CAPITULO 2-BODA

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CUATRO AÑOS ATRÁS

-Cariño -le decía su madre Jeong-yeon sentada a su lado en el coche nupcial-. ¿Estás nervioso?

Jimin entonces contaba con veintitrés años. Todos le decían que era demasiado joven para casarse, que eso ya no se llevaba. Por lo visto, según sus amigos y sus padres, primero tenían que vivir juntos, comprobar que eran compatibles con la vida en pareja y después, decidir si dar el siguiente paso o no. El matrimonio no era ninguna broma, y el papeleo jurídico, lamentablemente, opacaba la vida marital en muchos aspectos.

Pero él no pensaba así. Su carácter romántico la llevaba a creer en historias de amor puras y auténticas, como la que vivía con jungkook desde el primer momento en el que cruzaron sus miradas.

Jimin miró a su madre con ojos brillantes, la cual llevaba una pamela lila sobre la cabeza que cubría parcialmente su cálida mirada castaña. Cuantos más años cumplía, más hermosa estaba. Sabía envejecer como nadie.

Jimin asintió con tranquilidad en respuesta a su pregunta. Franqueándola, al otro lado se encontraba su padre Byung-sun, como un fiel protector. El hombre estaba tan emocionado al mirar a su hijo vestido con ese traje blanco tan hermoso, parecía un príncipe salido de un cuento de hadas y el que apenas podía articular palabra. Solo sonreía por debajo de su espeso bigote, y de vez en cuando intentaba reprimir pucheros, que Jimin pretendía consolar apretándole la mano y entrelazando los dedos con él. Pero, ¿quién consuela a un padre al que otro hombre se llevará a su hijo del altar?

-Estoy nervioso porque es un día muy emocionante para mí - aclaró entrelazando los dedos también con los de su madre-. Desde pequeñito que sueño con este día. Soy muy feliz. kook me hace muy feliz, mamá.

Jeong-yeon parpadeó con agrado ante tal contundente respuesta y sonrió a Jimin.

-Eso es lo que me da más tranquilidad. Que Jungkook es un hombre bueno y honrado, y que te quiere con todo su corazón. Te cuidará como te mereces. Cuídalo tú también a él.

-Lo haré -sonrió con ternura-. Kook es un desastre y necesita que se hagan cargo de él. Y yo siento que le quiero desde siempre.

Jeong-yeon suspiró estudiando a su hijo con orgullo, pero sin ocultar sus dudas ante tanta veneración. -El matrimonio es un ejercicio diario, jimin, y tienes que practicarlo todos los días para que esté tonificado y en buena forma. Tú sales a correr todos los días para mantenerte en forma, ¿verdad?

-Voy a correr porque tengo la herencia genética de mis primas de Murcia. Temo tener esas caderas un día.

-Pues bien, guapas que son.

-Por supuesto.

-Lo que quiero decirte es que el matrimonio y el amor en el matrimonio, necesita de lo mismo. De mucho esfuerzo físico y mental. Nunca perdáis el hábito de estar pendientes el uno del otro. Ser pacientes y respetarse. jimin escuchó con atención las palabras de su madre, aunque sabía a fe ciega que amor nunca le faltaría. El jamás se cansaría de demostrarle a kook lo mucho que significaba para él.

Sonrió abiertamente y cerró los ojos soñadores. -Me muero de ganas de decirle sí quiero.

-Si "kookie" no te cuida, usaré la escopeta de casa, cariño.

-¡Papá! -exclamó atorando una media carcajada y reprobando su comentario. Pero cuando vio que su padre tenía los ojos brillantes y húmedos, se enterneció-. Papá, por favor, deja de llorar o saldremos de la limusina como si fuéramos a un entierro en vez de a una celebración.

-Yo solo te digo la verdad. Eres mi niño. Si jungkook no te trata como mereces, entonces, tendrá un problema conmigo.

Jimin tenía muy claro que no iba a hacer cambiar de parecer a su padre. Su padre era terco como una mula, y extremista hasta lo indecible. Si quería, quería para siempre. Si odiaba, odiaba a muerte.

Habitacion 197-KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora