Capitulo 6: El pasado vuelve a morder

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HAIYUN KIM

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HAIYUN KIM

18 AÑOS

La horda de zombis avanzaba implacable. Aunque nuestros esfuerzos por mantenerlos a raya eran desesperados, la cantidad parecía multiplicarse con cada flecha y bala disparada. El agotamiento se apoderaba de nosotros. Teníamos que pensar en algo rápido o estaríamos acabados.

—¡Por aquí! —grité, recordando el callejón detrás del instituto que daba al bosque.

Corrimos hacia el callejón, ayudando a nuestros compañeros a trepar el muro uno por uno. Pero el tiempo era nuestro enemigo. Los zombis nos habían localizado y estaban a punto de rodearnos.

—¡Rápido, cruza! —urgué a los últimos rezagados mientras intentaba contener la marea creciente de criaturas.

Mis amigos, junto a algunos compañeros, y yo quedamos atrapados. No había forma de retroceder. Era una lucha de vida o muerte.

—¡Sigue disparando! —ordené, intentando mantener la calma.

Juwon disparaba flechas con precisión mortal, mientras Azumi y yo usábamos nuestras pistolas y bates para mantener a raya a los zombis. La batalla era feroz y agotadora. El sonido de las balas, los gemidos de los zombis y nuestros propios gritos se mezclaban en una sinfonía de caos. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, logramos abrirnos paso y correr hacia las escaleras que llevaban al techo de la escuela.

Agotados y heridos, pasamos varias horas en el techo esperando un rescate que nunca llegaba. La esperanza de que los chicos que habían escapado pudieran traer ayuda empezaba a desvanecerse. El silencio era abrumador, y la tensión se podía cortar con un cuchillo. Mire a mi alrededor, solo habían quedado diez de nosotros en el instituto, además de mis amigos y yo, también estaban Lilly y su novio. Las chicas que estaba en el gabinete, lograron escapar con el resto de nosotros, al menos la mayoría estaría bien, eso creía.

De repente, Lilly comenzó a actuar de manera extraña. Su rostro se tornó pálido y comenzó a vomitar sangre. Me acerqué a ella, preocupada, pero retrocedí horrorizada al ver una mordida en su brazo derecho.

—Lilly... —susurré, pero no hubo respuesta. Ella permanecía de espaldas en una postura antinatural.

Juwon me tomó de la mano y me alejó. Su novio, ignorando nuestras advertencias, se acercó a ella. En un parpadeo, Lilly se volvió y lo atacó, devorándolo con una ferocidad inhumana.

—¡Rápido, hay que irnos de aquí! —gritó Daiki, y todos corrimos desesperados hacia las escaleras, dejando atrás a Lilly y su novio.

Al bajar, nos encontramos con un silencio inquietante. No había zombis a la vista, solo un vacío que parecía aún más peligroso.

—Es extraño, ¿por qué no hay zombis? —susurró Juwon.

Nos ocultamos en el salón de arte, cuando escuchamos unos pasos firmes pero lentos acompañados de una canción que nos heló la sangre.

—Esa canción... —murmuré, mirando a mis amigas que compartían el mismo terror.

Me asomé y lo vi. El rostro del pasado que tanto temíamos había vuelto. Caminaba a paso lento, revisando cada uno de los salones, mientras arrastraba un hacha manchada de sangre. Mis amigos notaron mi expresión de pánico.

—¿Qué te pasa, Haiyun? ¿Quién está afuera? —preguntó Juwon.

—Chicas... él está aquí —dije, y el horror se apoderó de ellas. Sabían perfectamente de quien estaba hablando, esa canción, lo decía todo.

—¿De qué hablan? ¿Quién es, qué pasa chicas? —preguntó Yoshijo, pero no había tiempo para explicaciones. Debíamos escapar, no solo de los zombis, sino de él.

—¿Cómo saldremos de aquí sin que nos vea? —preguntó Hayeonk.

—Creo que tengo una idea —dijo Suri, levantando un vaso de vidrio y lanzándolo lejos. El ruido atrajo al chico con el hacha hacia el lugar equivocado.

Corrimos hacia la puerta principal del instituto, pero estaba cerrada. Las llaves estaban en la bodega, demasiado lejos. Intentamos abrirla de todas las formas posibles, golpeabamos la puerta y eso causó ruido lo que atrajo a tres zombis más.

Pero esta vez no íbamos a huir, cuando estábamos a punto de ser atacados, o de atacarlos a ellos, alguien llegó y los cortó por la mitad. Los zombies cayeron hechos pedazos mientras se sumergían en un charco de sangre, estábamos atónitos. Entre las sombras, una silueta se acercaba cada vez más hasta que pudimos ver con claridad el rostro de aquella persona llena de sed de venganza.

—Hola chicas ¿Me extrañaron? —Su voz profunda e inquietante, sus ojos oscuros y misteriosos, su mirada que causaba escalofríos, estaba aquí, nuestra sombra del pasado, había vuelto. En ese momento había preferido encontrar a un zombi antes que a él.

—¿Acaso pensaban irse sin mí? Qué triste...

Estábamos acabados.

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