೬𐇵☕Café #34: Coconut Milk Latte☕ຼ້ೂ

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Al haber perdido mi batalla, me ví obligada a continuar visitando Café Contigo, y tras atravesar el marco Álvaro sonrió pícaramente.

Su expresión fue de: Siempre volverás.

Buenos días, Kate Winner.— Me saludó él altaneramente.

— Días, solo días. Buenos los coscorrones que quisiera darte... Estás jugando con algo serio.— Le advertí.

— No permitiré que dejes de visitar este sitio cada mañana, ya hablamos sobre eso... Además, ¿crees que vale la pena por un beso?— Me reprochó él.

— Dos.— Le aclaré.

Él arqueó una ceja y me miró de arriba a abajo.

— ¡Ya basta o me iré!— Exclamé entre risas golpeando suavemente su hombro.

En ese momento Fanny se adentró en el lugar y corrió hacia nosotros.

— ¡Kate!— Exclamó entre sollozos.

— ¿Qué...?— Estaba confundida.

— ¡¿Fanny?!— La sacudió Álvaro.— ¿Qué sucedió?

— ¿Por qué estás llorando?— Pregunté preocupada.

— Es que... Ellas... Es que...— Intentó explicarnos, pero el nudo en la garganta no se lo permitió.

— Sentémonos, por favor.— Dijo Álvaro llevándonos a la mesa más cercana.— Te traeré un azteca y un muffin para mejorar tu humor, enseguida regreso. ¿Qué hay de ti Kate?

— Un Coconut Milk Latte. ¿Conoces la preparación? Se que es algo exótico.

Café Coconut Milk Latte☕: Espresso, leche de coco al vapor y espuma de leche de coco, en ese orden de manera ascendente.

— Tranquila, prepararé todo, cuida de Fanny hasta que regrese.

La forma en que Álvaro comprendía y se apiadaba de los demás era de sus más encantadoras características.

— Respira, lentamente...— Le dije a Fanny mientras acariciaba su mano.

— Nunca debí haber intentado algo así... Soy una estúpida.— Respondió repentinamente.

— Explícate... Por favor. Soy tu mejor amiga, estoy aquí para escucharte, apoyarte, y romperle la cara a cualquiera.

Fanny se limpió las lágrimas con los dedos y suspiró.

— No te había contado sobre eso, pero en la Universidad unas chicas cuchicheaban en los pasillos que mi ropa era fea.

Fanny solía vestirse algo pasado de moda, como si se hubiese quedado en otra época, o como actualmente se visten los ancianos. En la preparatoria tuvo problemas por ello, e intentó vestirse a la moda, incluso en sus citas con Álvaro cambiaba su look. Pero confesó que se sentía cómoda usando sus faldas raras y zapatos de abuelita.

— ¿Por eso te encuentras en ese estado? Sabes que el que esas tontas hablen de ti no debe interferir en tu felicidad... No te aflijas por ello. Eres especial.— Le recordé.

— No es solo eso, comenzaron a comentarlo con los chicos y algunos me pusieron sobrenombres. Parece muy inmaduro, es increíble que en la universidad pasen cosas como esta... Pero eso no es todo, ese grupo de chicas ayer en la mañana me pidieron salir en la noche, y eso hice creyendo que formaríamos lazos, pero solo me dejaron sentada en un restaurante con un anciano... Me habían preparado una cita con él, y me ví en la necesidad de empujarlo porque me persiguió.

— ¿Pero quiénes se creen ellas? ¿La Princesa Diana? — Pregunté enojada.

— Me las he topado hace unos minutos y me preguntaron cómo me había ido en la cita... Y me mostraron una publicación, una de ellas había tomado una foto en el momento que el anciano se sentó junto a mí y la difundió en su perfil de Facebook.

— ¡Eso es inadmisible!— Exclamé, todos en la cafetería se quedaron mirando.

— Kate... Por favor...— Me regañó Álvaro mientras colocaba nuestros pedidos en la mesa.— ¿Qué tal?— Preguntó sentándose junto a Fanny.

— Ha sido horrible... Demasiado, es algo inadmisible, incluso puede denunciar a esas idiotas. ¡Si no me las presentas, me apareceré en tu maldita Universidad y las buscaré hasta debajo de las baldosas!— Exclamé nuevamente aún más enojada.

No entendía como podían sucederle cosas tan terribles a mi mejor amiga, sobre todo por la clase de persona que era.

— Cuando Steve sepa sobre esto...

— ¡No! Steve no debe saberlo.— Me interrumpió ella.— Sabes que sus reacciones son peligrosas, lo mejor será que no le cuentes.

— Debemos hacer algo, Fan.— Le recordé dando un sorbo a mi coconut.

— ¿Podrían explicarme qué está sucediendo?— Preguntó Álvaro confundido.

Fanny le contó lo ocurrido y este mostró una expresión de aflicción en el rostro.

— Definitivamente no pueden quedarse las cosas así... No admito que continúes como si nada hubiera pasado.— Le aconsejó él.

— Estoy hablando enserio, si no haces algo, yo lo haré, y créeme que podría ir a la cárcel.— Le aclaré.

— Le diré al rector.— Dijo ella.

— Lo espero, sino me veré obligado a acompañar a Kate a tu universidad.— Se cruzó Álvaro de brazos.

— Aún así, ellas tienen razón, me gusta la ropa pasada de moda... Me veo horrible... Nunca podré ser como ellas, ni tampoco como tú Kate. Quizás por eso encontraste un novio lindo y perfecto como Steve, con el cual estás a 6 días de casarte. Y yo nunca podré.— Fanny agachó la cabeza encima de la mesa e intentó ocular sus lágrimas.

— Por favor... No, dijiste que no volverías a rebajarte de esa forma. Eres especial Fanny... Eres mágica, solo tú no lo sientes, eres la única incapaz de verlo.— La consolé.

— Fanny... Hay algo que quiero decirte, no estás sola en esto, tienes a Kate que es tu mejor amiga, también a Steve que es tu mejor amigo... Y me tienes a mí, porque... Me gustas.— Dijo Álvaro agarrando sus manos.

La mirada de Fanny se perdió en las pupilas amarillas de Álvaro.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Escuché mal?

— ¿Cómo?— Preguntó Fanny sin ninguna expresión facial. Estaba en shock.

— Lo que escuchaste, me gustas, simplemente me gustas. Y me gustaría saber si tú... Bueno... Compartes el mismo sentimiento, y quieres quedarte a mi lado.

En ese instante una electricidad extraña recorrió mis entrañas, y entendí todo.

Mi corazón estaba roto, en miles de pedazos, no debía, pero así era.

Me dolía, me quebraba, pero sabía que eso sería lo mejor. Y con el alma desgarrada, me tocó fingir que estaba feliz.

Me sentí la peor amiga del mundo, sobre todo por la situación en la que se encontraba, no una extraña, sino mi mejor amiga.

Y finalmente, con los ojos brillantes debido a las lágrimas que estaban a punto de resbalar por mi rostro, me levanté, coloqué el dinero encima de la mesa, y me despedí con la excusa de que lo mejor sería dejarlos solos. 

Con el corazón estrujado y la mente rota...

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Hueles a café☕. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora