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La vida de casada no era nada mal, el tiempo pasaba bastante rápido y sin darme cuenta un año pasó.

Pudimos cumplir la misión de apoderarnos del Ryogoku, misión a la cual Tokito no fue, pero sin embargo mandó a sus hombres a ayudarnos.

Llevaba mucho tiempo sin ver al nombrado y me estaba preocupando, ¿y si le había pasado algo?

Estaba dispuesta hoy a ir hasta su casa, tal ves lo había secuestrado... no eso es una estupidez ¿y si lo mataron?

Caminé hasta el patio donde se encontraba Sanemi jugando con Ichigo.

Lo tenía cargado sobre sus hombros mientras ambos reían, la escena fue muy tierna.

- Sanemi, tengo que hacer unos recados, vuelvo en la noche - Dije acomodando mi haori sobre el uniforme.

- ¿A dónde vas? ¿Que recados? - Sanemi se acercó a mi con un rostro sereno

- Tengo que revisar algunas cosas, trabajo, ya sabes. - Dije vagamente intentando restarle importancia.

Desde él asunto que de alguna forma se enteró del beso, su relación con Tokito no ha sido la mejor que digamos, así que lo mejor era no pronunciar el nombre del pelinegro.

Sanemi entrecerró los ojos mirandome con sospecha.

- Okey... lleva a Genya contigo - Bajó al pequeño de sus brazos quién corrió en busca de un balón de fútbol.

- Envié a Genya en busca de un cargamento a Ryogoku, no está disponible ni hoy ni mañana.

- ¿Que cargamento?

- El de los italianos, sugirió ir él y no vi nada de malo, así que lo envié junto a algunos hombres, lo e visto en acción así que si ocurre algo sabrá como manejar la situación.

Sanemi apretó los puños.

- T/n - Me asombré un poco ante como me llamaba por mi nombre, nunca lo hacia - Sabes perfectamente lo que pienso acerca de que mi hermano pertenezca a este mundo, lo dejé trabajar contigo porque pense que su única función era estar junto a ti ayudándote.

Vale, creo que no fue buena idea decirle eso. Pero es que Genya estuvo estos años trabajando para mi, ha luchado a mi lado y hasta me a salvado el pellejo en algunas situaciones.

- Sabes perfectamente que ni tu ni él tienen permitido ir a esos trabajos, no desde que estoy aquí.

- ¿Entonces que se supone que haga? ¿El papeleo? La parte aburrida claro - Acomodé mi ropa y lo miré a los ojos - Ahora yo también estoy al mando, estuve todo este tiempo perfectamente, junto a Genya manejamos todo bien.

- T/n, que no estuviera aquí no significa que no te estuviera protegiendo - Alzó un poco la voz

- No te pedí que lo hicieras, no te pedí que me protegieras de tus enemigos, se bien como cuidar mi espalda - Yo también comencé a alzar la voz

Esto se estaba saliendo de control.

- Pero no quiero qué te pase nada, y menos por mi culpa - Me tomó de la mano pero me solté de un tirón.

- lo hubieras pensado la noche antes de secuestrarme. - Se quedó en silencio y caminé hacia la salida de la mansión

- Kiiromaru, ve con ella - Escuché a Sanemi y el can corrió a mi lado

《《¤~¤》》

Conducí por algunas horas hasta llegar a Shibuya donde me dirigí directo a la mansión de Tokito.

Me bajé estirando mis pies los cuales estaban entumecidos, habia viajado sin parar hasta llegar.

Los guardias me vieron y me dejaron pasar inmediatamente.

Toqué la puerta y una de las sirvientas me abrió

- T/n querida, cuanto tiempo - Me dijo una señora pasada de los 40 años con una sonrisa

- Buenas tardes Martina - Sonreí de vuelta - ¿Está en la casa? - Dije refiriendome al Tokito

- Si, está arriba en su despacho, lleva semanas muy raro, espero que tu puedas hacer algo por él.

- ¿raro? ¿De que hablas?

- Bueno... ya verás, la puerta está cerrada con llave, pero aquí tengo una copia.

Metió una de sus manos en el bolsillo de su delantal y sacó una gran llave poniendola en mi mano.

- Ayudalo por favor

- Claro...

Algo confundida me dirigí al despacho de Muichiro apretando la llave en mi mano

- Kiiromaru, vigila la entrada - Susurré y el can se sentó en la puerta.

Introduje la llave en la cerradura y la giré un poco abriendo la puerta lentamente.

- Martina no tengo hambre - Se escuchó una voz ronca desde dentro.

Entré y cerré la puerta detrás de mi.

Tokito estaba sentado en la silla de su escritorio con sus piernas sobre la mesa, tenía su cabeza inclinada hacia delante y en su mano una botella de sake, sobre la mesa y el suelo habían varías botellas vacias.

- Así que la razon por la que has estado desaparecido fue porque ¿te emborrachabas hasta perder la conciencia?

Él rostro de Muichiro se dirigió a mi y la ronrisa alegre más tierna que había visto nunca apareció en él.

- T/n - Se puso rápido de pié pero se tambaleó un poco así que corrí a ayudarlo.

- ¿Estas bien? ¿Que es todo esto?

- Me hicieron daño T/n - Me miró y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas - Me hicieron daño aquí - Señaló su pecho

Algo en mi corazón se quebró. Aunque Tokito solo fuera un año menor que yo, lo veía como un niño pequeño en el fondo.

Era algo inocente y veía su situación como un juego.

Pensar en que alguien pudo dañar su corazón, me parte el mío en pedazos.

- Oh Muichiro, no - Lo envolví en mis brazos al ver como comenzaba a llorar - ¿Que sucedió? Cuéntame.

- La perdí T/n, perdí a la mujer que amaba para siempre - Levantó su rostro mirándome a los ojos.

- Ella... ¿se.. se murió? - Dije algo cuidadosa.

- No, la verdad, eso hubierda dolido menos. Se fue con otro hombre, lo peor es que ella no ama a ese hombre - Se dejó caer otra vez en la silla

- Entonces ¿por qué no luchas por ella? - Me senté frente a él sobre la mesay me crucé de brazos

- Ya lo hice T/n, lo hice y perdí cómo él débil que soy

Lanzó la botella que tenía en la mano hacia la pared estrellandola.

- ¿Así que es mejor esconderse en una cueva a beberse todo el sake del mundo? Estoy segura de que así la conquistaras - Rodé los ojos. - Tokito, nadie puede quitarte a la mujer que amas, si de verdad la quieres lucha por ella hasta la muerte, no dejes que se vaya con un hombre al que no ama.

《《¤~¤》》

Después de mi conversación con Muichiro y una larga sección de limpieza volví a mi hogar donde me encontré a Sanemi sentado en la puerta con el seño fruncido

Al verme corrio prácticamente a mi y me envolvió en un abrazo.

- Mi querida Tenchi, tardaste mucho - Susurró en mi oído

- Oh si, se alargó la reunión.

- ¿Por qué hueles a otro hombre?

Síndrome de estocolmo //Sanemi Shinazugawa x Lectora\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora