01

282 27 9
                                    

Maldita sea, maldita sea, maldita sea.

Mis tacones resonaban por todo el pasillo. Pasos apurados hasta el despacho dónde ya me esperaba la señorita Kochō.

Estaba sentada en una silla con una sonrisa tranquila. Llevaba, al igual que yo, él uniforme de los Hashira.

Mi mirada se dirigió a la chica que estaba junto a ella. Cabello negro, ojos violetas. ¡Era la misma con la que estaba Tanjiro en aquel restaurante!. Sabía que me sonaba de algún lugar.

Intentando estar lo más calmada posible, tomé asiento frente a ellas después de darles un pequeño saludo y disculparme por la tardanza.

- ¡Aquí estan los papeles que pidió T/n! - Genya entró apresurado a la oficina pidiendo disculpas por la interrupción y dejó los papeles en mi escritorio para luego pararse junto a mi.

- Bien, comencemos con esto. - Saqué varios papeles. - Tengo un camión con mercancía, mucha mercancía fuera de la ciudad

Tomé uno de los papeles y se lo mostre, ella lo tomó pero siguió mirandome.

- ¿Y?

- Necesito traerlo aquí, pero los cobardes que se encargaban de eso, cuando se les complicó un poco la situación, huyeron - Suspiré frustrada y me dejé caer en una silla.

- Disculpa T/n pero ¿a mi que me importa eso? - Preguntó en un intento de tono amable.

- Necesito pasar la mercancía por todo Japón hasta aquí en total sigilo, pero obviamente necesito nuevos trabajadores. Así que pensé, ¿quien mejor para un trabajo de sigilo que la queridicima Shinobu?

- ¿Que ganaría yo?, no me malinterpretes pero no veo porque debería ayudarte.

- Te puedes ganar un porcentaje de la mercancía una vez que esté aquí.

- ¿De cuanto hablamos? - Se inclinó hacia adelante.

- 20 por ciento

- 60

- 15

- 50

- 10

- 35 o nada - Dijo Shinobu y apreté su mano con una sonrisa.

Nos pusimos de pie y Kanao y Genya salieron de la habitación.

- No te voy a negar que me sorprendiste T/n - la miré con una ceja levantada. - Si, cuando Sanemi murió

apreté los puños

- Después de saber lo del secuestro pensé que uirias, lejos, donde nadie te pudiera encontrar - La miré extraña

no estaba entendiendo cuál era su punto.

- Pero verte aquí, ver como tomaste el control de todo lo de Shinazugawa, ver lo bien que lo haces

- ¿Cuál es tu punto Kochō?

- Quién diría que terminarías con Síndrome de Estocolmo - Su sonrisa se amplió más y apreté con fuerza mis manos encajando las uñas en ellas.

Y dale con la mierda de estocolmo.

- Fue un placer hacer negocios con usted Shinobu - Finalicé la conversación saliendo de ahí.

《《¤~¤》》

- ¡Muichiro! - Prácticamente corrí a él eufórica.

Llevaba una venda alrededor de la cabeza, algunos parches en sus mejillas. Salía de ese hospital con varias maletas cargadas por dos hombres junto a el.

- Al fin salí de esa estúpida cama, era muy incómoda. - Decía el pelinegro mientras movía un poco el brazo en círculos. - Quiero ir por un helado - Me miró con unos ojitos de cachorro mojado.

Si, ahí donde lo ven tiene 20 años. Cómo empezó su trabajo a los 15 tuvo que madurar a edad temprana, pero a veces se comportaba como un niño de 12.

- El doctor dijo que tenías que descansar - Le miré con ojos entrecerrados

- Pff ni que me importara que dijo ese imbécil - Rodó los ojos y subimos a mi auto.

Los hombres dejaron sus cosas en la parte trasera y se montaron en otro auto.

- Má ¿quien es él? - Ichigo se inclinó un poco desde el asiento trasero para ver a Tokito.

Éste último se giró lo más que pudo y le dio una sonrisa

- Hola Ichigo, un placer conocerte al fin, tu mamá me habló mucho de ti - Tokito le dió una sonrisa amable

- ¿Cómo te llamas?

- Soy Tokito Muichiro y fuí un gran amigo de tu padre.

Puse el auto en marcha mientras veía por el retrovisor a Ichigo quien se quedó en silencio mirando al pelinegro por un corto tiempo.

Su vista se dirigió a un lado de el donde estaba Kiiromaru durmiendo. Lo acarició y luego sonrió para volver a mirar al mayor.

- Si eres amigo de Dada, ¡Eres mi amigo! - Extendió su puño y lo unió con Muichiro.

Sonreí ante la escena.

- Acomódate precioso, es un largo camino hasta casa.

Llevabamos unas semanas quedándonos en un hotel en Shibuya para poder estar cerca de Tokito, pero ahora que lo habían sacado del hospital, volvería a casa junto a él para asegurarme de que hiciera reposo.

- Es idéntico a Sanemi - Después de un rato Tokito volvió a hablar

Miré a mi pequeño dormido en el asiento trasero.

- Si...

Llegamos a la casa dónde me quedaba junto a Ichigo en lo que la mansión era reconstruida.

- Ve a darte un baño, yo iré a acostar a Ichigo - Le susurré a Tokito con el pequeño en brazos.

Dejé a mi bebé acostado y salí de la habitación.

- ¿Ya te vas Daniela? - Le pregunté a la mucama que pasaba frente a mi

- Pues ya casi señorita, solo usaba el baño, lo lamento - Se disculpó con un asento Argentino muy marcado.

- Tranquila, sólo quiero pedirte una última cosa, prepara la habitación de invitados.

ésta asintió y se fue enseguida.

Caminé junto al baño y la puerta estaba entreabierta. Me asomé un poco y vi a Tokito, sus brazos y parte de su torso estaban llenos de ematomas. La enfermera dijo que debido a lo fuerte que fueron los golpes recibidos podrían tardar hasta meses en sanar.

Limpiaba sus golpes con sumo cuidado pasandose una toalla humeda sobre ellos. Llevaba su cabello suerto y... ¡Estaba desnudo!

Rápidamente me alejé de la puerta con la respiración agitada. ¡Acababa de ver el culo de uno de mis socios!

Mi mejillas ardían e intentaba controlar la respiración.

- ¿Ocurre algo T/n? - Mi corazón se paralizó al ver a Tokito a mi lado, esta vez con una toalla envuelta en su cintura.

- Yo... quería ver si necesitabas una toalla - Balbucee un poco mirándolo fijamente a los ojos, no quería ver algo más.

Tenía unos fuertes brazos... y un abdomen marcado ¡T/n! volví a dirigir mi vista a sus ojos.

- Encontré ésta así que la tomé, espero no te moleste. - Sonrió un poco señalando la toalla de su cintura

- Amm... no... yo... esa es mi toalla - arrastré cada palabra pateticamente.

¿Que mierda me pasaba? no estaba acostumbrada a tener a un chico prácticamente desnudo frente a mi.

- Si quieres te la devuelvo - Dijo en un tono juguetón y fingió quitársela

- ¡No! está bien...

El río y me miró de una forma rara, entre juguetona y seductora.

- Así que con ésta toalla te secas... - Susurró y pude ver como comenzaba a "secar" sus partes

!!!

Síndrome de estocolmo //Sanemi Shinazugawa x Lectora\\Donde viven las historias. Descúbrelo ahora