CAPITULO LARGO
Durante el resto del día no sucedió nada demasiado memorable, así que aprovechó las horas nocturnas para continuar leyendo aquella novela que tan divertida le parecía, y a la vez muy romántica, con bam estirado sobre la cama y la cabeza sobre sus piernas.
jimin le había dado permiso para que el perro durmiera con él. Total, si jungkook no iba a presentarse, ¿para qué prohibirle al animal que se estuviera en su sitio? A él no le importaba y así no se sentía tan solo.
Le hubiera gustado decirle a su compañero de piso, al inquilino de la buhardilla, las nuevas noticias sobre la expansión de FISH al viejo continente. Pero, ¿para qué? Su comunicación últimamente brillaba por su ausencia y no creía que tuviese demasiado interés en su trabajo, ya que desde hacía mucho tiempo él había olvidado el hábito de preguntarle qué tal todo, cuando gracias a que jimin trabajaba, él podía escribir su, al parecer, próximo nobel.
La cuestión es que el martes, su día, llegó de manera fulminante. jimin se levantó con un nudo de nervios en el estómago que hacía siglos que no sentía. Cuando entró en el vestidor, se aseguró de guardar una rosa que guardo del ramo ya que las demás se marchitaron, la tarjeta y la pluma en el bolso. Se la pensaba devolver a su desconocido misterioso y decirle que se había equivocado de persona, por mucho que le pesara.
De algún modo, aquella estilográfica y el habían conectado, y aunque no la había utilizado aún, sentía que ya era parte de él y le tenía cariño. Era lo primero y lo último que sus ojos veían al día desde entonces.
¿Cómo desprenderse de algo tan hermoso?
El día en el trabajo pasó volando, bajo una palpable euforia por los contratos con los americanos. Ahora, todos deberían ponerse las pilas. Porque el trabajo de expansión iba a ser arduo.
Sin embargo, jimin permanecía distraído en lo que haría y en qué le diría a esa persona cuando finalmente lo viera. De hecho, estaba loco por querer ir y presenciarse en esa habitación, pero su necesidad era apremiante.
Cuando el secreto fuera desvelado, la ansiedad y la curiosidad se saciarían, y así podría dejar de pensar en ello y todo acabaría como si nunca hubiese pasado.
El Porsche lo llevaba con su clásico run run hacia el hotel 1898.
Antes de llegar, se aseguró de mirar por el espejo del retrovisor para echarse un último vistazo y repetirse como en un mantra:
-Jimin, en cuanto le digas a ese señor que no quieres nada, le das su regalo y te largas -se dijo a sí mismo mirándose a los ojos con firmeza-. No aceptarás nada más de él.
Dicho esto, dejó el coche aparcado dos calles antes del lujoso hotel, y decidió hacer lo que le quedaba del trayecto a pie.
Entrar en ese hotel era respirar señorío, cultura e historia de la ciudad, como si el pasado y el presente fueran de la mano, fundiéndose como el chocolate negro y blanco en una perfecta sinfonía.
Era una joya ubicada en Incheon y solo le queda a 26 min de su trabajo, un lujoso hotel o como la gente suele llamar a ese lugar "el paraíso".
Sí. Fuera quien fuese su anónimo, era un señor. Un ricachón, seguramente. Con un gusto exquisito y una clara inclinación por los diseños de las nuevas tendencias.
Alguien mayor, podría ser.
Pero, ¿quién era él? ¿Cómo? ¿Por qué?
Tantas preguntas bombardeaban su mente...
Jimin saludó al botones y se fue directa al ascensor. No quería registrarse en ninguna base de datos, quería hacer como si nunca hubiese estado allí, no dejar huella, como el paso de un triste fantasma que ni siquiera las cámaras registrarían.
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Habitacion 197-KOOKMIN
RomansaUn matrimonio apagado. un hombre desdichado. una invitación inesperada. uno cree que nunca haría nada, hasta que llega la oportunidad para hacerlo. que arias si tu marido te deja a un lado porque era más importante terminar de escribir un libro? Jim...