Capitulo 9: Entre el dolor y la desesperación

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HAIYUN KIM

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HAIYUN KIM

18 AÑOS
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El sonido de los zombis se acercaba, con un murmullo macabro que crecía en intensidad. No había escapatoria. Podía sentir cómo la desesperación se apoderaba de todos. El miedo nos paralizó. La multitud de zombies se acercaba, y no teníamos escapatoria. Pero entonces, Yeong tomó el liderazgo. —Tenemos que encontrar una salida — gritó. —¡Rápido!

Corrimos hacia la parte trasera del almacén, buscando una puerta o una ventana que nos permitiera escapar. Pero todos los accesos estaban bloqueados. Los zombies nos rodeaban, cada vez más cerca.

—¡La escalera de emergencia! —Azumi  Señaló hacia una escalera de incendios que subía hacia el techo.

No perdimos tiempo. Subimos la escalera, con los zombies detrás de nosotros; me preocupaba yeong, había quedado al final de la escalera después de asegurarse de que todos subieran, escuché como luchaba con uno de ellos pero logró subir. Al llegar arriba, nos encontramos en el tejado del almacén. La ciudad se extendía ante nosotros, con un paisaje desolado y peligroso.

Pero no teníamos tiempo para mirar. Los zombies subían la escalera, y teníamos que encontrar una forma de bajar al suelo sin que nos atraparan.

Yeong miró alrededor, buscando una solución. Y entonces, vio algo. —La cuerda de la antena —Señala con una voz extrañamente débil. —Podemos usarla para bajar.

No era un plan perfecto, pero era nuestra única opción. Tomamos la cuerda y empezamos a bajar, uno por uno, hacia el suelo.

Mientras descendíamos, los zombies nos gritaban y trataban de agarrarnos. Pero logramos evitarlos y llegar al suelo sanos y salvos.

Una vez abajo, corrimos lo más rápido que pudimos, alejándonos del almacén y de los zombies. No sabíamos hacia dónde íbamos, pero sabíamos que teníamos que seguir adelante.
 
Con la respiración agitada y el pulso acelerado caminamos en silencio entre las calles desoladas, el aire frío del anochecer cruzaba por nuestros rostros inexpresivos, solo veíamos como la ciudad ahora era todo un desastre y no había ni un lugar que no estuviera salpicado con sangre. Yeong detuvo el paso al igual que nosotros, se quedó mirando a un lugar en específico; era un edificio que a simple vista parecía estar abandonado, estaba en ruinas, no estará pensando que entremos allí ¿o si?

—Deberíamos… refugiarnos ahí —Con eso yeong confirma mis sospechas, se que no es buena idea estar en medio de las calles y menos en un apocalipsis zombie, pero no sabemos si lo que nos espera en ese edificio es peor.

—¿Estas seguro? No parece estar en buen estado —mencionó suri, apenas podía estar de pie, y su voz era débil y entrecortada, necesitaba descansar, todos lo necesitábamos.

Sin tiempo para pensar, nos dirigimos  hacia el lugar, esperando que fuera seguro. El edificio se alzaba como un espectro del pasado, sus paredes desmoronadas cubiertas de hiedra y musgo. Las ventanas, antaño brillantes, eran ahora huecos oscuros y vacíos, con vidrios rotos que colgaban precariamente de los marcos oxidados. El techo, parcialmente derrumbado, dejaba ver vigas de madera carcomidas, como huesos expuestos al cielo gris. Un silencio ominoso lo envolvía todo, interrumpido solo por el susurro del viento que se colaba por las grietas y el crujido distante de las estructuras que aún resistían el paso del tiempo. El aire estaba cargado de polvo y humedad, impregnando el lugar con el olor acre del moho y la descomposición. Parecía que estaba solo desde antes de que llegarán los zombies.

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