೬𐇵☕Café #11: Macchiato☕ຼ້ೂ

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— ¡Estúpidos zapatos! ¡Los quemaré en la chimenea! —Refunfuñaba en voz baja mientras me sentaba esta vez en una banqueta del mostrador.

— Qué extraño... ¿Por qué te sentaste en el mostrador?— Preguntó Álvaro colocando una taza bajo la máquina de café.

El dulce y amargo aroma penetró mi nariz.

— Queda más cerca de la entrada, pienso caminar hoy lo menos posible. — Respondí con tono desagradable.

— ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?

— Ayer Steve y yo salimos en la tarde. Visitamos algunas tiendas para continuar comprando ropa para la luna de miel, me probé estos tacones, y me quedaban a la perfección. — Apunté con la mirada a mis pies. — Me gustaron demasiado así que no pude esperar a después del casamiento para usarlos... ¡Pero resulta ser que me han lastimado los pies! Tengo heridas en todos lados, dedos, planta, tobillo...

— Déjame ver... — Álvaro salió del mostrador, estaba de pie a mi lado.

— No puedo creer que deba pasar todo el día así... Y eso que solo caminé hasta casa de mi madre para llevarle un sombrero que compré para ella, y luego hasta aquí. ¿Cómo sobreviviré todo el día? — Me quejé.

Álvaro se arrodilló en una pierna y retiró ambos zapatos.

— Si que la estás pasando mal... — Admitió. — Espera un segundo.

Rápidamente desapareció de mi campo visual, para adentrarse en la cocina.

— Mira, esto te aliviará, por lo menos tus heridas no rozarán con el material del zapato.— Álvaro se arrodilló nuevamente y abrió una cajita con curitas.

— ¿Curas?— Pregunté mientras les retiraba el seguro.

— ¿Qué tal?— Preguntó colocando una en mi tobillo, eran azules, con un corazón en el centro.

Luego procedió a poner una en cada lugar donde mi piel se encontraba lastimada.

Miraba a Álvaro con detenimiento, mientras colocaba las vendas delicadamente para no lastimarme aún más.

— ¡Ya está!— Exclamó levantándose.

— Gracias... De verdad. Pero tengo una duda. ¿Curitas en la cocina? — Pregunté confundida.

— Oh no, no, estaban en mi mochila, siempre las llevo conmigo por si cosas como estas suceden, o me suceden a mí. — Explicó.

— ¿Te pones estas vendas de corazones?

— Si. ¿Qué tiene de malo?

No armaría un debate por eso, no conocía a Álvaro de años ni nada por el estilo, pero si había algo que realmente conocía de él, era que poco le importaban ese tipo de detalles.

— Nada... Olvídalo .

— Imagino que ibas a decirme que Steve no las usaría ni por un segundo. ¿No? —Predijo.

— Si... ¿Cómo lo sabes?

— Es difícil de explicar... ¿Qué vas a beber hoy?

— Algo sencillo... Un macchiato.

Café Macchiato☕: Mezcla de espresso y leche, esta última en menor cantidad que el primero.

¿Cómo va todo con tu compañera de trabajo? — Me preguntó.

— Es un caos, una erupción volcánica... ¡Una explosión nuclear!

— Si que te dejó bien traumadita la verdad...

— Para ella todo lo que hago está mal... Pero debo soportarla si quiero conservar mi empleo.

— ¿Y cómo funciona? ¿Terminas haciendo lo que ella desea para que te deje en paz?

— ¡No!— Exclamé golpeando el mostrador con mi mano cerrada.

Álvaro se sobresaltó tras el ruido.

— ¡Casi derramo el café sobre mi uniforme! — Exclamó.

— Lo siento... No es buena idea que me siente aquí, aunque sería más cómodo para tí si conversamos y a la vez puedes continuar tu trabajo.

— ¿Y te gusta estar cerca de la cafetera no?

— Si... La verdad si.— Admití entre risas.— ¿Has hablado con Fanny?

— No, planeaba llamarla hoy... ¿Sabes qué flores le gustan?

¿Pero qué? Esto está resultando a la perfección...

Sus favoritas son las margaritas... Lo sé, inusual.— Respondí inmediatamente.

— Ya veo, buscaré algunas para ella.— Álvaro colocó mi café sobre el mostrador.

— Es una buena idea, le encantará... Veo que disfrutas de su compañía.— Utilicé una estrategia mientras daba un sorbo al macchiato.

— Si, y mucho, Fanny me alegra el día para ser sinceros. No entiendo por qué no han podido darle el valor que merece, es tan... Graciosa y bonita.

En ese momento, surgió un sentimiento oscuro y extraño dentro de mí.

¿Qué es esto que siento?

Me alegra escuchar que creas eso... Es lindo escucharte cuando hablas de ella.

De repente, mi celular vibró, había recibido un mensaje de texto de Steve, era una invitación a salir, un todo en uno, pasear por la arboleda de la mano, luego cenar en un restaurante donde habría un concierto de una artista novata y por último ir a la discoteca.

Me demoré un poco, tras continuar mirando la pantalla a pesar de haber leído el mensaje.

— ¿Está todo bien?— Preguntó Álvaro.

— Si, es solo Steve haciendo planes para esta noche.

— Debes ser muy feliz con él. ¿No?

— Lo soy, no puedo quejarme del novio que tengo, un hombre como ese no se consigue todos los días... Espero que encuentres a alguien de quien puedas hablar así, tal como yo hablo de Steve.— Me sinceré.

— La persona que me gusta también es inigualable, pero tristemente no puedo hablar de ella como si fuera mi pareja...

Está hablando de Fanny... Lo sé.

— Y dime... ¿Ella es linda?

De esta no te escaparás, dijiste que Fanny era linda, así que estás atrapado...

— Lo es, mucho...

— ¿Tan hermosa como Fanny?

— Creo que todas las chicas son hermosas, solo que a algunas se les nota a simple vista, y otras debes profundizar, pero siempre hay algo hermoso dentro de ellas... Fanny tiene la suerte de ser hermosa por fuera, y también por dentro.— Expresó.

— ¿Si que lo es verdad?

— Aunque tú también eres... Bonita... ¿Sabes?

Ahí estás otra vez... ¿Por qué te aceleras así maldito corazón?

Mira la hora... Debo irme... Toma el pago y quédate con el cambio.

Nerviosa pagué mi café y desaparecí de su vista.

— ¿Te vas a ir descalza?— Preguntó parado en el umbral mientras yo caminaba por la acera. Traía mis tacones en sus manos.

— Los había olvidado... Soy una tonta.— Respondí sonrojada.

Qué vergüenza... ¿Quién rayos se va descalza como si nada? ¿Sin siquiera percatarse?

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Hueles a café☕. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora