Cuando entras a una cafetería lo último que imaginas es encontrarte a uno de los meseros en el suelo acariciando a un gato.
— ¿Álvaro? ¿Qué haces?— Pregunté ansiosa.
— Este gato estaba aquí cuando abrimos hace un rato, debió colarse anoche... Solo míralo, es un pequeño...— Respondió mientras deslizaba la palma de su mano sobre el pelaje del pequeño animal.
— ¿Crees que tenga un hogar?— Pregunté preocupada.
— No lo creo... ¿Tienes mascota?— Preguntó levantándose del suelo, noté lo afectada que aún estaba su garganta.
— No yo... Pues... Me gustan pero no tengo porque...
— Déjame adivinar.— Me interrumpió mientras sacaba dinero de su bolsillo y lo colocaba en la caja registradora.— ¿A Steve no le agradan los animales no?
Otra vez tenía razón, pero ya era algo que me resultaba vergonzoso, el hecho de que creyera que dependía completamente de las decisiones y preferencias de Steve me atormentaba, así que ante su suposición solo bajé la mirada y guardé silencio... Fue la mejor respuesta que encontré.
— ¿Por qué has puesto dinero en la caja registradora?— Pregunté confundida.
— Compré esto.— Me mostró un frasco de leche.
— ¿Y eso para qué?
— ¿Quién sabe desde cuándo no se alimenta?— Respondió arrodillado vertiendo la leche sobre un recipiente frente al gatito, este inmediatamente comenzó a beberla.
Aquella imagen me estremeció... Un chico gentil, con uniforme de mesero, alimentando a un gatito callejero.
Es demasiado tierno...
— ¿Te quedarás ahí parada o te sentarás a beber tu café mañanero?— Preguntó levantándose.
— Oh...
— Aprovecha que está desocupado el lugar junto a la ventana.
— ¿Ey cómo sabes?
— Llevo días y días viendo cómo priorizas ese sitio... ¿Qué lleva tu orden?
— Unos brownies y un Piccolo Latte.
Café Piccolo Latte☕: Mezcla de espresso y leche desnatada.
Me acomodé junto a la ventana a esperar mi pedido, cuando recibí un mensaje de Steve avisándome que llegaría en unos minutos.
Extrañaba escribir en mi libreta, pero decidí continuar la nueva novela en casa, en la laptop.
Mientras observaba los pájaros en las copas de los árboles de la acera de enfrente y escuchaba toser a Álvaro desde el mostrador, una pareja caminaba junto a su mascota, un Beagle.
En ese momento una lágrima cayó sobre la madera de la mesa.
— ¿Y esa lágrima? ¿Está todo bien?— Preguntó Álvaro sentándose frente a mí, colocando mi pedido sobre el mantelito.
— No es nada... Solo recordé una mascota que tuve, cuando era pequeña... Acabo de ver un perro idéntico.— Me sequé las lágrimas.
— ¿Quieres contarme sobre eso? ¿O prefieres no hablarlo?
— Su nombre era Garfio... Lo llamé así porque era mi villano mi favorito. Era un perro de raza Beagle. Me lo regalaron mis padres en mi cumpleaños número 4, y estuvimos juntos hasta mis 12. Él... — Hice una pausa para contar la peor parte.— Estaba muy enfermo, y sentía dolores agonizantes, el veterinario nos aseguró que pronto moriría, Pero desgraciadamente soportando un terrible dolor. Nos dieron la alternativa de sacrificarlo, después de todo estaba a punto de morir y estaba sufriendo mucho... Así que eso hicimos...— Estallé en sollozos otra vez. — No pudimos hacer nada por... — El nudo en la garganta me dificultaba hablar.— Por ayudarlo.
— No Kate...— Colocó una mano sobre mi hombro.— No había otra opción, no fue culpa de nadie que eso sucediera. Lamento mucho que hayas tenido que recordar eso... Yo también perdí una mascota... Un Bóxer, lo perdimos cuando tuvimos un accidente de auto.
— Lo siento... Es terrible que la vida te arrebate un ser que quieres como si fuera una persona.
— Se vuelve parte de tu familia... Ey... ¿Por qué no adoptas al gatito?
— Oh no...— Sequé mis lágrimas.— Me gustaría pero cuando Steve y yo vivamos juntos... ¿Qué haré con él?
— Entonces no me queda de otra... Yo lo llevaré.
— ¿De verdad?
— Necesito un compañero en mi casa además de mis padres... ¿Qué crees amiguito? ¿Te gustaría vivir conmigo?— Le preguntó al gatito mientras aún lamía el recipiente embarrado.
— Buenos días mi amor.— Nos interrumpió Steve. — ¿Por qué tus ojos están rojos? Estabas llorando... — Besó mis labios y entrelazó sus dedos en mi cabello.— ¿Qué tal Álvaro?— Le saludó.
— Hola... Todo bien— Le respondió.
— Solo le estaba contando a Álvaro sobre una mascota que tuve.
— ¿Has tenido animales? ¿Por qué no me lo has contado?
— Es solo que... Como te desagradan decidí mejor no tocar el tema.
— Si es algo importante para ti... Debiste contármelo, que hayas tenido una mascota no significa que la tendrás ahora que viviremos juntos .— Me aclaró de una manera muy peculiar.
— ¡Buenos días gente linda!— Nos saludó Fanny.
Lleva viniendo dos días seguidos... ¡Es cierto anoche estuvo en casa de Álvaro!
— Llegó el circo señores.— Le saludó Steve.
— Hola Fanny. — Agregó Álvaro.
— ¿Por qué estás tan feliz?— Pregunté con tono a: ¿Pasó algo anoche?
— Siempre estoy así... ¿No?— Preguntó sentándose junto a Álvaro.
Es cierto, qué tonto de mi parte...
— Bueno yo...— Respondí nerviosa.
— Estábamos hablando de animales. ¿Sabes? Pero no mencionamos a las urracas así que no tengo idea qué haces aquí.— Me interrumpió Steve por suerte, para insultarla amorosamente como de costumbre.
— Ohhh... Seguro ya hablaron de burros con ropa porque... Estás aquí...— Le respondió con voz de mosca de muerta.
— Jaja, muy chistoso.— Dijo sarcásticamente.
— Me alegra que te haya gustado...— Le respondió.
— ¿No conoces el sarcasmo?— Arqueó una ceja.
— Si tal vez tú lo conocieras habrías entendido mi respuesta...— Golpeó suavemente su frente.
— ¿Qué van a ordenar?— Les interrumpió Álvaro.
— Si te preocupa que esto pueda terminar en una pelea... Tranquilo, se insultan así pero la verdad es que se quieren mucho.— Le expliqué.
— ¿Cómo podría querer yo a esta cosa?— Preguntó Steve arrogantemente.
— Por supuesto que me amas... Idiota.— Respondió Fanny.
Esto será largo... Por suerte ya casi debo irme a la editorial.
☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕☕
![](https://img.wattpad.com/cover/373953907-288-k110588.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Hueles a café☕. (Terminada)
RomancePRIMERA PARTE DE LA BILOGÍA: AROMA A CAFÉ Y MALTEADA. Kate amaba el café, más que eso, necesitaba su café mañanero a diario, de lo contrario su cerebro no funcionaba y tenía el peor día de su vida. Por suerte, a dos manzanas de su apartamento había...