeó sorprendido—. ¿Me compraste un consolador?

—Sí, lo hice —respondió Harry con voz petulante—. Una mariquita como tú necesita algo para estirar su lindo coño. ¿No es así?

—Sí —convino Louis—. Soy tu novia mariquita y necesito algo en mi coño.

—Esa es mi chica —dijo Harry con orgullo—. Ahora, tienes que ponerle un nombre a tu nuevo consolador. Un nombre de hombre. Dime cómo se llama.

-¿Puedo llamarlo Harry? -preguntó Louis.

—Es adorable, pero no —le negó Harry—. Piensa en otro nombre. El nombre de uno de nuestros amigos —se atrevió.

—Está bien... lo llamaré Niall —respondió Louis.

—Perfecto —dijo Harry—. Ahora dale un beso a Niall, lámelo por todos lados. Atragáchate con ese consolador. Admite que eres una mariquita desesperada —exigió.

—Oh, Dios —gimió Louis, sintiéndose excitado y humillado antes de empezar—. Mmm —se esforzó por besar, lamer y sorber el consolador más fuerte de lo normal para que Harry pudiera oírlo por teléfono—. Soy un mariquita desesperado... quiero que me llenen el coño de polla.

—Eres una pequeña perra sumisa con Niall, ¿no? —Harry se rió entre dientes divertido.

—Sí —asintió Louis con entusiasmo, sin dejar de besar y chupar el consolador—. Estoy tan necesitado y desesperado... Soy una mariquita para Niall.

—Pon a Niall entre tus nalgas —le ordenó Harry—. Pero no empujes. No quiero nada en tu coño si no estoy allí para verlo. Dejaremos eso para otra ocasión. Cuando esté allí, puedes empujar a Niall hasta ese coño de puta tuyo. ¿Te gustaría eso?

—Sí —se quejó Louis.

—Por supuesto que lo harías, patética mariquita —se rió Harry.

—Sí, soy un mariquita —admitió Louis.

Bro to HoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora