CAPITULO 5-CAMBIOS

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El fin de semana transcurrió con total normalidad.

Jungkook continuó con su manuscrito y salió de la buhardilla solo para cenar con jimin el sábado por la noche, hecho que lo dejó un tanto descolocado, más aún cuando llevaban sin compartir una comida juntos tanto tiempo que jimin no quería esforzarse en recordar cuándo fue la última vez.

Con todo y con eso, jimin disfrutaba de su casa. Adoraba su cocina blanca y amplia como las de las series americanas, con islote de madera y puertas y cajones con asideros y manillas de acero. jimin se encargaba de pagar la hipoteca religiosamente, y pagaba cualquier arreglo o reforma que se hiciera.

Era su hogar. Y también el de jungkook, por supuesto. Estaba a nombre de los dos. Aunque los dos últimos años en vez de ayudar, su marido fuera una fuente de gastos continuo.

El odiaba pensar en esas cosas, pero la falta de interés y de entusiasmo de jungkook hacia todo aquello que no fuera su libro lo empujaba a empezar a pensar en el mismo y en todo lo que hacía por él.

Preparó la mesa para los dos en el salón y la provisionó con dos copas y un buen vino. Cocinó unos espaguetis a las setas y una ensalada caprese que jungkook devoró como si no hubiera un mañana mientras hablaban de temas vanos y vacuos en una aparente comodidad.

-Vaya, ¿tienes hambre, ¿eh? -le dijo jimin asombrado por su ansiedad.

-La luz al final del túnel me ha abierto el apetito. No me puedo creer que me quede tan poco -murmuró animoso.

Jimin cortó un par de rodajas de pan para los dos y estudió el semblante de Jungkook. Agradecía no cenar solo, aunque, a decir verdad, ya estaba acostumbrado a ello.

Jungkook insistía mucho en que estaba a punto de acabar su manuscrito, pero siempre lo había hecho, así que no veía por qué ahora se lo tenía que tomar más en serio.

La siguiente pregunta que le hiciera, él no la iba a contestar, aun así, intentó probar suerte:

-Jungkook.

-Dime, precioso.

-¿Vas a contarme de qué va tu novela? ¿Qué has estado escribiendo día tras día durante casi tres años? Nunca me has dejado echarle un vistazo...

Él sorbió el espagueti que pendía de sus labios. Alzó la cabeza para dejar caer su mirada negra y tupida de espesas y rizadas pestañas en él. Masticó con parsimonia, se limpió la boca con la servilleta de tela marrón oscura y carraspeó.

-Cuando salga a la venta, jimin, serás el primero en tener un ejemplar.

La contestación que no aceptaba ningún tipo de diatriba ni cordial ni agresiva, volvió a herir a él joven que, con la lección aprendida como la tenía, continuaba tropezando con la misma piedra una y otra vez.

¿Por qué insistía en acercarse a él si Jungkook solo ponía distancia?

-Tienes demasiada confianza en que te vayan a editar tu misterioso libro.

-En cuanto lo lean, lo harán. No tengo la menor duda. Sé que no confías demasiado en mí como escritor...

-No se trata de confiar en ti como escritor, jungkook. Se trata de que soy tu esposo, he aceptado tus tres años de paréntesis laboral para que realizaras tu ilusión, y nunca te he puesto trabas en ello. Te he dado espacio, tiempo y tranquilidad para tu afición.

-No es una afición -recalcó con la cabeza agachada.

-Lo que sea. ¿No crees que me merezco al menos un poco de tu tiempo en explicarme qué demonios estás escribiendo? Te prometí que no espiaría tu ordenador y que no haría preguntas, pero, ¡ahora sí quiero hacerlas! -Había alzado el tono de tal manera que bam se había ausentado de su cómodo cojín para acercarse a la mesa y husmear el ambiente.

Habitacion 197-KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora